Los polinizadores desempeñan un papel vital en la salud y el equilibrio de los ecosistemas en todo el planeta. Abejas, mariposas, avispas, pájaros, murciélagos y otros animales –principalmente insectos– participan activamente en la reproducción de las plantas al transferir polen de una flor a otra. Sin embargo, en las últimas décadas, se ha observado un alarmante declive en las poblaciones de polinizadores, lo que amenaza no solo la diversidad de la vida silvestre sino también la seguridad alimentaria global.
En un entorno cada vez más empobrecido en insectos, las angiospermas (plantas con flores) silvestres que se desarrollan en cultivos agrícolas tienden a liberarse de los polarizadores. Según un estudio científico publicado en la revista ‘New Phytologist’, a medida que su reproducción se vuelve más difícil, por la escasez de polarizadores, las plantas evolucionan hacia la autofecundación.
Al comparar algunas plantas que crecen en la actualidad en la región de París con flores de las mismas especies en esa misma zona ‘resucitadas’ en el laboratorio a partir de semillas recolectadas entre 1990 y 2000, el equipo de investigación encontró que las flores actuales son un 10% más pequeñas, producen un 20% menos néctar y son menos visitadas por los polinizadores que sus antepasadas.
El análisis de genética de poblaciones revela, además, un aumento del 27% en las tasas de autofecundación realizadas en el campo durante los últimos 30 años, lo que demuestra que los sistemas de apareamiento de plantas pueden evolucionar rápidamente en poblaciones naturales frente a los cambios ambientales en curso.
Una abeja y una mosca alimentándose. Pixabay
La teoría de los investigadores es que estos rápidos avances se deben a la disminución de las poblaciones de polinizadores. De hecho, un estudio realizado en Alemania muestra que más del 75% de la biomasa de insectos voladores ha desaparecido de las zonas protegidas en los últimos treinta años.
Efectos en cascada
El estudio destaca un círculo vicioso en el que la disminución de los polinizadores conduce a una reducción de la producción de néctar de las flores, lo que, a su vez, podría empeorar aún más la disminución de estos insectos al no encontrar suficiente alimento.
Por lo tanto, los cambios ambientales pueden presentar un doble peligro para las poblaciones de polinizadores, ya que se convierten en víctimas tanto de esos cambios como de la evolución de los rasgos de las plantas. Esto, a su vez, puede dar lugar a un circuito de retroalimentación ecoevolutiva positiva que promueva la disminución de los polinizadores, reforzando aún más la evolución de las plantas hacia un síndrome de autofecundación.
«Esto puede explicar la degradación de la red planta-polinizador como se documentó en un estudio anterior y plantea la preocupante perspectiva de efectos en cascada en las redes tróficas en general, más allá de las interacciones planta-polinizador», recoge el informe.
Las mariposas se cuentan entre los principales polinizadores. Pixabay
«Existe una necesidad urgente de investigar si estos resultados son sintomáticos de un patrón más amplio entre las angiospermas y sus polinizadores y, de ser así, comprender si existe la posibilidad de revertir este proceso y romper este ciclo de retroalimentación ecoevolutiva positiva», añade el documento.
Los autores subrayan la importancia de implementar medidas para detener este fenómeno lo más rápido posible y permitir el mantenimiento de las interacciones entre plantas y polinizadores, que se prolongan desde hace varios millones de años.
Una amenaza seria
Más del 80% de las angiospermas existentes dependen de animales para la polinización. Las tres causas principales de la pérdida de polinizadores son la destrucción del hábitat, seguido de los cambios de uso del suelo –principalmente el pastoreo, los fertilizantes y el monocultivo– y el uso generalizado de pesticidas.
Entre los impactos del declive de los polinizadores destacan la disminución de la biodiversidad, la amenaza para la seguridad alimentaria (un gran porcentaje de cultivos alimentarios depende de la polinización) y la desestabilización de ecosistemas.
Una abeja libando. Unspalsh
Entre las medidas para la conservación de los polinizadores, los científicos señalan la conservación y restauración de hábitats naturales para proporcionar lugares adecuados para la reproducción y alimentación de los polinizadores; la adopción de prácticas agrícolas sostenibles que minimicen el uso de pesticidas y fomenten la diversidad de cultivos puede ayudar a preservar los polinizadores; la educación, concientización y sensibilización sobre la importancia de los polinizadores y las amenazas que enfrentan; y la investigación sobre las causas del declive de los polinizadores y el monitoreo de las poblaciones para desarrollar estrategias efectivas de conservación.
El declive de los polinizadores es una «amenaza seria» que requiere «atención inmediata y esfuerzos concertados a nivel global», apuntan los expertos. «La preservación de estos guardianes de la biodiversidad no solo protege la naturaleza, sino que también sustenta la seguridad alimentaria y la salud del planeta», añaden.
Informe de referencia: https://nph.onlinelibrary.wiley.com/doi/10.1111/nph.19422
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