Las cotizaciones de los futuros de soja en el Mercado de Chicago se desplomaron a mínimos de septiembre de 2020 este lunes 12 de agosto tras conocerse un nuevo informe del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA) que anticipa una cosecha récord de la oleaginosa en ese país.
En este escenario de caída de precios sostenida desde hace meses, si bien la venta de granos de los agricultores argentinos no presenta un atraso significativo en comparación con años anteriores, se observa prudencia y una ralentización de las operaciones a la espera de una mejora en las condiciones de comercialización.
Entretanto, los productores se desprenden solo de la mercadería necesaria para saldar deudas y afrontar los gastos de la próxima siembra gruesa (cultivos de verano) que está pronta a dar señal de largada. A la fecha, ya comercializaron casi el 50 por ciento de las 50,5 millones de toneladas recolectadas en 2023/24.
Este combo es una muy mala noticia para el Gobierno de Javier Milei, al que le urge el ingreso de dólares del campo -el sector que más divisas aporta al país- para salir del cepo y equilibrar una economía en estado crítico.
“En Chicago, los precios de la soja, la harina de soja y el aceite de soja han caído un 8, 10 y 11 por ciento, respectivamente, en comparación con el mes pasado. Si miramos el panorama anual, estas disminuciones son aún más pronunciadas, con caídas del 27 por ciento para la soja y la harina de soja, y del 35 por ciento para el aceite en relación con el mismo periodo del año anterior”, detalló Ramiro Costa, economista jefe de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires (BCBA).
El derrumbe de la soja se debió al clima favorable y el buen desarrollo de los cultivos en Estados Unidos, los altos stocks mundiales actuales y la gran producción anticipada para la campaña próxima.
El informe de Estimaciones de Oferta y Demanda Agrícola Mundial (WASDE) agregó 6,9 millones de toneladas de la oleaginosa a sus estimaciones de cosecha globales, totalizando así los 428,7 millones de toneladas. Ahora, con una ampliación del área sembrada proyectada y una previsión de mejores rindes, la producción para la campaña 2024/25 en Estados Unidos trepó a 124,9 millones de toneladas, 4 millones de toneladas más que lo calculado en julio. De esta manera, el nuevo ciclo presentaría una oferta un 11 por ciento superior a 2023/24.
Según el USDA, en el ciclo 2024/25 habrá una producción récord de 345 millones de toneladas de soja entre Argentina, Brasil y Estados Unidos, esto representa un incremento de 30 millones de toneladas respecto al ciclo 2023/24. Además, se prevé que los stocks mundiales alcancen los 134,3 millones de toneladas, incrementándose en 22 millones frente al ciclo anterior. “Esto resultaría en un aumento de la relación stock-consumo en 4 puntos porcentuales respecto al ciclo anterior, alcanzando un 33 por ciento”, precisó Costa.
Un factor clave en este crecimiento de la producción global es la evolución favorable de los cultivos en Estados Unidos, donde el 68 por ciento de la soja se encuentra en condiciones buenas a excelentes, según el USDA, el mejor registro de los últimos tres años. “Este escenario positivo se ha reflejado en el informe WASDE del día de ayer, que ajustó la proyección de producción en Estados Unidos desde 120,7 a 124,9 millones de toneladas, producto de mayor área y rinde respecto del estimado en el informe mensual de julio”, detalló el economista la BCBA.
También en su informe de oferta y demanda del 13 de agosto, la Compañía Nacional de Abastecimiento de Brasil (CONAB) estima que la producción y las exportaciones de ese país para el ciclo 2023/24 alcanzarán 147,38 y 92,4 millones de toneladas, respectivamente, lo que representaría una de las mejores cifras registradas históricamente. Además, “el USDA proyecta una producción récord de 169 millones de toneladas para el nuevo ciclo 2024/25, aunque aún faltan varios meses para el inicio del período de siembra”, aclaró Costa.
“Hay una expectativa de sobreabundancia, básicamente, mucha oferta y ningún evento climático que marque algún cambio, sobre todo en Estados Unidos, y expectativas de siembra alta en Argentina y Brasil para su próxima gruesa”, coincidió el consultor Teo Zorraquin. Luego de una campaña de maíz con grandes pérdidas debido a la enfermedad del achaparramiento transmitida por la chicharrita, en Argentina se espera que aumente la superficie sembrada de soja en detrimento del maíz, algo que será particularmente notorio en el norte. “El mercado lee que va a haber mucha soja, después puede fallar, pero hoy el mercado lee eso. Por supuesto, potenciado por la estrategia de los fondos de inversión que están muy vendidos”, sostuvo.
¿Los agricultores venden o no?
