Según un informe elaborado por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec), en base a datos de 2022 en la Argentina existen en total 21.855.410 de trabajadores en el total de la economía, de los cuales 12.365.814 (56,6%) son hombres y 9.489.596 (43,4%) mujeres.
Los empleos ocupados por mujeres en 2022 marcaron un alza en 659.826 puestos respeto a 2021. Los datos forman parte del informe «Remuneración al trabajo asalariado, ingreso mixto e insumo de mano de obra, por sexo y tramos de edad» que refleja, además, las brechas salariales existentes entre ambos géneros en el mercado de trabajo.
El estudio corroboró que la brecha de género en la remuneración promedio por hora trabajada es 9,1% en los asalariados registrados y 15,3% en los asalariados no registrados.
Mientras que los varones trabajan por puesto 20,7% más de horas que las mujeres en todas las categorías, la mayor diferencia se encuentra en asalariados no registrados (34,7%).
Asimismo, la remuneración al trabajo asalariado es «mayor en varones, tanto en los trabajadores asalariados registrados como no registrados, la remuneración media por puesto y por hora trabajada es mayor en los varones tanto en el empleo formal como informal», señaló el estudio.
El indicador de brecha de género publicado por el INDEC mide el promedio en la remuneración por hora trabajada y por puesto de trabajo entre el género masculino y femenino como insumo de mano de obra. La vicepresidenta tercera de la Asociación de Parques Industriales Argentinos, Andrea Almenta, advirtió que «las mujeres cobran un 30% menos que los varones por realizar las mismas tareas» durante el segundo encuentro de una mesa de trabajo «Políticas de Género en las Pymes: desafíos y propuestas».
Además, Almenta, destacó la existencia de cifras oficiales que confirman la brecha salarial que existe entre hombres y mujeres como la «importancia del reconocimiento laboral de las tareas de cuidado y la necesidad de promover el diálogo social para terminar con concepciones patriarcales».
Entre los sectores con mayor mano de obra masculina se encuentra la agricultura, ganadería, caza y silvicultura y pesca; explotación de minas y canteras; industria manufacturera, electricidad, gas y agua, construcción, comercio al por mayor y al por menor y reparación de vehículos automotores, servicios de transporte, de almacenamiento y de comunicaciones, actividades inmobiliarias, empresariales y de alquiler, tras actividades de servicios comunitarias, sociales y personales.
Los sectores con una participación más igualitaria de ambos géneros, según el informe son: servicios de hotelería y restaurantes, intermediación financiera y otros servicios financieros; y administración pública, defensa y seguridad social obligatoria. La mayor participación de mujeres se registra en enseñanza (pública y privada); servicios sociales y de salud (públicos y privados); y hogares privados que contratan servicio doméstico.
La vicepresidenta de APIA también destacó la existencia de «una segregación vertical y otra segregación horizontal» que dificulta el avance de las mujeres en los ámbitos laborales.
La segregación vertical refiere a «cómo puede una mujer ascender dentro del trabajo en posiciones que le permitan tener un mejor salario y un espacio de poder» y señaló que «existe un techo de cristal por una cuestión patriarcal donde el poder siempre ha estado vinculado con el hombre».
A su vez, la «segregación horizontal se vincula a los sectores en los cuales las mujeres pueden acceder al trabajo».
«Generalmente, los sectores a los que llegan las mujeres son a los de tareas de cuidado, de salud y educativos, pero para los sectores más ‘duros’ como la Industria de la Construcción o la Energía, encontramos que las mujeres tienen muy poca participación, y esto no es casualidad», completó Almenta.