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«Vivía como un perro»: revelan el calvario que sufrió el peón chileno en la chanchería de Santa Cruz


Juan Mansilla Alvarado se reencontró con su familia tras 20 años. La dependencia extrema con los dueños y el misterio de dos balazos en la cabeza.

Juan Felipe Mansilla Alvarado se reencontró con su familia en Chile después de 20 años. Para sus seres queridos, su desaparición había sido un misterio y pensaban que estaba muerto hasta que se enteraron que era esclavizado en una chancheria de Río Gallegos, provincia de Santa Cruz.

En las últimas horas, se conocieron desagradables detalles de los abusos a los que era sometido en uno de los predios pertenecientes a los dueños -un matrimonio ahora detenido- ubicado sobre la ruta provincial 53.

«Vivía como un perro en una pocilga. Tenía un cuartucho con una cama impresentable, sin baño ni comodidades. Pero para él, esa era su casa», reveló Christian Blanco, cónsul chileno de Río Gallegos.

Mansilla Alvarado sufre un retraso madurativo y había desarrollado una relación similar al «Síndrome de Estocolmo» con los dueños. Le decían que era su hombre de confianza y lo utilizaban para que les cuente información de todo lo que pasaba en el interior sobre posibles salidas de los otros trabajadores.

«Él generó una dependencia extrema con el dueño de la chanchería. Es lo que se llama el Síndrome de Estocolmo. Era como su mano derecha, pero en condiciones paupérrimas. Era como su animalito«, agregó el cónsul en diálogo con el portal chileno Emol.

Blanco, que participó de la repatriación de Mansilla a su país, contó que sólo pudo hablar «sólo cinco minutos» tras su liberación de la granja porcina.

«En todo momento preguntaba por su celular. A él lo controlaban con la hora y eso le preocupaba. Aún sentía que debía volver al lugar«, explicó.

En relación a los abusos recibidos, describió que «fueron en gran cantidad y de todo tipo», al mismo tiempo que reveló: «Al realizar exámenes médicos se comprobó que tiene dos impactos de bala en su cabeza«.

​En cuanto a la detención de los dueños de la chanchería, el cónsul manifestó que la víctima «no está para nada en condiciones de declarar en el juicio». Y añadió: «La fiscalía me pidió solamente que estuviera a salvo con su familia y mantener contacto con ellos».

Por último, se refirió a la reacción de los familiares en medio del reencuentro luego de dos décadas: «Para ellos estaba muerto, no sabían de su paradero. Un tío viajó el martes pasado, lo fue a buscar y el viernes se lo llevó a Punta Arenas».

El caso

Todo comenzó tras la denuncia de una joven venezolana en noviembre pasado contra los propietarios de un predio ubicado en la ruta provincial 53 donde funciona una chanchería. Se acercó a la Comisaría Segunda y le dijo a los efectivos que prestaba funciones como gerente en la granja, donde vivía junto a los cerdos que eran faenados.

El Juzgado Federal ordenó un allanamiento y rescató a 19 trabajadores que cumplían diferentes funciones. Los dueños se presentaron y fijaron domicilio por la causa que continuó su curso, informó La Opinión Austral. La instrucción fue llevada adelante por el Juzgado Federal de Río Gallegos, a cargo de Eduardo Vázquez y el secretario Carlos Cerezoli.

Fuentes citadas por el medio sureño señalaron que los trabajadores, entre ellos Mansilla Alvarador ,»tenían en algunos casos un tacho para hacer sus deposiciones, magros sueldos y malos tratos, eran condiciones de semiesclavitud». Cumplían diferentes funciones tanto en ese predio como en una de las panaderías propiedad de un matrimonio.

El ciudadano chileno siguió trabajando los últimos meses en la granja bajo la supervisión de un administrador designado por el juzgado federal de Río Gallegos. Pero la causa se reactivó la semana pasada con la detención de los dueños por entorpecer la investigación al intentar comunicarse con Mansilla para ofrecerle nuevas tareas.

Finalmente, la Policía rescató al trabajador que vivía en un cuarto dentro del local, luego de un allanamiento realizado por la división Trata de Personas de la Policía de Santa Cruz, a instancias del Juzgado Federal.

La Justicia pudo establecer que Mansilla había llegado a Río Gallegos hace 20 años. Desde ese entonces, había perdido contacto con su familia, de la isla de Chiloé, al sur de Chile. El consulado chileno logró contactar a sus familiares y el hombre volvió a su país..

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