Los productores argentinos ya comercializaron casi el 50 por ciento de las 50,5 millones de toneladas recolectadas en 2023/24 cuando en 2022/23, para la misma fecha, habían vendido el 55 por ciento. Aún falta que se desprendan de 23 millones de toneladas, pero la mercadería que no tiene precio alcanza los 30 millones de toneladas. Según el analista Pablo Adreani, el valor de la soja bajó en la última semana US$ 20 y en los últimos seis meses, US$ 73, y considerando que hay 30 millones de toneladas pendientes de fijación, se habrían dejado de percibir US$ 600 millones en la última semana y casi US$ 2.200 millones en los últimos seis meses.
Según los datos de la Cámara de la Industria Aceitera y el Centro de Exportadores de Cereales (Ciara-CEC), la liquidación de divisas del sector para el período enero-julio de 2024 fue de US$ 13.640 millones. «Esta cifra está ligeramente por debajo del promedio de los últimos 10 años (US$ 14.975 millones) y más alejada del promedio de los últimos 5 años (US$ 16.137 millones)», detalló el presidente del Centro de Corredores de la Bolsa de Cereales, Marcos Hermansson .
«La liquidación en 2024 muestra un volumen ligeramente por debajo del promedio histórico, lo que indica una desaceleración en comparación con años anteriores. Además, ha habido un aumento significativo en el porcentaje de ventas sin precio, lo que refleja una mayor cautela de los productores ante la volatilidad del mercado y la incertidumbre económica», explicó Hermansson.
De acuerdo con el titular de los Corredores, este comportamiento se ve acentuado por los bajos precios actuales -los más bajos desde 2020- y la expectativa de un posible levantamiento del cepo cambiario. «Estos factores están llevando a muchos productores a esperar mejores condiciones antes de fijar precios definitivos y liquidar completamente la cosecha», dijo.
“En general el productor está liquidando, está un poquito más atrasado que otros años en volumen o en fijación de precios, pero hay liquidación. Ahora, ante una caída tan importante de precios, todos están con alguna expectativa de que pueda haber algún rebote o deciden esperar porque no les gusta este precio”, señaló Zorraquin.
La cotización actual también está relacionada con “un tipo de cambio que está levemente atrasado, lo cual también quita precios”, advirtió el analista. Asimismo, señaló que “hay una especie de esperanza, probablemente con pocos fundamentos, de que puedan bajar las retenciones a la soja, lo cual mejoraría los precios. Por eso, los estímulos para decir «si puedo no vendo», están”, dijo.
Pero, el productor argentino: ¿está hoy en condiciones de decidir aguardar y no vender? “Si necesito plata, tengo que pagar las cuentas, ya arranca la gruesa, etc., tengo que vender una parte sí o sí. Aunque también aparecieron créditos a tasas que para la Argentina parecen razonables, con lo cual se puede generar un poco de liquidez de esa forma y así no tener que desprenderme de todo lo que tendría que vender si esos créditos no estuvieran”, explicó Zorraquin.
Así las cosas, con precios que no cierran e ilusiones de quita de retenciones y/o devaluación, los productores evitan, en lo posible, la entrega de los granos, venden lo justo y necesario o recurren a la financiación disponible.
El derrumbe de los precios internacionales de la soja perjudica, en primer lugar, a los productores que ven recortados significativamente sus ingresos y también “es una pésima noticia para el Gobierno”, afirmó Zorraquin. El problema radica “no tanto en la demora en la venta, porque va a terminar ocurriendo, sino en la caída de los precios”, aclaró. De acuerdo con el especialista, “el Gobierno no está teniendo suerte en ese aspecto, porque en este esquema de transformación, para salir del cepo se necesitan dólares; si no se sale, no hay inversión; entonces, claramente la falta de dólares afecta a la posibilidad de liberar aún más la economía”, aseguró Zorraquin.
El mercado
El contrato de soja cayó 16 centavos de dólar y se situaba cerca de US$ 9.55 en la mañana del martes 13 de agosto en el Mercado de Chicago. El contrato de harina de soja SMU se encontraba en US$ 304.1 y el aceite de soja BOU está cerca de US$ 40.86.
«Los precios de la soja tomaron en cuenta inmediatamente este nuevo factor, lo que provocó una fuerte caída en Chicago, donde el vencimiento de noviembre de 2024 cayó por debajo de los 10 dólares por bushel», indicó el consultor Esteban Moscariello.
El lunes 12 de agosto, los fondos vendieron 1,000 contratos de trigo, 4,000 de aceite de soja, 11,000 de soja y 7,000 de harina de soja, mientras que compraron 12,000 contratos de maíz.