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Crecen las apuestas sobre el fin de la recesión al calor del dólar dormido

En el término de un mes el dólar blue bajó $85 al pasar de $1355 a $1270 y generó un nuevo marco de análisis sobre el particular momento económico de la Argentina.

La calma de los dólares libres, producto de la política cambiaria que lleva adelante el presidente Javier Milei, se destaca como contracara de la efervescencia política en varios frentes clave que enfrenta el gobierno.

Para los funcionarios de Economía, esa dicotomía define la importancia de dos activos principales que sustenta el ministro Luis Caputo: el superávit fiscal y la baja de la inflación que, en la visión oficial, constituyen el sustento para la aparición de algunos dólares en la economía apalancados por el blanqueo y los problemas de las familias para llegar a fin de mes.

El gobierno se envalentonó con los datos de la actividad industrial y de la construcción en julio.

La industria manufacturera mejoró 6,9% respecto a junio, en tanto que la construcción repuntó 8%. Los sectores están abajo en el acumulado del año: la primera con una caída de 14,6% y la segunda, cayendo 30,9%.

Los datos van consolidando la idea de que la caída de la actividad tocó piso y la discusión incipiente gira en torno al posible alcance y la velocidad del proceso para superar la baja vertical de la actividad en el primer cuatrimestre de este año.

Un posteo en X del economista e historiador Pablo Gerchunoff, experto en analizar los ciclos de la economía argentina, puso el foco en dos elementos que caracterizan la expectativa de una parte importante del mundo económico.

Dice Gerchunoff: «La reactivación de Mile está con nosotros. No sé la velocidad, pero con apreciación real y expansión del crédito es imposible que no sea así».

La apreciación cambiaria forma parte de las condiciones clásicas de la Argentina para reactivar después de una fuerte devaluación en la búsqueda de equilibrar las cuentas externas y, también, la recaudación.

En este caso, diría un funcionario de Economía, la situación es distinta «porque hay superávit fiscal», un latiguillo que también usan para justificar la apreciación real del tipo de cambio basándose en que la inflación baja, aunque todavía se la percibe estabilizada en torno al 4% mensual.

Sobre si el dólar oficial está o no atrasado en estos días, resulta interesante un cuadro comparativo que presenta otro economista y ex vicepresidente del Banco Central. Enrique Szewach decía en sus charlas a comienzos de septiembre que «a pesos de hoy el dólar exportador pasó de 1.500 en noviembre de 2023 a los actuales 1.010″.

El dólar importador de 910 a 1.443 y ahora (con la baja de 10 puntos de la tasa de riesgo país) a 1.050. El dólar soja neto de retenciones pasó de 872 a 661. Y el dólar libre de 2.500 en octubre de 2023 a 1.300 hoy.

El tipo de cambio real bilateral con Brasil de 260 en diciembre de 2023 a 175, muy cerca de los valores de 1999/2001. Y en el final, el comparativo, Szewach cierra con uno de los resultados externos más sensibles: los precios de los commodities en el mercado internacional en niveles mínimos.

Pero ese marco cambiario del comienzo de septiembre se apuntala en los dólares que están ingresando para el blanqueo y como financiación para el pago anticipado del impuesto a los Bienes Personales , además del desarmado del «canuto» que están concretando muchas familias para llegar a fin de mes.

Para la consultora Outlier «la racha de subas diarias consecutivas del stock de depósitos privados en efectivo en moneda extranjera se extendió aún más en el arranque de septiembre. Ya tenemos 16 alzas seguidas luego de la última baja que en conjunto suman más de US$ 1.330 millones.

La suba de los depósitos en dólares del sector privado (rondan los US$ 19.900 millones) constituye una buena noticia para el cómputo de las reservas brutas del Banco Central, pero no generan una suba de las netas que se mantienen en el campo negativo en el orden de los US$ 5.600 millones.

Respecto del aumento de los créditos en pesos (en los bancos se registran muchas consultas, aunque pocas concreciones aún, por los hipotecarios UVA) el último informe de la Fundación Capital pone el acento en el salto que se está registrando en los últimos meses.

Dice que «los préstamos en pesos al sector privado mostraron un alza de 3,1% en términos reales desde el 10 de diciembre, pero con una dinámica dividida en dos etapas: una caída real de 32,7% hasta el 17 de abril y a partir de ahí un fuerte aumento de 53,1%.

Los dólares libres dormidos y el aumento del crédito en pesos forman parte de las condiciones para un repunte del consumo, pero la duda sobre un abastecimiento fluido de divisas a las reservas del Banco Central se mantiene.

La Fundación Capital concluye que «se advierte una suba del financiamiento tanto en dólares como en pesos que debe ser matizada». Lo positivo es que hay un enorme potencial de crecimiento en los préstamos en un contexto de estabilización».

Las dudas se mantienen girando en torno a la entrada de dólares. El gobierno dice que no le preocupa, pero al levantamiento del cambiario le siguen corriendo el arco.

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