Los cuatro años que separan el Mundial de Japón 2019 con el de Francia 2023 tienen a Los Pumas como protagonistas de un proceso que experimentó un cambio de mando con la salida de Mario Ledesma y su reemplazo como entrenador principal con Michael Cheika. En el medio, la pandemia, la recuperación tras el fracaso mundialista en Asia con un triunfo histórico ante los All Blacks y una racha de nueve derrotas consecutivas -con una dolorosa goleada de Irlanda por 53 a 7- que precipitaron una reorganización obligada.
Probablemente nadie recuerde Japón 2019 con gratitud. No solo, por supuesto, los hinchas, sino tampoco quienes fueron los protagonistas de una decepción que hirió a Los Pumas. Las expectativas eran infinitamente superiores al paso sin pena ni gloria por el Grupo C, con victorias ante Tonga y Estados Unidos y derrotas ante Inglaterra y Francia.
Entre los 33 que Cheika llevó a Francia, hay 18 que tienen encima la experiencia japonesa. Uno de ellos es Emiliano Boffelli el wing o full back que experimentará en Francia su segundo Mundial y el primero como una pieza fundamental para el entrenador australiano: a excepción de los últimos test matches, fue titular en cada partido. Las conversiones y penales llevan la firma de su pegada precisa. Antes de partir rumbo a Portugal donde el plantel completa la última parte de su preparación para el Mundial, el rosarino charló con Clarín.
– ¿Cómo llegó esa Selección a Japón 2019 y cómo llega esta a Francia 2023?
-Creo que llegamos a través de distintos caminos. Obviamente en el Mundial pasado estábamos jugando todos juntos todo el año, por el Super Rugby, y jugamos muchos minutos todos. Creo que este Mundial llegamos un poco más frescos y, bueno, con muchas expectativas y con ganas de agarrar bien fuerte todo lo que nos dejó como enseñanza del Mundial pasado para volcarlo de lleno a este mundial.
Emiliano Boffelli y un try en un test match ante Escocia, el año pasado. Foto REUTERS-¿No quedaron fantasmas de ese Mundial?
-No sé si llamarlos fantasmas. Sí, obviamente, todo lo que nos sorprendió en aquel momento, cada cosa y detalle, tratar de aprenderlo y estar preparados para que no vuelva a ocurrir en este Mundial.
-¿Entre los compañeros que tuvieron esa experiencia son de hablar, de recapitular aquello?
-Seguramente que haya momentos en los que algo nos recuerde a aquello y tratemos de estar bien preparados para que no vuelva a pasar. Pero creo que eso pasaba mucho más cuando recién terminó el Mundial pasado. Creo que ahora pasa mucho menos. Ya dimos vuelta la página, pero sí, obviamente como dije, tomamos fuerte esas enseñanzas.
-En aquel entonces no tenías experiencia en Mundiales. Hoy sí y tenés 14 compañeros que jugarán uno por primera vez ¿Te toca hablar con los más chicos para bajar alguna ansiedad?
-En el Mundial pasado la ansiedad me carcomía. A veces me venía muy fuerte y tenía que tratar de serenarme. En este, tanto yo como otros, tratamos de ayudar a los chicos y que esa ansiedad sea positiva y no se transforme en algo negativo, como pudo haber pasado en el Mundial anterior.
La pegada de Boffelli, un sello propio. Foto AFP– ¿Cómo repercute en la ansiedad la certeza de Cheika que dice que los prepara para jugar la final?
-Desde que vino él, en realidad, desde un tiempito atrás, buscamos ser protagonistas y nos metemos esa, no lo quiero llamar presión, pero sí esa responsabilidad de que se le pueda ganar a cualquiera. Sabemos que ya muchos partidos el porcentaje de favoritismo está dividido cada partido. Ya no es como antes que los favoritos eran los otros. Creo que ya esa etiqueta nos la ganamos ¿no? Nos miran con otros ojos y entonces creo que lo tenemos que aprovechar y sacarle crédito.
– Crees que este Mundial los van a respetar?
– Yo creo que sí, como nos vienen respetando hace unos años. Si no, nos haremos respetar.
– ¿Dónde te ves el 28 de octubre?
– Y bueno… en el Stade de France, en la final.