Una inversión de 300 millones de dólares para construir una nueva acería en la localidad bonaerense de San Nicolás está en stand by a la espera de definiciones por parte del gobierno de Axel Kicillof.
Se trata de Sidersa, una empresa de capitales locales que produce distintos productos de acero en las provincias de Buenos Aires y San Luis. A mediados de junio, sus directores se entrevistaron con el secretario de Coordinación de Producción, Juan Pazo, para comunicarle que iban a instalar una nueva planta de hierro redondo para la construcción dentro de su predio de San Nicolás.
Aquella reunión fue pocos días antes de que el Congreso aprobara tanto la Ley Bases como el Régimen de Incentivos a las Grandes Inversiones (RIGI). Desde la empresa no hubo comunicación alguna sobre la entrevista que mantuvieron sus directivos con Pazo, pero un comunicado del ministerio de Economía señaló por entonces que se trataba de un proyecto de inversión asociado al nuevo régimen.
Desde la cartera que encabeza Luis Caputo se señaló que el plan de Sidersa es por un total de 300 millones de dólares para construir una nueva fábrica de hierro para hormigón armado. La inversión fue anunciada a Pazo por el director de la empresa, Hernán Spoto; el CFO, Marcelo Iribarne; y el director Institucional, Pablo Cattoni.
Incluso hubo detalles del programa de inversiones del grupo empresario (que además controla parques solares en San Juan), como que la nueva fábrica generará 300 nuevos puestos de trabajo directos, así como otros 3.500 indirectos en los sectores de la recolección de chatarra y la construcción.
Sin embargo, casi dos meses después de aquel anuncio y con el RIGI ya sancionado por el Congreso, desde Sidersa la inversión sigue sin ser confirmada. Tampoco quisieron responder a las preguntas de este diario.
Desde el ministerio de Economía le apuntan al gobierno bonaerense por la demora. La semana pasada, durante la Experiencia IDEA en Rosario, uno de los principales oradores fue Pazo, el funcionario de confianza de Luis Caputo que en junio había recibido a los dueños de Sidersa. «La fábrica está en la provincia de Buenos Aires, con lo cual debería (la Provincia) generar una adhesión al RIGI para darle condiciones de inversión», dijo Pazo a un periodista local.
-¿Y si no hay adhesión, se va a perder eso?
-Eso debería hablarlo con la compañía. Pero sí tenemos una manifestación clara de la compañía de que si hay una adhesión al RIGI, ellos estarían dispuestos a invertir.
Fuentes del sector señalaron que en la fábrica de San Nicolás, donde hoy se procesan unas 250.000 toneladas de acero en productos como tubos con costura, planchuelas y perfiles, están a la espera de una señal del gobierno de Kicillof.
«Con respecto a la adhesión al RIGI, o bien a la elaboración de un «RIGI bonaerense», nadie tiene detalles como para opinar. Pero el dato central sería que la Provincia sienta también como propio al proyecto y brinde las condiciones necesarias que impulsen su concreción», señalaron las fuentes.
El RIGI es un conjunto de facilidades que se otorga a empresas que inviertan más de 200 millones de dólares en el país. Según explicó esta semana el viceministro Pablo Quirno, se otorgará a estas inversiones beneficios adicionales como el acceso a divisas, la posibilidad de repatriar utilidades y pagar deuda, la quita de derechos de importación a inversiones de capital y derechos de exportación al producto de esa inversión. El nuevo régimen está aun pendiente de reglamentación.
El Gobierno bonaerense por su parte anticipó que iba a sancionar su propia ley de inversiones, denominada Régimen Provincial de Fomento de Inversiones Estratégicas, con estabilidad fiscal por «un período similar» al que propone el RIGI.
Hasta el momento ese proyecto no fue tratado en la Legislatura bonaerense y en el medio la Provincia se quedó sin un proyecto de inversión crucial, el de la instalación de una planta de gas licuado por parte de YPF y Petronas. El sitio elegido para ese emplazamiento fue la localidad de Punta Colorada, en Río Negro.
El proyecto de Sidersa es por un monto cien veces inferior al de YPF-Petronas (el cual arranca en 30.000 millones de dólares y podría trepar hasta US$ 50.000 millones). Y además la localización del proyecto de Sidersa difícilmente tenga lugar en otro sitio que su planta de San Nicolás, donde dispone de 37 hectáreas y una ubicación privilegiada, sobre la autopista Rosario–Buenos Aires y con salida al río Paraná.
Sin embargo, sus accionistas por ahora pusieron el proyecto en stand-by. Según fuentes del sector, están a la espera de definiciones no sólo desde la Provincia. También aguardan la reglamentación del RIGI de Milei, «para conocer en detalle el impacto» del nuevo régimen.