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Crecimiento estancado y pocas expectativas de mejora para América latina

“La región se mantiene estancada en una trampa de bajo crecimiento acompañada de un mal desempeño de la inversión y una baja productividad laboral, a lo que se suma el poco espacio interno para implementar políticas macroeconómicas de reactivación y la incertidumbre global”.

Esta es la preocupante conclusión del reciente informe anual Estudio Económico de América Latina y el Caribe 2024: Trampa de bajo crecimiento, cambio climático y dinámica del empleo, realizado por la Cepal (Comisión Económica para América Latina y el Caribe).

Según el reporte, uno de los más exhaustivos y confiables de la región, en la última década los países de América Latina y el Caribe (ALC) crecieron a una tasa promedio del 0,9% en el período 2015–2024.

Los resultados indican que existe una estrecha relación entre el crecimiento y la creación de empleo, por lo que la desaceleración observada en la tasa de crecimiento de la economía se tradujo en una caída de la tasa de crecimiento de ocupados en la última década. Entre 2014 y 2023, este crecimiento promedio fue del 1,3%, un tercio del registrado en la década de 1970 (3,9%).

Pero la cuestión empeora si se analiza la composición de ese mínimo aumento, que se explica principalmente por el empleo informal, en particular de las mujeres. La informalidad se concentra en los sectores de menor productividad, como la construcción, comercio, transporte/turismo y servicios.

También se verificó una caída de la productividad laboral, que en 2024 se estima será inferior a la registrada en 1980.

Como se observa, el panorama no es muy esperanzador.

Medidas urgentes y grandes amenazas

El estudio de la Cepal advierte que dinamizar el crecimiento es una tarea primordial.

“Enfrentar la trampa de crecimiento, aumentar el empleo y crear empleos de mayor productividad requiere el fortalecimiento de las políticas de desarrollo productivo que sean complementadas con políticas macroeconómicas, laborales, y de adaptación y mitigación al cambio climático”, dijo en la presentación del informe el secretario ejecutivo del organismo, José Manuel Salazar-Xirinachs.

La proyección de crecimiento este año es de una tasa promedio del 1,8%. Lejos de la que se espera de la economía mundial: 3,2%, menor que la registrada en 2023 y todavía inferior al promedio histórico del 3,8% entre 2000 y 2019. Para el caso de Estados Unidos, primer socio comercial de la región, sería de 2,6%. Y de 5% para el segundo socio comercial, China.

En relación con el comercio mundial, se espera que la disminución de la inflación en 2024 dé lugar a una recuperación del consumo de productos manufacturados. Según la Organización Mundial del Comercio (OMC), el crecimiento del volumen de comercio mundial sería del 2,6%.

Las grandes amenazas para que esto ocurra son: el proteccionismo (en especial de Estados Unidos, para hacer frente a China) y las interrupciones de las rutas marítimas, como en el mar Rojo y el Canal de Suez –estallados por el conflicto en medio oriente–, o los efectos climáticos adversos en los niveles de agua del canal de Panamá, entre otros.

Precisamente, con respecto al impacto del cambio climático sobre el empleo, el informe advierte que, si no se realizan las inversiones en adaptación y mitigación, la intensificación de fenómenos asociados al cambio climático podría provocar una pérdida cercana a 43 millones de puestos de trabajo en ALC (es decir, 10% de la fuerza laboral) de aquí a 2050.

Entre otras recomendaciones, la Cepal recomienda que las políticas de desarrollo productivo, de mitigación y adaptación en materia de cambio climático y macroeconómicas se complementen con políticas activas de empleo, que fomenten empleos de calidad para mejorar las oportunidades laborales y facilitar la inserción o reinserción de los trabajadores en el mercado laboral.

La explicación

En una de sus publicaciones recientes, ¿Por qué el crecimiento de la productividad es tan bajo en América Latina y el Caribe?, el Banco mundial afirma que “las explicaciones sobre el bajo crecimiento y la escasez de inversión se centran a menudo en las deficiencias en la educación, la competencia limitada y la informalidad generalizada. Hay un fuerte consenso de que, a menos que se mejoren esas áreas, la productividad de los trabajadores latinoamericanos seguirá siendo baja”.

