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El Gobierno necesita US$ 7.000 millones del FMI para pagar la deuda antes de las PASO


Massa busca adelantar desembolsos o diferir pagos. También necesita el guiño del organismo para intervenir en los dólares financieros.

Inquieto por la pérdida de reservas y el rumbo que podría tomar el dólar en las próximas semanas, el Gobierno continúa las negociaciones con el FMI. Los contactos por zoom ya llevan casi tres meses, sin resultados tangibles. Esto es el rediseño de metas y el adelanto de un desembolso que permita sortear los más de US$ 7.000 millones que vencen antes de las PASO, sin una devaluación.

«Hubo y hay reuniones, todas virtuales», aseguraron fuentes del Ministerio de Economía. Sergio Massa se reunió ayer con su equipo para delinear la agenda más inmediata. Tenía previsto viajar a Washington la semana pasada, después de regresar de China, pero ante el endurecimiento del Fondo y la incertidumbre por las candidaturas, lo fue postergando.

Así las cosas, este miércoles y jueves hay que cancelar US$ 2.700 millones con el organismo. La idea es posponer al menos una parte o todo hasta fin de mes. Un pequeño respiro ya que en julio caen otros pagos por US$ 2.700 millones con el Fondo y US$ 1.000 millones con bonistas. Y el 1 de agosto, pocos días antes de las primarias, más de US$ 700 millones, de nuevo con Washington.

El ministro de Economía confía en que cuenta con US$ 1.600 millones de Derechos Especiales de Giro (DEGs) y el swap que renovó en China hace dos semanas. El acuerdo permitió ampliar a US$ 10.000 millones el monto de yuanes disponibles para pagar importaciones y reducir la presión inmediata sobre los dólares. De esa suma, ya autorizó un 30% en lo que va del año.

Pese a esa ayuda, no alcanzó para enderezar las expectativas y frenar la sangría de divisas. Las consultoras ya estiman que las reservas netas son negativas en más de US$ 1.500 millones (sin contar el swap, encajes de depósitos privados y otros pasivos). Por lo cual, si el Fondo libera el giro de US$ 4.000 millones previsto para junio, harán falta otros US$ 3.000 millones antes de las PASO.

«Si te dan ahora US$ 4.000 millones y te adelantan algo más, vas a estar justito en la posición de ahora con reservas negativas por US$ 1.500 millones, con lo cual es una situación frágil y delicada. No es fácil llevar la política económica en ese contexto, van a tener que pasar julio y en agosto van a tener que restringir más importaciones», estimó Sebastián Menescaldi, director adjunto de EcoGo.

Massa enfrenta un problema de flujos. Sin un ingreso robusto de dólares tras la finalización del dólar soja a $ 300 desde principios de junio, el Banco Central cerró la semana pasada con ventas por US$ 200 millones. La salida se debió en parte al pago de importaciones energéticas y la demanda de divisas, alentada por un dólar oficial ($ 249) que lleva cinco meses por detrás de la inflación.

Para evitar un default, el Fondo pide un salto del dólar que encarezca las importaciones y acelere la liquidación de exportadores, quienes hoy prefieren esperar una devaluación. El otro foco de tensión es el destino de la ayuda del FMI. El ministro quiere usarla para contener los paralelos, como lo hizo Nicolás Dujovne con parte de los US$ 44.000 millones que le prestó el Fondo.

Además de los pagos de deuda, el Gobierno necesita munición gruesa para atender las presiones cambiarias que podrían resurgir antes del 13 de agosto. Por ello, Massa buscaba un anticipo de hasta US$ 10.000 millones o bien un diferimiento de pagos. Lo primero le daría margen para intervenir suponiendo un equilibrio en el mercado de cambios, según Fernando Baer, de Quantum.

«De cualquier manera, el resultado de las PASO podria dar lugar a que esa necesidad se atenúe o se profundice. Lo veo posible, pero la probabilidad no es alta tampoco. Pero de cualquier manera algo habrá, si no aparecen desembolsos, podría haber más turbulencias», dijo el economista de la consultora que dirige Daniel Marx.

Por lo pronto, el sábado se definirán las candidaturas. Después de la leve baja de la inflación en mayo al 7,8%, Massa quiere instalarse como el «garante» de la estabilidad. Todo un desafío si se mira lo que pasó en el segundo semestre de los últimos 10 años: según Aurum, solo en tres, el saldo de la intervención del BCRA fue positivo gracias al cepo (2012), devaluación (2014) y dólar soja (2022). 

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