Los indicadores educativos de los últimos años vienen mostrando una alarmante caída en la calidad. El último informe del Observatorio Argentinos por la Educación había advertido ya un fenómeno inquietante el año pasado: más alumnos terminaban a tiempo la secundaria, pero muy pocos egresaban con un nivel aceptable. Esa tendencia continúa. Los contenidos se dan, pero los chicos no lograran mejorar su desempeño en algunas materias, especialmente las esenciales como Lengua y Matemáticas.
La Universidad Austral -con un nuevo indicador de desigualdad educativa– llega a la misma conclusión al mostrar que esto cambió en el 2024: el 80% termina la secundaria, pero con muchas deficiencias su aprendizaje. Y la carencia se ve otra vez en las matemáticas, una materia que parece no encontrar su norte.
Matemática, esa materia maldita
El informe abarca 11 años y evalúa el desempeño de un grupo de alumnos entre el 2011 (primer grado) hasta sexto año, el último de la secundaria. Parte de distintas evaluaciones que se hicieron a lo largo de ese tiempo y llega a conclusiones alarmantes. Entre ellas, que sólo 3 de cada diez alumnos egresa de la secundaria sabiendo los conocimientos mínimos en matemática. «Los valores mínimos en matemática indican los conocimientos mínimos para manejarse en la vida cotidiana«, comenta Cecilia Adrogué, doctora en Economía y una de las autoras del indicador.
Pero hay otro problema mayor. No sólo los chicos aprenden poca matemática en general. También hay mucha diferencia en el desempeño entre alumnos de distintas clases sociales. En esta variación aparecen números aún más alarmantes entre los alumnos más vulnerables, ya que sólo 1 de 20 alcanza los conocimientos mínimos en matemática en sexto año.
Brecha entre primaria y secundaria
El desempeño en matemática entre alumnos más y menos vulnerables ya aparece en el primer nivel educativo. Pero la brecha no es tan grande. Por ejemplo, en tercer grado es del 20% entre los dos grupos. Es decir que no hay mucha distancia entre aquellos chicos de clase media-alta que alcanzan conocimientos mínimos de matemática con aquellos compañeros de sectores sociales más marginales.
Pero a medida que avanzan en la escuela, esa grieta crece enormemente. Y al llegar al último año de la secundaria, la brecha es del 655% entre los dos grupos. Esto quiere decir que de los pocos alumnos que entienden lo más elemental de matemáticas en sexto año, sólo uno de cada seis pertenecen a sectores populares.
En Lengua, menos diferencia
Lengua es la otra materia troncal de la enseñanza elemental. A diferencia de lo que pasa con matemática, los alumnos de primaria y secundaria tienen mejores resultados. En tercer grado, la mayoría de los chicos aprenden lo más básico. Y la diferencia de rendimiento entre los más vulnerables y menos favorecidos no es mucha. De hecho, esa distancia en el desempeño escolar entre los dos grupos se achica en sexto grado (algo que no ocurre en matemática).
Pero al llegar a la secundaria, hay una caída en el rendimiento escolar de los estudiantes menos favorecidos y la brecha comienza a ensancharse. En sexto año se alcanza la mayor diferencia entre los dos grupos, donde la mayoría de los alumnos de clases más pudientes logran entender los conceptos básicos de Lengua. Cosa que no ocurre con los de sectores más marginales, quienes solo 3 de 10 aprenden lo mínimo de esa materia.
«El indicador pone de manifiesto la urgente necesidad de abordar las desigualdades educativas en Argentina, subrayando la importancia de políticas y prácticas que promuevan una educación más equitativa y accesible para todos; así como la urgencia de la mejora de los aprendizajes en matemática», concluye la otra autora del estudio, Eugenia Orlicki, doctora en Economía y especializada en temas educativos.
AS