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La metamorfosis de Esequiel Barco, la explosión del River campeón: dieta, elongación y el seguimiento de Scaloni


Le costó adaptarse al club de Núñez, que suele ser exigente con los volantes creativos, pero ahora transita un presente ideal.

La presencia de Pablo César Aimar en el duelo que River le ganó 2-0 a Colón en el Monumental tenía un objetivo central: analizar de cerca a Esequiel Barco. Y el motivo es simple: el mediocampista ofensivo es seguido por Lionel Scaloni, quien podría citarlo a la Selección en la próxima ventana. La información grafica a la perfección lo que fue el semestre de Barco, el futbolista más desequilibrante del campeón. 

Barco tiene cosas de Aimar. El puesto en la cancha, la manera de correr (¡parece que va en el aire!), la gambeta en velocidad, la pegada, la personalidad para pedirlas a todas y la llegada al gol pueden ser algunas de las similitudes. Con esas credenciales, era inevitable que el amor entre los hinchas millonarios y Barco floreciera.

Juega como si hubiese estado toda la vida en River, Barco. Es cierto que le costó adaptarse al club de Núñez, que suele ser exigente con los volantes creativos. Pero ahora transita un presente de ensueño el nacido en Villa Gobernador Galvez hace 24 años, al punto que Scaloni lo tiene marcado con mayúsculas en su carpeta.

Hubo cambios en Barco, claro. Luego de una primera temporada con altas y bajas, se enfocó. Lo primero que comprendió fue que con el talento no le alcanzaba para triunfar en River y se dedicó a entrenar aún con más entrega. Se propuso, según contaron sus allegados, ser el primero en llegar y el último en irse en cada una de las prácticas en el predio de Ezeiza.

Las lesiones lo atormentaron en sus primeros meses en River y por eso optó por realizar una dieta estricta: un chef personal le prepara las cenas todos los días. Y nada de viandas o delivery: Ricardo, el hombre de la cocina que también trabaja con el delantero Pablo Solari, sin falta va al hogar de Barco noche tras noche.

Esequiel Barco, puro desequilibrio. Foto: AFP

Esequiel Barco, puro desequilibrio. Foto: AFP
Pero la comida no fue lo único que modificó Barco y que le ahuyentó las lesiones: por las tardes, un personal trainer asiste a su casa para realizar distintos ejercicios de elongación.

El estado físico de Barco es notable: él, Enzo Díaz y Rodrigo Aliendro son los que más corren en el equipo, según los datos que arrojan los GPS. «Tiene sprints con niveles europeos», aseguran desde el cuerpo técnico que encabeza Martín Demichelis.

En la intimidad, Barco se lamenta no haber podido rendir a este nivel con Marcelo Gallardo, un entrenador que lo bancó mucho: jugó 45 partidos, marcó 6 goles y regaló 4 asistencias. Con Demichelis en el banco explotó: 7 goles y 4 asistencias, pero en 32 duelos. El ex Independiente juega más centrado que en la etapa del Muñeco, aunque ambos técnicos le entregaron libertades para crear. Hay pequeñas diferencias entre los equipos: el de Gallardo era más pasional, el de Demichelis más táctico.

“El año pasado Barco jugó mucho más de extremo y los extremos están para encarar. Están para ponerse uno contra uno y seguramente mucho de esos uno contra uno los pierdan. Está bien que los pierdan, porque en el desequilibrio, las que ganen, el equipo se pone en situación de gol”, comentó Martín Demichelis. Y destacó: “Hoy por hoy, jugando por dentro como me gusta a mí, tiene que entender que no siempre puede trasladar y no siempre puede utilizar su gambeta”.

«Siento felicidad plena. Este equipo trabajó desde que arrancó el año con una mentalidad positiva. Martín Demichelis me encontró el puesto, me dio confianza y mis compañeros hicieron que todo sea fácil. Ahora tengo cumplir y teñirme el pelo de amarillo», dijo Barco tras el triunfo ante Estudiantes.

Y agregó: «La ilusión de la Selección siempre está».  

Barco, de fiesta, en el Monumental. Foto: AFP

Barco, de fiesta, en el Monumental. Foto: AFP
Las actuaciones de Barco no solo hicieron emocionar a los hinchas de River, sino que los dirigentes tuvieron que ejecutar la cláusula de compra: pagarán 7 millones de dólares a Atlanta de la MLS. Esa cifra, que se dividirá en seis cuotas desde 2024 hasta 2026, se suma a los 4.500.000 dólares que ya se abonaron por el préstamo de 2 años.

En definitiva, 2023 fue el año de la explosión de Barco en River, el semestre en el que pudo demostrar todo lo bueno que hizo en Independiente. Ahora le queda un anhelo. «Mi sueño es ganar la Libertadores con River. Mis compañeros que lo vivieron me comentaron que es algo hermoso. Siempre me gustó la Libertadores y ahora estoy en un lugar donde podemos aspirar a hacerlo», avisó.  

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