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Los alimentos suben más despacio y ahora son una «ancla» para frenar la disparada de la inflación


Fueron el factor más importante en la aceleración de precios que se vio entre enero y mayo. Ahora, son un «ancla». ¿Cuánto puede durar?

En una tendencia que comenzó en mayo y se profundizó en las últimas semanas, los precios de los alimentos se vienen desacelerando respecto de la inercia  que tuvieron en abril, cuando registraron una suba promedio del 10,1%. Precisamente por el peso que tienen en el índice de Precios al Consumidor (IPC) (23,4%), los productos de la canasta básica ofician como una especie de “ancla” para el nivel general de la inflación. 

La merma de los precios de los alimentos obedece a distintas razones a nivel local y se enmarca en una contracción de los precios de los alimentos en todo el mundo. Según el indicador de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), estos costos cayeron 1,4% en junio, lo que representa la decimocuarta caída en los últimos 15 meses. 

Aún cuando la inflación está en niveles muy altos (114,2% interanual), la desaceleración de los alimentos se ve claramente en los distintos relevamientos de las consultoras que miden el rubro en forma semanal.

Según los registros de LCG, en la primera semana de junio, el indicador de los Alimentos y Bebidas marcó un incremento del 0,2% semanal y en la semana anterior había sido el 0,1%. Con lo cual, la inflación promedio mensual se ubica en 5,1% y acumula una baja de 3,8 puntos respecto al pico registrado a principios de mayo. De acuerdo con este relevamiento, los precios de la carne acentuaron el atraso respecto del resto de los alimentos, con aumentos por casi la mitad que el promedio en el último mes.

Por su parte, la consultora EcoGo, con los datos de junio,  relevó una suba de 7,5% en los precios de la canasta, lo que representa una desaceleración de 1,5 puntos respecto del sondeo de mayo. Durante ese mes, «el 72,2% de la canasta de alimentos mostró variaciones, siendo 69,1% positivas y 3,0% negativas. Esto implica una reducción en la cantidad de productos que experimentó variaciones respecto al mes pasado cuando se ubicó en 89,3%», argumentó.

Esta previsión hizo que la consultora bajara su estimación sobre la inflación general de junio, al 6,6%. “En términos generales junio fue un mes tranquilo, donde no hubo grandes disrupciones en el plano económico: no hubo un salto significativo en los dólares financieros, ni grandes anuncios de medidas que pudiesen tener impacto”, explica Rocío Bisang, economista de la consultora.

“ Si bien sí tuvimos noticias en el plano político con el cierre de listas, quedó estructurado un escenario electoral que, al menos en una lectura rápida, y dadas las encuestas que hay dando vueltas, puede interpretarse como de candidatos “pro-mercado” , lo que parece haber tenido un impacto positivo en términos de expectativas e inflación”, según Bisang.

Otra cosa que jugó a favor en este sentido fue el dato de inflación de mayo que fue menor al esperado. Si bien en mayo la baja se explica más que nada por alimentos (donde la inflación en carnes fue muy magra y las frutas retrocedieron), en términos de expectativas el dato fue positivo luego de cinco meses de aceleración del índice, explicó la analista.

«En junio además esta tendencia en alimentos con el precios de las carnes estables (por fuera de algunas subas puntuales antes del dia del padre) y frutas a la baja se mantuvo, lo que contribuyó a la desaceleración. Otra cosa que creemos está jugando a favor es la desaceleración de la actividad y el consumo, en un contexto donde los salarios reales perdieron gran parte de su valor en los últimos años», opinó.

De todas formas si bien hoy el dato es positivo, los analistas no esperan que la desaceleración continúe por mucho mas tiempo. Explican al respecto que los desbalances macro de fondo no están resueltos: un Banco Central que está sin reservas, un mercado de deuda en pesos en tensión que crecientemente se financia con organismos públicos, la meta de transferencias al tesoro incumplida, los precios relativos distorsionados y la brecha en el tipo de cambio al 100%, entre otras cosas, son razones que dificultan pensar en una desaceleración sostenida.

Además, según Bisang, «a un nivel quizás un poco mas micro o sectorial: hoy carnes y verduras están jugando a favor pero ambas son tendencias que se espera que se reviertan. Ocurre que las frutas son muy volátiles por la estructura del mercado y la sobreoferta de carnes de hoy implica también una menor tasa de preñez y de animales para faenar para mañana».

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