InicioEconomíaLos dólares de la soja llegan como un bálsamo para Javier Milei

Los dólares de la soja llegan como un bálsamo para Javier Milei

Como miles de agricultores argentinos, Marcelo Cervigni se está preparando para el principal evento del año: la cosecha de soja. La oportunidad no podría ser mejor para el presidente Javier Milei, que necesita con urgencia los miles de millones de dólares que generan los envíos de soja para compensar el creciente déficit de divisas del país.

El problema es este: Cervigni y sus colegas planean tomárselo con calma, apostando a que los precios, golpeados por la guerra comercial global de Donald Trump, se recuperaren más adelante en el año y les permitan compensar los costos de la campaña. “No nos apresuraremos”, dijo Cervigni, que cultiva 6.800 hectáreas en San Antonio de Areco, un pueblo rural a unos 90 minutos de Buenos Aires.

A pesar de los ambiciosos planes de Milei para transformar Argentina en una economía de mercado, algunas cosas aún no han cambiado. Al igual que sus predecesores, el presidente depende de la cosecha de soja de las próximas semanas para gestionar una de las monedas más volátiles del mundo.

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Y hay indicios claros de que el peso está bajo presión. La diferencia entre el tipo de cambio oficial y el paralelo (contado con liquidación) se ha ampliado a más del 25%, hasta reflejar la mayor brecha desde octubre, según datos de Bloomberg.

Los agricultores argentinos recogen los granos de sus campos y los transportan en camiones a traders globales, que los procesan para convertirlos en harina para la alimentación del ganado y aceite de soja para cocinar y biocombustibles para enviarlos a todo el mundo. El país es el primer exportador de ambos productos a nivel mundial.

Los traders, que tienen que convertir el 80% de sus ventas en el extranjero a la moneda local, tienen hasta 30 días desde el momento en que venden un envío para convertir sus dólares en pesos, al tipo de cambio oficial. Estos requisitos forman parte de la red de controles de Argentina sobre lo que las empresas y los particulares pueden hacer con divisas, con el objetivo de proteger el peso.

Los dólares de la soja proporcionarán, una vez más, una munición crucial, ya que representan la mayor parte de los alrededor de US$30000 millones de cultivos que se prevé que Argentina exporte este año. Estos ingresos pueden llegar a un ritmo más lento de lo que Milei necesita, ya que los agricultores, muchos de ellos lidiando con los peores márgenes de beneficio desde la década del noventa, esperan mejores precios.

Las ventas a plazo de la cosecha de soja de 2025 son las más lentas en una década, según la cámara de comercio de Rosario, el centro de envío de granos de Argentina. La entidad estima que solo 17% de los suministros fueron negociados hasta ahora, lo que está 7 puntos porcentuales por debajo del promedio histórico, escribieron analistas en un informe del 4 de abril.

“Cuando los precios caen, la venta de los productores se ralentiza”, dijo Francisco Perkins, que cultiva más de 5.400 hectáreas de tierras de cultivo de primera calidad en la provincia de Buenos Aires.

Su colega Cervigni señaló que los acopiadores le han ofrecido solo US$295 por cada tonelada de soja cosechada, por debajo de los US$310 que le costaron sembrarla y por debajo de lo que él llama el “precio de dolor”, o punto de equilibrio.

Los dólares que puede generar la cosecha de soja

“Los dólares de la cosecha serán un bálsamo para el gobierno, pero la magnitud no está clara”, dijo Fernando Losada, economista de Oppenheimer en Nueva York. Argentina también recibirá menos de sus crecientes exportaciones de petróleo debido a la caída de los precios mundiales de la energía, destacó.

Por el momento, esos flujos de dólares de cultivos podrían ser engrosados con otras fuentes de efectivo, como el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo. Entre los ingresos de la soja y estos organismos, Argentina podría recibir más de US$20.000 millones en moneda fuerte hasta junio, según estimaciones de los corredores locales TPCG y Max Capital.

El gobierno espera un desembolso anticipado de al menos US$8.000 millones del FMI, así como entre US$3.000 millones y US$5.000 millones en líneas de otros prestamistas, lo que supondrá un impulso a corto plazo para el banco central. Las reservas internacionales cayeron por debajo de los US$25.000 millones esa semana, hasta su nivel más bajo en 15 meses. El personal técnico del FMI aprobó un nuevo programa de financiación para Argentina el martes, y el directorio ejecutivo lo someterá a votación final el viernes.

Pero estos fondos del FMI vendrán con condiciones, lo que significa que es probable que Argentina no pueda utilizarlos completamente para intervenir en el mercado de divisas. También se espera que el Fondo establezca objetivos para que el banco central aumente sus reservas. “Todo apunta a que el gobierno se verá obligado a flexibilizar más el tipo de cambio”, dijo Losada.

Para los agricultores, el momento y los volúmenes de sus ventas de soja dependerán de los precios de las materias primas, del acceso a sus campos durante las fuertes lluvias y, lo que puede ser lo más difícil de conseguir, de la confianza en la estrategia de tipo de cambio de Milei.

“En cuanto haya claridad sobre el régimen cambiario, las ventas de granos serán numerosas y se producirán todas a la vez. En mayo y junio habrá muchos dólares en oferta”, dijo Juan Manuel Pazos, economista jefe de TPCG Valores. Pazos espera que se produzcan ventas por algo más de US$10.000 millones antes del 30 de junio.

Un recorte fiscal temporal provocó fuertes ventas de la cosecha de 2024 a principios de este año, pero la actividad vinculada a la cosecha de 2025 ha sido más moderada. “Las ventas progresan de manera constante, principalmente vinculadas a necesidades financieras específicas o a subidas de precios ocasionales”, dijo Ariel Tejera, analista del corredor de bolsa Grassi SA.

Perkins, el agricultor del oeste de Buenos Aires, dijo que ahora no es el momento de vender. “Es un momento para quedarse quieto. Operar cuando hay mucho ruido en el mercado no suele ser una buena estrategia”, señaló.

Traducción editada por Ignacio Olivera Doll.

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