La escalada persistente que la pobreza y la indigencia traen desde el año pasado empieza a encontrar una pausa apañada por la desaceleración en el precio de los alimentos.
El dato de inflación de abril, con el 8,8% del Indice de Precios al Consumidor (IPC), vino con una suba más acotada de los alimentos.
«Alimentos y bebidas no alcohólicas, el rubro de mayor ponderación aumentó 6% mensual, el menor ritmo desde julio del año pasado», señaló C&T Consultores.
Esto tuvo un impacto directo en los índices que miden la pobreza y la indigencia. La canasta básica total (CBT), que establece cuál es el umbral de la pobreza marcó en abril un alza del 7,1%. Para encontrar un registro mensual más bajo hay que irse hasta junio del 2023, antes de la devaluación de que hizo el entonces ministro Sergio Massa en agosto de ese año.
Pese a que la suba de la pobreza se acota, los números siguen siendo escalofriantes. Una familia tipo necesita 828.158 pesos para no ser pobre, un monto equivalente a más de cuatro salarios mínimos de abril, cuando se ubicaba en $ 202.800. En mayo el salario subió a $ 234.315.
En cuando a la canasta alimentaria total (CBA), que mide el umbral de la indigencia, subió 4,1% el mes pasado, a $ 373.044. Es el dato más bajo en 18 meses, desde noviembre de 2022, cuando había marcado 3,1%.
Con las dos canastas subiendo por debajo de la inflación, al menos por este mes debería frenarse la escalada de la pobreza. ya que se espera que los salarios le ganen a los precios.
Así lo marca Leopoldo Tornarolli, magister en Economía de la Universidad de La Plata e investigador del Centro de Estudios Distributivos, Laborales y Sociales (CEDLAS). «La suba de la CBT fue por abajo de la inflación, lo que hace probable que los ingresos no hayan perdido contra la CBT y por ello no haya subido la pobreza«, indicó.
«Como la CBA subió aún menos (4.2%), es bastante seguro que los ingresos, aún los de los más pobres, le ganaron a la CBA, por lo que la indigencia no subió con seguridad en abril, e incluso podría haber caído un poco», precisó.
En el primer trimestre los salarios perdieron fuerte contra la inflación: la baja llegó al 16,9% en promedio, mientras que en los sectores informales el derrumbe fue del 39,6%. Pero en marzo, el último dato oficial, esa baja se acotó: según el INDEC aumentaron 10,3% en promedio contra una inflación de 11%. Para los trabajadores no registrados el incremento salarial de ese mes fue del 9,7%.
Sin embargo, Tornarolli advierte que «la evolución de pobreza e indigencia en los próximos meses va a depender de que ese proceso de desaceleración de la suba de precios se mantenga, y que la economía se comience a reactivar».
A fines de marzo, el INDEC publicó el último reporte de pobreza: alcanzó al 41,7% de las personas en el segundo semestre de 2023. Esto equivale a 19.500.000 pobres, de los cuales 6,5 millones son indigentes.
Según los cálculos de la Universidad Di Tella la pobreza subió fuerte en le primer trimestre, cuando alcanzó a 22,6 millones de persona.
Los datos de mayo
Los datos preliminares de mayo muestran que los alimentos se siguen moviendo por debajo del índice general. «Cerca del fin de la segunda semana del mes, el relevamiento de precios minoristas de C&T para la región GBA muestra que continúa la moderación de la inflación«, señala el informe.
«En la gran mayoría de los componentes de alimentos y bebidas volvieron a haber bajas semanales, con la excepción de las verduras. En productos de limpieza y en artículos de tocador también siguieron las bajas. Así, la inflación respecto de la segunda semana de abril está en 4,6%, por lo que el mes podría quedar debajo del 5% mensual», apunta C&T.