Once días después de haberse reunido con la titular del Fondo Monetario Internacional en la cumbre del G7 en Italia, Javier Milei pateó el tablero y apuntó contra un alto funcionario de Kristalina Georgieva. Sin nombrarlo, cuestionó con dureza ayer al director del Hemisferio Occidental, Rodrigo Valdés, supuestamente por permitir el aumento exponencial de la deuda del Banco Central en la gestión anterior.
El conflicto salió a la luz durante una entrevista radial que mantuvo Milei con Radio Mitre desde Républica Checa, cuando mencionó entre las trabas que aún enfrenta para levantar el cepo los «puts» que dejó la gestión de Alberto Fernández. «Estamos hablando de cuatro puntos del PBI. Y no solo es responsabilidad del gobierno anterior sino de un técnico del FMI que hizo la vista gorda con esto, alguno con vínculos con el Foro de San Pablo«, disparó.
De esa manera, el mandatario explicitó por primera vez su enojo con el encargado de monitorear la región y el programa con la Argentina. El economista chileno y amigo de Federico Sturzenegger desde los años 80 asumió su cargo el 1 de mayo de 2023 en remplazo del brasileño Ilan Goldfajn. La alusión al Foro de San Pablo es porque fue ministro entre 2015 y 2017 durante la gestión de Michelle Bachelet, que participó de ese espacio crítico del neoliberalismo.
Las tensiones habrían surgido ya hace un tiempo. En su última visita al país a fines de marzo, Valdés destacó el «progreso impresionante» reflejado en el superávit fiscal, la baja de la inflación y la reducción de la brecha cambiaria. Pero también empezó a advertir sobre la necesidad de mejorar «la calidad del ajuste fiscal» para no caiga desproporcionadamente sobre la clase trabajadora, y calibrar cuidadosamente la salida del cepo.
A fines de mayo, el dólar empezó a moverse y llevó al ministro de Economía, Luis Caputo, a frenar la baja de tasas. Y a principios de junio, en medio de las dificultades para acumular reservas, Milei despotricó contra el Fondo por los bonos en pesos emitidos por el Tesoro, en poder de los bancos, que tienen una cláusula (put) que obliga al BCRA a comprarlos si las entidades los venden. «Son un mamarracho que armó el gobierno anterior con aval del FMI», disparó.
Lo que terminó de sacar de las casillas al Presidente habría sido el informe del Fondo de la semana pasada. Si bien el organismo elogió el fuerte ajuste fiscal -lo cual llevó a empeorar su pronóstico con una caída del 3,5% de la actividad por la profunda recesión-, ratificó el «objetivo estructural» de eliminar el dólar exportador (blend) a partir del próximo lunes, la presentación de una hoja de ruta para salir del cepo a fines de julio y un tipo de cambio «flexible».
Las recomendaciones incluyeron alertas por la «fragilidad» de las reservas y la suba de la brecha cambiaria, que este martes superó el 50% con el dólar blue en $ 1.365. Además, según Equilibra, el Fondo situó el tipo de cambio de equilibrio a fin de mayo en torno a $ 1.150, un 30% más alto que el valor actual, en medio de planteos de economistas como Domingo Cavallo que piden acelerar el dólar.
Pero Milei negó este lunes que el organismo estuviera pidiendo una devaluación y ratificó los dichos de Caputo, quien el viernes ratificó el dólar blend y la devaluación del 2% mensual. «No coinciden en cuáles son los requisitos para sacar el cepo (especialmente no ven los pasivos monetarios como el gran problema), y la política de devaluación al 2% y las de tasas de interés», fue el diagnóstico de un economista consultado por el organismo.
En Wall Street, creen que el dólar planchado se convirtió en una «trampa»: si el gobierno lo acelera, aumenta la inflación y, si lo mantiene, corre riesgo de agrandar el agujero de reservas, provocar una corrida cambiaria y aumentar aún más la deuda. El Banco Central perdió ayer US$ 240 millones en el pico de liquidaciones del agro y en medio del las dificultades para seguir tomando deuda en dólares (Bopreal), además de los mayores pagos de importaciones.
Estas complicaciones aparecen cuando el gobierno busca iniciar un nuevo programa tras seis meses de negociaciones para obtener US$ 15.000 millones y levantar el cepo. «El presidente le está ladrando al árbol equivocado. Si bien en el FMI hay mucho reconocimiento por la determinación del gobierno de eliminar el déficit fiscal; muchos directores quieren reducir la exposición del Fondo con la Argentina», dijo Héctor Torres, exrepresentante argentino ante el organismo.
Para Torres, sigue haciendo «ruido» es la intención del gobierno usar dinero del FMI para levantar el cepo y poner el peso a flotar. «Además de que esto exigiría una “flexibilización” del “crawl” (devaluación del 2% mensual) y llevar las tasas de interés en pesos a territorio positivo», agregó, y señaló que el otro obstáculo para avanzar en un nuevo acuerdo para refinanciar la deuda de US$ 44.000 millones es el pedido de que comience con un fuerte desembolso.
Otro factor de tensión sería la hoja de ruta para ir hacia un régimen de competencia de monedas como Perú y Uruguay. «El Gobierno atribuyó la suba del Riesgo País y el dólar libre a la Ley Bases, pero también empieza a pesar la falta de precisión de este empalme entre el cepo y el tipo cambio fijo al 2% mensual y un nuevo régimen monetario, no pueden hacerlo cerca de las elecciones de 2025», señaló Jorge Vasconcelos, economista jefe del Ieral.