Cita como argumento un polémico artículo de la revista The Economist, titulado “¿Por qué los trabajadores latinoamericanos son tan sorprendentemente improductivos?”, en donde se pone la lupa de la explicación en la educación, la corrupción y la vasta economía informal.

El Banco Mundial cita también su informe La evolución geográfica de la productividad y el empleo, donde plantea que tres factores estructurales interrelacionados –la desindustrialización de las ciudades, los altos costos de la distancia entre las ciudades, y las divisiones dentro de las ciudades– han debilitado los beneficios de las economías de concentración y, por lo tanto, el crecimiento económico de la región.

Se refleja una paradoja interesante: las zonas agrícolas y mineras se beneficiaron de las inversiones y la fuerte demanda de productos básicos en China y otras economías de rápido crecimiento, especialmente durante la “década dorada” (2003-2013), lo que se tradujo en una disminución de la desigualdad territorial en la mayoría de los países de ALC.

Sin embargo, dentro de las grandes ciudades sucedió lo contrario: las economías urbanas tuvieron dificultades para aumentar la productividad. El contraste de la alta productividad en zonas comerciales céntricas, con las informales de baja productividad en barrios de bajos ingresos, dio lugar “a pérdidas de eficiencia que socavan el crecimiento económico”.

En el balance, la gran desigualdad siempre es perjudicial para el crecimiento económico y social de una región, pese a lo que muestren algunos indicadores macroeconómicos.

El caso argentino: mal presente, ¿mejor futuro?

En el informe de la Cepal, Argentina y Haití son los dos únicos países de ALC en donde la proyección de la tasa de crecimiento del PIB son negativas para 2024.

En el caso de Argentina se proyecta un -3,6%, y -3% para Haití.

La Cepal lo explica primero con un estado de situación: “En 2023, la economía argentina se contrajo un 1,6%, debido a la caída de las exportaciones y la inversión. Este desempeño obedeció a la profundización de una serie de desequilibrios macroeconómicos de largo alcance y al impacto de una fuerte sequía sobre el complejo agroexportador”.

Luego señala que “desde fines de 2023 la administración entrante del presidente Milei impulsó un conjunto de medidas para recomponer los equilibrios fiscal y externo, que incluyeron un alza del tipo de cambio oficial del 118%, el inicio de un proceso de reducción de los subsidios a la energía y el transporte, la flexibilización de la actualización de los precios de los combustibles y la reducción de una serie de erogaciones del sector público. Este conjunto de medidas permitió que la administración central alcanzara un superávit financiero del 0,4% del PIB en los primeros seis meses de 2024 y que las reservas internacionales aumentaran 5.200 millones de dólares desde el cambio de autoridades hasta finales de julio”.

Pero señala que “en contrapartida, dichas medidas generaron un aumento inicial de la inflación, una caída de los ingresos reales de las familias y una profundización de la contracción de la actividad económica”.

En la contracción del 3,6% proyectado para 2024 “se considera el contrapeso que implicará la recuperación de las exportaciones del sector agropecuario tras la sequía del año anterior y el mayor dinamismo de las exportaciones de energía por las inversiones en la formación de hidrocarburos no convencionales de Vaca Muerta”.

El pronóstico mejora para 2025, cuando “se proyecta un crecimiento del 4,0%, derivado de una recomposición de los ingresos reales de los hogares y del impulso del sector de hidrocarburos”, aunque aclara que “estas previsiones están sujetas a que no se produzcan nuevas disrupciones en el frente externo”.

Recomendaciones

En el mencionado informe del Banco Mundial se exhorta a combinar el modelo de desarrollo de ALC impulsado por los productos básicos con uno que refuerce y aproveche mejor las competencias de la fuerza de trabajo urbana de la región:

A nivel local, sería clave mejorar la competitividad y la habitabilidad de las ciudades, así como eliminar las barreras a la movilidad de los residentes que viven lejos de las oportunidades económicas derivadas de la economía formal.A nivel regional, se deben hacer mayores esfuerzos para conectar mejor las ciudades dentro de los países y entre ellos.A nivel nacional, deberían seguir siendo prioridades mejorar la competencia, la educación, las capacidades de innovación y el entorno para los negocios.

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