La Baule -Escoublac esa una comuna francesa pintada de celeste y blanco. No es un decir, literalmente el color que distingue a esta ciudad costera es similar a los de la bandera argentina. Los edificios que levantan una muralla entre la bahía y el casco histórico de casitas bajas repiten una secuencia cromática de muros blancos y las barandas de los balcones en azul celeste. En el centro de entrenamiento donde está cancha en la que Los Pumas hacen sus ensayos, parece hecho a propósito: las paredes de un lateral repiten la secuencia de la bandera, con una franja blanca entre dos azuladas.
“La Baule es argentina, ya van a ver”, dijo el entrenador general, Michael Cheika, en el documental de Star Plus «Camino a Francia» que pone en contexto la presencia de Los Pumas en el Mundial de Francia 2024. Allí se conocen los motivos por los que la Unión Argentina de Rugby (UAR), terminó eligiendo La Baule por sobre otras nueve ciudades que se ofrecieron como anfitrionas para las diferentes selecciones. La identificación con los colores fue una de las razones. El australiano está convencido de que el aspecto mental es fundamental para el andar de su equipo en la competencia. Casi subliminalmente, los jugadores se sienten en casa.
La ciudad elegida para la Selección tiene la calma que no tuvo desde el comienzo del verano que está terminando. Es el lugar elegido por los franceses de mayor poder adquisitivo. El parque automotor -Porsches, Teslas, Camaros y alguna Ferrari, por caso- que todavía circula y se estaciona en las callecitas de la ciudad lo confirma. Las fotos en la costanera podrían parecerse a una postal de Punta de Este y, calles adentro, una zona muy arbolada, podría recordar a Mar de las Pampas o a los primeros años de Cariló. Ese es el hábitat de Los Pumas.
El plantel puede diversificar los trabajos recorriendo pocos metros: la cancha, el gimnasio o el centro de reuniones para visualizar videos está todo cerca. Su entorno está lejos de las grandes ciudades e incluso de Nantes, la más cercana a unos 80 kilómetros, que no es siquiera una de más las agitadas. “Es el lugar justo para ellos”, se jactó Cheika oportunamente.
Las distracciones para los días libres son pocas. Algunos casinos podrían representar el centro de dispersión nocturno que los pueda nuclear a algunos. No hay distracción posible al parecer. Ni siquiera llegaron las familias de los jugadores.
Foto: Emmanuel Fernández – Enviado especial de CLARIN Unos días antes del arribo de Los Pumas, la zona funcionaba como pueden hacerlo los epicentros de veraneo de la Costa Atlántica argentina o uruguaya mencionados. Desde hace al menos dos semanas, los contingentes son de personas mayores. La población pasiva es mayoritaria en las últimas semanas del verano francés.
Eso le permite a Los Pumas pasan desapercibidos como el Mundial que se avecina, No hay, al menos en Nantes y mucho menos en la Baule, muchas referencias al acontecimiento. La señalética brilla por su ausencia. No se ve al logo oficial, ni publicidades de los auspiciantes. Apenas un cartel en la cercanía al estadio de Nantes que da cuenta que en este país se jugará el torneo más importante de este deporte.
En la zona D de clasificación, Los Pumas juegan sus dos últimos compromisos ante Chile y Japón en Nantes. Junto con los colores, la posibilidad de evitar dos viajes también pesó. El sábado, en el debut ante Inglaterra, la delegación se subirá en un avión para llegar a Marsella. Luego, repetirá el medio de transporte ante Samoa por la segunda fecha, cuando se muevan a Saint Etienne.
Foto Emmanuel Fernández – Enviado especial de CLARIN Tan cómodos están Los Pumas en La Baule, que si llegan a pasar a cuartos de final, prefieren volver a viajar a Marsella en lugar de cambiar. Si el camino sigue a semifinales, bueno, adiós pueblo mío: a partir de entonces, los partidos se concentrarán en París al igual que los juegos resultantes de esos cruces: el tercer y cuarto puesto y la final. Si Los Pumas concretan su objetivo, deberán hacer inexorablemente el cambio de domicilio y entregarse al vertiginoso ritmo de la ciudad de las luces que por ahora evitan.