La educación en nuestro país tiene múltiples desafíos a futuro. El modelo de la virtualidad que estrenamos en la pandemia y el surgimiento de la inteligencia artificial (IA) ponen sobre la mesa interrogantes para la pedagogía de hoy y de mañana. Rose Luckin es profesora del University College London y experta en IA, y fue nombrada como una de las 20 personas más influyentes en la educación en la lista Seldon, que se hace en el Reino Unido para destacar a los especialistas con capacidad de impactar positivamente en escuelas y universidades.
Luckin habla con Clarín sobre cómo utilizar la IA en las aulas y también problematiza sobre cómo impactan en los alumnos las clases híbridas que proponía incluir en Argentina el proyecto de ley Ómnibus que debate el Congreso.
La británica es una de las personas que más conoce el mundo de la inteligencia artificial en la educación. Tiene un interés particular en su uso para abrir la que considera es la “caja negra” del aprendizaje, para mostrarles a los maestros y estudiantes el detalle de su progreso intelectual, emocional y social. La profesora de “Diseño Centrado en el Alumno” cuenta con una investigación que involucra el diseño y la evaluación de tecnología educativa utilizando teorías de las ciencias y técnicas de aprendizaje de la IA.
Rose fue una de las oradoras en el “IFE Conference” en el Tecnológico Monterrey, que se desarrolla esta semana en esa ciudad de México y fue creada por el Institute for the Future of Education de esa institución académica para proporcionar cada año un evento internacional de innovación educativa y perspectivas del futuro.
La especialista manifiesta que “como humanos tenemos que honrar nuestra propia inteligencia humana y tenemos que pensar en educar a la gente sobre la inteligencia artificial. Todos necesitamos tener una comprensión básica de lo que puede hacer, de lo que no puede hacer y de cómo deberíamos relacionarnos con ella”.
–¿Cómo sería el uso apropiado de la inteligencia artificial en las aulas?
–Yo creo que la inteligencia artificial se puede usar de mejor manera como si fuera un asistente para el aula. Por ejemplo, puedes usar una herramienta de IA para escribir contenido que te pueda ayudar para enseñar. Pero para eso el profesor tiene que ser un experto en la materia para saber si lo que está escribiendo la IA es bueno para ser utilizado.
Pero si sabe cómo utilizar la herramienta, le puede ayudar al profesor a ahorrar muchísimo tiempo. Cuando esté satisfecho con la información que la IA le creó, puede pedirle diferentes versiones de esa información para tener una amplia variedad de datos. O también el docente podría crear una caja de chat donde los alumnos puedan evacuar sus preguntas cuando el profesor no esté.
–En Argentina, los estudiantes recurren al chat GPT, pero no le avisan al docente que lo están utilizando. En este sentido, si hay que tomar a la IA como un asistente y somos nosotros mismos los que le damos sentido a esa herramienta, ¿cómo se puede evaluar la utilización de esto en los alumnos?
–Es una muy buena pregunta. Creo que debemos pensar una manera en la que podamos reasignar las tareas, para que así sea algo que la misma inteligencia artificial no pueda hacer por su propia cuenta.
La inteligencia artificial no comprende lo que le está produciendo al alumno. Lo hace y listo. En cambio, el objetivo del alumno, para aprobar la materia, es comprender los procedimientos que hizo para llegar a ese resultado. Por esa razón, necesitamos pensar de manera cuidadosa cómo asignamos las tareas.
Entonces, podríamos educar a los alumnos para que ellos nos digan abiertamente la manera en la que se utilizó chat GPT, cuál fue la información que ellos le dieron al chat GPT para que les diera esa serie de respuestas, para que así lo pudiéramos implementar dentro de las tareas y de una manera abierta, donde se sepa que se utiliza para que no sea un secreto. Tenemos que volver a pensar la manera en la que asignamos las tareas, cómo están pensadas.
–En Argentina hay un nuevo presidente y acaba de llevar al Congreso una serie de modificaciones. En torno a la educación, hablaba sobre “los estudios a distancia híbridos como alternativa a la educación presencial a partir del segundo ciclo del nivel primario”. ¿Esto es recomendable?
–Hay mucha evidencia que dice que una mezcla de la interacción humana y la inteligencia tecnológica es la mejor manera de producir conocimiento. Porque esa interacción humana es muy importante y no deberíamos dejar a la tecnología hacer todo. Tiene que estar balanceado.
No obstante, ha habido muchos estudios recientes sobre la pandemia en la que los niños crecieron con desventaja para enfrentar el mundo porque no tuvieron suficiente interacción humana. Tuvieron una peor experiencia en la pandemia que los estudiantes que eran más probables de lograrlo bien.
–¿Cuál es el principal desafío de la inteligencia artificial?
–Creo que ahora el mayor desafío que tiene la inteligencia artificial es cómo los educadores tienen el acceso, tienen la información necesaria, para saber que están utilizando bien la inteligencia artificial para que también se pueda utilizar bien para los estudiantes.
Monterrey. Enviada especial
AS