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Los líderes europeos intentan convencer a Hungría de aprobar el paquete de ayuda a Ucrania

El tiempo juega en contra de Ucrania. El dinero para financiar su maquinaria administrativa y garantizar el funcionamiento del país se agotará en el mes de marzo y su único salvavidas hoy por hoy es la reforma del presupuesto europeo y el paquete de 50.000 millones de euros propuesto por Bruselas para dar estabilidad financiera a Kiev. La decisión sigue, sin embargo, pendiente del único líder europeo, el primer ministro Viktor Orbán, que se opone a dar un cheque en blanco a Ucrania y exige mantener su capacidad de vetar la ayuda todos los años. ¿Cederá finalmente en su pulso?

Es la pregunta que se hacen el resto de dirigentes europeos que, a partir de las 10 de la mañana, se reúnen en Bruselas en una cumbre extraordinaria convocada para resolver lo que no fue posible en diciembre: un acuerdo sobre la ayuda a Ucrania y la revisión del presupuesto para los próximos cuatro años. «Esperemos que haya sabiduría y prevalezca la responsabilidad», apunta un diplomático europeo, pero «habrá que esperar al inicio de la reunión para conocer el margen de maniobra de Orbán. Nosotros queremos un acuerdo a 27, porque es lo más eficiente y la mejor forma de gastar el dinero en Ucrania, pero no reabriremos el acuerdo de diciembre», añade otro alto cargo.

Es decir, el texto que servirá de base a la negociación es el mismo, con las mismas cifras que aceptaron en diciembre pasado 26 de los 27 líderes europeos. Todos salvo Orbán. Una revisión del presupuesto con una dotación adicional de 64.600 millones, de los cuáles 50.000 millones –17.000 millones en subvenciones y 33.000 millones en préstamos– serán para Ucrania.

Gesto hacia Budapest

Para sortear el veto húngaro, la propuesta de compromiso incluye un nuevo párrafo con el compromiso a mantener, sobre la base de un informe de la Comisión, un debate anual durante los próximos cuatro años sobre la implementación de la ayuda a Ucrania «con vistas a ofrecer una guía sobre el enfoque de la UE hacia la situación derivada de la guerra de agresión de Rusia contra Ucrania», señala el borrador consultado por EL PERIÓDICO, del grupo Prensa Ibérica. No se incluye, en cambio, la exigencia húngara de que el dinero a Ucrania se valide cada año, una línea roja para muchas capitales.

Durante la reunión preparatoria de los embajadores permanentes de la UE celebrada este miércoles, el representante de Hungría ha mostrado la disposición de su país a «trabajar intensa y constructivamente hacia una solución» pero ha insistido en que Hungría quiere que a la revisión anual le siga «un voto unánime». Es decir, que se establezca «un mecanismo de veto anual», explican fuentes diplomáticas. El mensaje de todas las delegaciones a esta reclamación, según las mismas fuentes, ha sido el mismo: el párrafo sobre la revisión de la implementación –no sobre los principios– puede ser aceptado, pero no la exigencia de mantener la capacidad de veto. «Es una línea roja para casi todas las delegaciones», aseguran.

Tensión y presión

La tensión y la presión en los últimos días se ha disparado hasta el punto de que el debate ha entrado en un fuego cruzado de acusaciones de «chantaje«, tras la filtración de un documento al ‘Financial Times’ en el se habla de boicotear su economía si no hay acuerdo este 1 de febrero. Hay países que incluso han planteado la posibilidad de activar el botón nuclear, el artículo 7 del Tratado para retirar los derechos de voto de Hungría en el Consejo. «Hicimos una propuesta de compromiso. A cambio hemos sido chantajeados por Bruselas. Vamos a defender nuestros intereses», señalaba este martes el primer ministro húngaro en su cuenta de X. «La UE no es una nota distribuida por alguien», responde otro diplomático implicado en las negociaciones.

El problema es que la paciencia de muchos dirigentes europeos se ha agotado. «Muchos países ven la guerra en Ucrania como existencial, de ahí la frustración. El nivel de nerviosismo es muy elevado», señala otro alto cargo europeo. «Hay frustración e insatisfacción«, añade otro diplomático que niega la existencia de ningún plan para tumbar la economía húngara. En todo caso, si Orbán no cede, los restantes líderes europeos están dispuestos a continuar a 26 para sacar adelante la ayuda a Ucrania. «Si no hay acuerdo a 27 no podrás decir que ha sido un éxito, pero tampoco se puede decir que la UE está bloqueada. De una manera u otra encontraremos una solución», asegura otro de los diplomáticos consultados. Una conclusión que comparten muchos otros que apuntan que si no sale adelante el plan A, habrá plan B. Sobre la mesa hay distintas opciones, más engorrosas y complicadas, porque al ser soluciones intergubernamentales exigirán la ratificación de los parlamentos nacionales, pero posibles.

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