Es una medida de la empresa que abastece a las refinerías. Dicen que es por mal clima. Pero en el sector sospechan que se están priorizando las exportaciones.
El abastecimiento de petróleo, la materia prima de los combustibles, está siendo afectado por estos días. Desde el miércoles pasado y hasta el próximo lunes, las empresas que tienen estaciones de servicio enfrentan una restricción del 10% sobre los volúmenes que trabajan habitualmente.
Oiltanking Ebytem, el operador de una terminal de almacenaje y comercialización de petróleo crudo con sede en Puerto Rosales (en Punta Alta, provincia de Buenos Aires), dispuso la interrupción del bombeo por cuatro días. De esta forma, las refinerías de YPF (en La Plata), Axion (en Campana) y Raízen (comercializa la marca Shell, en Dock Sud) sufrirán una restricción cercana al 10% de su abastecimiento.
Desde el miércoles al lunes, Oiltanking detendrá el bombeo por 12 horas diarias. “Se verá afectado el abastecimiento de combustibles y derivados al mercado local”, señalan desde una de las refinadoras afectadas.
Las causas que provocan esta interrupción varían según quién se consulte. Oiltanking habla de “problemas climáticos”, mientras que en refinadores se comenta que “es insuficiente el inventario”, es decir, la cantidad de petróleo disponible.
Tras el congelamiento en el precio de los combustibles por 75 días, las petroleras cobran menos por su barril de petróleo cuando lo venden para el mercado interno que cuando lo exportan. El país está en crecimiento en despachos exportados de petróleo. Sumó 40.000 barriles diarios a Chile, y buques de exportación, tratando de aprovechar la buena cotización de este commodity, que está cerca de los US$ 85. El llamado «barril criollo», precio en que las petroleras les venden a las refinerías, ronda los US$ 55-US$ 60.
En las petroleras también notan que hay una caída en la producción de crudo en la cuenca neuquina, donde habría más crecimiento proporcional de nuevos pozos de gas que de petróleo.
El país también dispone de petróleo crudo proveniente del sur (Santa Cruz y Chubut), pero una mala situación climática está complicando los amarres en las terminales de esa zona.
Oiltanking Ebytem es de un accionista alemán que posee operaciones similares en varios países europeos. En Argentina, está asociado con YPF, que tiene un 30% de la empresa. La concesión para operar vencía en 2027. Pero la empresa anunció una inversión de US$ 500 millones, y a los pocos días, la Secretaría de Energía le extendió el contrato por una década más, hasta 2037.
Ebytem posee tanques de almacenamiento casi conectados al puerto de Bahía Blanca. El petróleo que reciben va hacia las refinerías de las petroleras o tiene como destino la exportación.
La idea de esta empresa es “matchear” el crecimiento de la disponibilidad de sus tanques con el de Oldelval, el oleoducto que maneja las operaciones de casi todas las petroleras y que también se está ampliando.
Oiltanking Ebytem cobra un importe pactado de antemano sobre el petróleo que circulan las empresas hacia sus tanques, que luego llevan a los barcos que contratan las petroleras. Su facturación anual ronda los US$ 55 millones.
Contra el congelamiento
Las estaciones de servicio de las petroleras están disconformes con el congelamiento en el precio de las naftas. Prometen realizar una serie de medidas de fuerza, como el cierre de todos los surtidores del país por las noches “en forma escalonada”.
La cámara de estaciones (CECHA) solicitará “aplicar el procedimiento preventivo de crisis y la paralización de los procesos paritarios en curso”. “Todo ello sin perjuicio de otras acciones que se definirán conforme a la escalada de esta crisis”, agregaron.
El Gobierno decidió un aumento del 12,5% en los combustibles. Pero avisó que sería el último hasta fines de octubre. “Las cámaras y federaciones de todo el país nucleadas en CECHA manifestamos nuestro rechazo a las medidas adoptadas por el Gobierno Nacional por considerar que tornan inviables nuestro negocio y lo condena a la ruina”, criticaron.
Las petroleras locales acordaron venderle crudo a las refinerías a un precio de barril menor al del mercado internacional. A cambio, recibirían ciertas compensaciones a la hora de las exportaciones.