Y no, uno nunca podrá acostumbrarse a tener tan cerca a un ídolo como Harrison Ford. Eramos chicos cuando Han Solo disparaba su pistola láser o piloteaba el Halcón Milenario al lado de Chewbacca. Y ya adolescentes cuando Indiana Jones corría en una cueva peruana para escapar de una bola enorme que podía aplastarlo, en un prólogo que cambiaría la manera de iniciar las grandes producciones de Hollywood, los blockbusters del presente.
Pasaron ya casi 42 años del estreno de Los cazadores del arca perdida, y Harrison Ford vuelve a ser el intrépido aventurero y arqueólogo, peleando con los nazis. Pero seguro que cuando presentó la primera de Indiana, no estaba vestido de manera tan formal como en el Festival de Cannes, donde recibió a Clarín.
Porque ¿cuántas estrellas de Hollywood llegan a la entrevista, hoy por hoy, vestidos de traje?
Tiene un reloj de plata en su muñeca izquierda, cerca de su grueso anillo plateado en el dedo anular.
Y sí: tiene esa marca, esa cicatriz que a Indy se le formó en la niñez, cuando lo interpretó River Phoenix, el hermano mayor de Joaquin, fallecido.
Por más que lagrimeara en la premiere de Indiana Jones y el dial del destino, que acaba de estrenar en la Argentina, un día después Harrison Ford es el mismo tipo duro al que entrevistamos varias veces. El que, cuando daba notas por Enemigo íntimo (sí, la película en la que se peleó a muerte con Brad Pitt, y que coincidía con el 20º aniversario del estreno de la primera de Star Wars, decía que no quería saber nada de Star Wars… Y años después cobraría una millonada para volver a interpretar a Han Solo en media película.
Ford es amable, pero también categórico al mostrarse cero nostálgico. Ya lo notarán en sus respuestas, o al menos en el inicio de ellas, porque luego sonríe y sigue respondiendo.
-Se te vio muy emocionado en la première en la Sala Lumière.
-Sí, bueno, no me imaginé lo emocional que sería. De vez en cuando estos eventos me recuerdan la suerte que tengo en mi carrera. Yo también debo despedirme de uno de mis personajes icónicos. Oh, no, no es un adiós. Es, ya sabés, Sayonara… Sí, que tengas un lindo día. Ya nos veremos. Y no habría tenido ese sentimiento si no hubiéramos hecho esta película, porque esta semana, aquí en Cannes, hemos completado el círculo.
Siempre tuve la ambición de ver, desde que empezamos con el personaje, que no era tan físico y tan basado en el tipo de pasiones de la juventud. Un tipo con el que has pasado 40 años de tu vida en la pantalla. Y no necesitamos ajustar la historia para adaptarla a la edad del personaje.
Diferencia de edad
Pero la diferencia de edades es, ya sabés, una palabra apropiada, sabiamente elegida, es jodidamente apropiada. Pero la historia que se desarrolló para que Phoebe y yo interpretáramos es una de verdadera fuerza emocional. Y sí, teníamos fuerza emocional en las otras películas, pero no del todo de este sabor. Y entonces, siento que siempre quise que esta película sucediera, porque simplemente no habíamos dado la vuelta a la esquina con este personaje hasta ahora. Estoy muy, muy feliz de que hayamos tenido la oportunidad de hacerlo.
-Quería que una película ambiciosa fuera la última. Y no quiero decir que no hayamos hecho películas ambiciosas antes, eran ambiciosas de muchas maneras diferentes. Pero no necesariamente tan ambicioso con el personaje como quería que fuera el último.
Lejos del retiro
Ford se despide de Indiana, pero no de la actuación. Está, tal vez, más ocupado que nunca últimamente, con papeles tanto en el cine y el streaming. Será Thaddeus «Thunderbolt» Ross en el Universo Cinematográfico de Marvel en Captain America: Brave New World del año que viene.
-Has tenido muchos personajes icónicos, primero Han Solo en «Star Wars», Indy, y Deckard, en «Blade Runner». ¿Cómo compararías a los tres?
-Fuiste dirigido en cuatro películas por Steven Spielberg. Ahora, ¿James Mangold qué aporta de nuevo a tu personaje, a la película? ¿Y cómo creaste esa química con Phoebe en la pantalla?
-No supe que alguno de nosotros hiciera química, ¡es ciencia!, ja. Y no, no soy científico, pero te puedo decir que era simplemente una cuestión de entendernos, casi cinético y visceralmente. Y nos conocimos por primera vez en la oficina de Jim. No sé si Phoebe había decidido por completo si iba a hacer o no la película.
-Volvamos a lo que fue confiar en un director nuevo y qué le aporta al personaje.
-Jim es un cineasta apasionado. Tiene unas ideas muy claras y fuertes, ideas valiosas. Cuando Steven (Spielberg) gentilmente entregó las riendas a Jim, Jim asumió una responsabilidad, la responsabilidad de desarrollar una historia que fuera una que él pudiera conectar emocionalmente. Steven fue muy generoso al respecto, por más que te confieso, ha estado presente en esta película, así como en todas las demás.
La presencia de Steven Spielberg
Y fue una fuerte presencia. Jim reconoce que esperaba que aprendiera mucho de Steven. Y viendo las películas de Steven, creo que todos lo hacemos. Steven no esperaba una imitación, o una reiteración. Quería la pasión de Jim, la inversión personal de Jim. Y ése es el guion que se desarrolló, creo, el que nos abrió todas las mismas puertas y algunas más. Yeah.
Pero algo debió debilitar su hombro, porque cuando sostuvo su sombrero en la cara de Mads Mikkelsen y retiró su mano para dar el golpe, Ford se arrancó el músculo subescapular en su hombro derecho. El rodaje debió suspenderse dos semanas y Ford tuvo que esperar seis semanas para regresar a la filmación.
-Uno de los temas principales de la película es el tiempo. ¿Cuál es tu relación con el paso del tiempo?
-Bueno, lo estás viendo. Vos te ves genial.