Un fin de semana cargado de tristeza vivió el automovilismo mundial por la muerte del Dilano Van’t Hoff, un piloto de apenas 18 años que sufrió un durísimo golpe mientras competía el sábado en una carrera de la Fórmula Regional European Championship en Spa-Francorchamps. El fallecimiento del neerlandés se produjo en medio de un choque en cadena, en unas condiciones de mucha agua y poca visibilidad debido al spray, en el punto más rápido del circuito, la recta de Kemmel, la posterior a la famosa curva de Eau Rouge y el Raidillon. Y volvió a encender una alarma sobre la seguridad del trazado belga, que en algo más de un siglo de historia ya se cobró la vida de 49 pilotos.
«Perdimos a un piloto joven, un miembro de la familia del automovilismo. Y no es justo. Esa curva debe cambiar, lo venimos diciendo hace años. Ya perdimos dos chicos ahora en pocos años. Se tiene que pensar seriamente en eso», comentó el canadiense Lance Stroll, tras el sprint de la Fórmula 1 en Austria.
Diseñado por Jules de Thier y el piloto Henri Langlois van Ophem en 1920, fue inaugurado al año siguiente con una carrera de motos. Originalmente tenía un recorrido de 15 kilómetros, que utilizaba carreteras públicas que unían Francorchamps, Malmedy y Stavelot, y era, esencialmente, un circuito de velocidad, donde se alcanzaban velocidades medias mayores a otros trazados. Así, no pasó mucho tiempo hasta que Spa registró el primer accidente fatal, en agosto de 1925, cuando el británico Bill Hollowell falleció durante una competencia de motociclismo de 350cc.
Cuatro años más tarde, en la sexta edición de las 24 Horas de Spa, el belga Frédéric Charles Charlier murió tras despistarse curva S de Malmed y chocar su Bugatti contra un árbol. Y en 1932, el alemán Roberto Jecker y el italiano Bruno Quaglieni perdieron la vida luego de impactar de frente entre ellos durante una sesión de entrenamientos del Gran Premio de Bélgica de motociclismo. El número de fallecidos fue creciendo con el correr de los años, pero hubo algunos casos que, por una u otra razón, quedaron en la memoria colectiva.
El fatídico GP de Fórmula 1 de 1960
En 1960, ya con 17 nombres en esa lista, ocurrieron dos de los accidentes más escalofriantes de la historia del circuito.
Durante el fatídico Gran Premio de Bélgica de Fórmula 1, que se corrió con pista seca y mucho sol, el británico Chris Bristow se salió de pista mientras luchaba por el sexto lugar con el Ferrari de Willy Mairesse y se estrelló con un terraplén de un metro y medio de altura. El golpe fue tan fuerte que salió despedido de su Cooper y fue lanzado contra un alambre de púas que delimitaba el trazado y lo decapitó.
Pese al estremecedor choque, la carrera continuó. Y cinco vueltas más tarde, en la 20ª, el británico Alan Stacey se despistó tras ser golpeado en la cara por un pájaro y, luego de dar un vuelvo, su coche aterrizó en un campo. El auto se incendió y Stacey, que no pudo escapar del habitáculo, murió calcinado.
Los dos choques fatales ocurrieron en Burnenville, la misma curva rápida en la que Stirling Moss se había fracturado las dos piernas tras estrellarse durante los entrenamientos, el día anterior.
Un choque y dos muertos en una carrera de sidecar
Si bien nunca se supo qué causó el despiste, algunos testigos aseguraron que los dos vehículos se tocaron. La ambulancia llegó al lugar del choque poco después de la victoria de Auerbacher y Hahn y encontró los cuerpos de Attenberger y Schillinger, que habían perecido en el acto.
El motociclismo y otra víctima
Pero tras un toque con la moto de su compañero Eric Offenstadt, perdió el control en la curva de Blanchimont, la última antes de la chicane, y se estrelló contra las barreras, golpeándose fuertemente la cabeza. Circulaba a unos 240 kilómetros por hora. Fue trasladado al hospital de Francorchamps, pero falleció poco después, a los 22 años. Un año antes, se había subido al segundo lugar del podio en ese circuito, firmando su mejor actuación en esa categoría.
Un accidente impactante en el Mundial de Resistencia
Stefan Bellof fue un talentoso piloto alemán que en 1984 se coronó campeón del Mundial de Resistencia y que un año más tarde, se convirtió en la 38ª piloto en perder la vida de Spa-Francochamps.
El auto de Ickx golpeó el muro con la parte trasera y el belga pudo salir rápido por sus propios medios. Pero el coche de Bellof atravesó las protecciones, impactó contra un muro secundario y se prendió fuego. Los auxiliares de la pista lograron extinguir las llamas y sacaron al alemán de los restos del coche tras 40 minutos de arduo trabajo, ayudados además por Ickx. Bellof fue declarado muerto camino al hospital, aunque se cree que falleció en el impacto. La carrera se canceló.
El durísimo golpe de 2019
El nombre de Dilano Van’t Hoff es el 49° de pilotos que fallecieron mientras corrían en Spa (la lista tiene además cuatro auxiliares de pista). En el 48° lugar aparece el de Anthoine Hubert, cuya muerte, en agosto de 2019, fue un golpe durísimo para el automovilismo mundial. El francés se accidentó en la primera de las dos carreras que tenía programada la Fórmula 2 para su visita al trazado belga hace cuatro años, horas después de que la Fórmula 1 disputara su clasificación en el mismo circuito.
El francés recibió entonces un durísimo golpe del ecuatoriano Juan Manuel Correa, quien también había golpeado los restos del monoplaza de Alesi y no llegó a esquivarlo. Los dos autos quedaron destrozados y Hubert, de 22 años, falleció poco después, en el hospital. El sudamericano, de 20, estuvo en coma dos semanas, se sometió a múltiples operaciones para curar las fracturas en las dos piernas y las lesiones vertebrales, pero se recuperó. Y volvió a correr un año y siete meses después del accidente.
El dolor que causó la muerte de Hubert quedó en evidencia al día siguiente, cuando en la previa y durante la carrera de la Fórmula 1, que ganó Charles Leclerc, se sucedieron los homenajes al francés. El monegasco, de Ferrari, consiguió ese día su primera victoria en la categoría reina y se la dedicó entre lágrimas a Anthoine, con quien había sido amigo desde su infancia.