Debería ser el fin de semana más feliz de sus 21 años de vida. Pero Franco Colapinto, autoexigente como pocos, no puede ocultar su amargura. Recién se bajó del Williams que un ratito antes había hecho volar en la tercera tanda de entrenamientos libres para el Gran Premio de Italia. Y el chico de Pilar, que se convirtió en el primer argentino en correr en la Fórmula 1 desde 2001, mastica bronca en el paddock. Y no se puede sacar de la cabeza esa maldita salida de pista en la curva 7, conocida como Lesmo 2, que le hizo morder la leca y quedarse sin chances de avanzar a la Q2 en su primera experiencia en la Máxima. Buscó desafiar los límites y el riesgo le salió caro. Este domingo, en el mítico circuito de Monza, partirá desde el 18° lugar de la parrilla. Sabor a poco para Colapinto. Aunque en realidad enseguida se dará cuenta que acaba de dar un paso gigante. Hace apenas cinco días que desembarcó en la categoría y, segundo a segundo y con un posgrado a más de 330 kilómetros por hora, no hizo más que demostrar que está a la altura de los mejores del mundo.
«La primera clasificación iba a ser difícil, estaba cómodo con el auto y confiaba en que podía tener un buen resultado. El primer intento fue bueno. Tenía para mejorar en la segunda y toqué afuera en la curva 7, creo que dañé el piso. Tenía poca carga y no pude terminar la vuelta», analizó Colapinto con la sangre hirviendo y las pulsaciones a mil en diálogo con Disney+.
Y siguió: «Sabía que iba a ser complicado, pero estaba cómodo con el auto. Me falta un poco de adaptación. Tenía mucho que mejorar en la segunda vuelta. Es una lástima porque tenía potencial para Q2. Estaba competitivo para estar más adelante”, siguió. Y, la verdad, el chico no estaba equivocado. Haber terminado entre los diez más veloces en la P3 un ratito antes daba señales claras de que al Williams, de pobre temporada, le calzan muy bien las rectas infinitas del Templo de la Velocidad. Lo confirmó un rato después el tailandés Alex Albon, su coequiper, quien avanzó hasta la Q3 y este domingo partirá desde el 10° lugar.
En su primer sábado como piloto de la Fórmula 1, entremezclado con los rockstars de los volantes, Colapinto no desentonó. Tuvo la compañía de su papá, Aníbal, hasta el momento en que tuvo que subirse al auto. Obviamente, Franco es el orgullo de la familia. «Somos todos felices. Franco es feliz, yo estoy feliz y creo que le hemos agregado una gran felicidad a la Argentina. Creo que todavía no caí. Nos llegaron mensajes de todos lados. Por ejemplo, hay un español, que se llama Miguel, que lo viene siguiendo desde la Fórmula 4 y está más emocionado, incluso, que yo. Para mí es muy reconfortante que personas de afuera, de otros países, quieran tanto a mi hijo… Es increíble», contó el padre de la criatura.
Foto: Fórmula 1Fue entonces cuando comenzó la tercera tanda de entrenamientos libres, la primera actividad de la jornada. Es el momento en que los pilotos terminan de hacer la puesta a punto pensando en la clasificación que ordenará la parrilla de salida. En el caso del argentino, además, fue la oportunidad para sumar kilómetros y kilómetros a bordo de su auto. Allí sorprendió al establecer el noveno mejor tiempo, a sólo 788 milésimas del más veloz, el siete veces campeón del mundo Lewis Hamilton. También sorprendió al recibir un tirón de orejas de los comisarios por una presunta infracción en una de las salidas.
Dicen los que saben que algunos no dan todo en esa tanda, pero si uno observa la grilla final, más allá de las distintas ubicaciones en la parrilla, sólo hay un cambio de apellidos entre los diez mejores de la Q3. Salió, lamentablemente, Colapinto y entró Sergio Checo Pérez a pesar de su Red Bull. Una nueva muestra de que estaba para más de no haberse salido del radio de giro en esa fatídica curva 7. Una pena. Es sabido que para triunfar en la Máxima hacen faltan tres cosas: talento, apoyo económico y experiencia. La primera le vino de fábrica al pilarense. La segunda llegó luego de un largo trabajo de sus manejadores, con los unicornios y Bizarrap como aliados. La tercera sólo la dan los Grandes Premios. Y éste es el primero de su vida.
El objetivo de este domingo para Colapinto en Monza será terminar la carrera. Esa será la prioridad. Cuanto más arribe termine, obviamente, será mejor. Si llega a sumar algún punto, un lujo. Pero su misión es otra. Debe subir peldaño a peldaño los nueve escalones que le esperan hasta el final de la temporada y demostrar que la confianza de Williams tiene sustento.
Lejos está el argentino del ruido que provoca la debacle de Red Bull, que relegó al neerlandés Max Verstappen al séptimo lugar de la parrilla. Ahora es el tiempo de Lando Norris, que es un misil y que en un fin de semana muy argentino en la F1 recibió su premio de manos de Javier Zanetti. El de Bristol, que viene de dar una masterclass en Zandvoort, largará desde la pole escoltado por su compañero, el australiano Oscar Piastri.
Javier Zanetti y Lando Norris. Foto: APTan rápidos y tan regulares son los McLaren en esta segunda porción de la temporada que este domingo puede cambiar el mando en el Campeonato de Constructores. Eso será lo que estará en juego este domingo, desde las 10 (Disney+), en Monza. Aunque los ojos de los argentinos sólo mirarán lo que haga este fenómeno que le da aún más sentido levantarse temprano los fines de semana para ver por TV cómo los hombres desafían los límites de la velocidad.