Yanina Gaitán anotó su nombre en los libros grandes del deporte nacional en el Mundial de Estados Unidos 2003. Dos décadas después, ya retirada y con una carrera como docente, se ilusiona con que la nueva generación de jugadoras alcance grandes objetivos en la próxima cita de Australia-Nueva Zelanda.
20 de junio 2023, 05:26hs
Yanina Gaitán marcó el primer gol de una Selección argentina en la historia de los mundiales femeninos (Foto: Instagram @yaninagaitan02)
“Es uno de mis tesoros”. Yanina Gaitán recuerda su gol en el Mundial de Estados Unidos 2003, el primero para la Selección argentina en una Copa del Mundo femenina, y se emociona. Hace exactamente 20 años, hizo historia y fue una de las jugadoras que a puro sacrificio sentó las bases para el desarrollo de un equipo nacional que va por grandes metas en Australia-Nueva Zelanda 2023, torneo que comenzará en un mes, el 20 de julio.
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“Es algo que creo que no voy a olvidar nunca. Y si me olvido, seguramente alguien me lo va a recordar”, dice la exfutbolista en diálogo con TN y su sonrisa se advierte del otro lado de la línea telefónica.
Yanina nació el 2 de junio de 1978, en plena disputa del Mundial masculino en la Argentina. Su vida, como no podía ser de otra manera, iba a estar marcada por el fútbol: sus primeros pasos en el deporte más popular del país los dio con su hermano en la casa familiar y también en la plaza del barrio de Villa Lugano.
En una época en la que no era usual ver nenas jugando al fútbol, Yanina tuvo el apoyo de su papá desde el primer momento. Fue él quien la acompañó en cada paso, aún cuando había clubes que le impedían la inscripción. “Yo tenía cuatro años y no entendía por qué pasaba eso. Parecía que estaba haciendo algo mal. Pensaba que si estaba prohibido, era porque era algo malo. Eso es algo que te transmiten los adultos”, relata.
Aprender a convivir con esas miradas era necesario si quería construir una carrera en el deporte que más amaba. El respaldo de su familia fue clave: a los 11 años la llevaron a Sacachispas y luego dio el salto a Yupanqui, el equipo sensación del fútbol femenino por esos años en la Argentina, que tenía a Luis Garay como DT. Allí, jugaba con mujeres que le llevaban 10 o 20 años de diferencia. “No había chicas de mi edad, siempre me tocaba con varones o con adultas”, explicó.
La carrera de Yanina iba en ascenso. Luego de estar unos años en Yupanqui, dio el salto a River en un ciclo que duró seis años bajo la dirección técnica de Coco Torres. Más tarde, se cruzaría a la vereda de enfrente para jugar siete años en Boca. Racing, San Lorenzo y un segundo ciclo en el club Xeneize completaron la trayectoria de la deportista que se retiró en 2011 debido a que ya no podía sostener su carrera deportiva y el trabajo full time en paralelo.
“El secundario lo terminé en tiempo y forma. Del colegio, que quedaba en Caballito, me tomaba el 42 para ir a entrenar a River de ocho a diez de la noche. Eso lo hacía tres veces por semana, más el fin de semana que jugábamos. Y después me puse a trabajar… Eran todas dificultades, obviamente, porque cobrábamos un viático nomás. En ese entonces era mucho sacrificio, pero la pasión por el fútbol, las ganas de jugar y los días de partido eran muy gratificantes. Era lo que me hacía feliz”, destacó.
La llegada a la Selección argentina y una oportunidad impensada
La oportunidad de vestir la celeste y blanca le llegó a Yanina cuando tenía tan solo 13 años. En aquel entonces, a principios de los 90′, no había selecciones juveniles en la rama femenina, por eso en la Mayor se juntaban jugadoras de edades muy distintas. Los entrenamientos generalmente eran en el club El Porvenir.
Con los años, los entrenadores fueron pasando (Coco Torres, Rubén “El Chapa” Suñé, Raúl Giovanni y Carlos Borrello) y las prácticas comenzaron a ser en el Cenard. “Cerca de los amistosos o de las competencias internacionales entrenábamos en doble turno y a veces teníamos concentraciones. La preparación de esa época era acorde a cómo estaba el fútbol femenino en ese momento”, recordó la exfutbolista.
Por aquel entonces, para Yanina era difícil pensar que el fútbol pudiera llevarla a viajar por distintos países y a vivir experiencias que parecían solo reservadas para los varones, como por ejemplo jugar un Mundial. Sin embargo, la chance le llegó en 2003, con la Copa del Mundo de Estados Unidos. Era la primera participación de la Selección argentina en este tipo de torneos: la historia estaba por escribirse.
“Los hoteles en Estados Unidos eran de cinco estrellas, los traslados en micro eran algo maravilloso. Nosotras obviamente no estábamos acostumbradas ni adaptadas a eso, era todo nuevo y lindo. Era todo profesional: los estadios eran hermosos y el marco fue inolvidable. Son cosas que te marcan”, sostuvo.
El camino de Argentina en el Grupo C no fue fácil: en el debut perdió 6-0 con una potencia como Japón y luego cayó 3-0 ante otro gran equipo: Canadá. Ya sin chances de avanzar a la próxima fase, el equipo nacional llegó al último partido ante Alemania, en Washington, el 27 de septiembre de 2003. Ese es el día que Yanina nunca olvidará.
Iban 26 minutos del primer tiempo y las europeas ya ganaban 4-0. “Nuestra jugada comenzó en la defensa, pasó al mediocampo y en la transición de ataque llegó hasta la delantera. Marisol Medina tenía la pelota por el lado derecho y a ella le hacen una falta. El tiro libre fue al área, rechazó la arquera con los puños y yo veo que viene la pelota. Ahí la engancho: la agarro justo de sobrepique con la pierna izquierda. Vi el huequito y le cambié el palo a la arquera y a las defensoras que venían a taparme. Entró donde yo quería que entrara”, repasa Yanina, como si estuviera viendo el video. Pero no; es el recuerdo del primer gol argentino en un Mundial femenino que está grabado a fuego en su memoria.
La vuelta al país y el momento del retiro
Argentina finalmente perdió 6-1 con Alemania, que luego serían las campeonas del torneo, y cerró su participación en el Mundial. Al volver al país, en el aeropuerto no había hinchas ni medios de comunicación para recibir a las jugadoras. Estaban los mismos de siempre: las familias y los amigos que siempre las habían apoyado.
“Cuando llegué, mi familia tenía un regalo especial para mí: una cadenita con una pelotita de fútbol de oro. Después me la arrancaron en un colectivo y la terminé perdiendo”, lamentó Yanina, que acababa de jugar un Mundial de fútbol -y de hacer historia-, pero que tenía que volver a una vida en la que eso era ignorado por la mayoría de las personas a su alrededor.
Hay un detalle que grafica fuertemente ese desconocimiento que había del fútbol femenino en esos tiempos: “Algunos partidos del Mundial los pasaron por TV. En ese entonces los relatores se confundían los nombres de las jugadoras, nos decían otros apellidos. Incluso a mí también me nombran mal (en el gol). Decían el nombre de la arquera más que el mío en el relato. Hoy creo que ya está todo más profesionalizado y que va a haber menos errores”.
Después de aquel Mundial, con el correr de los años, Yanina comenzó a tener cada vez más problemas para coordinar los horarios de trabajo, de estudios, de entrenamientos y de partidos. A la cita de China 2007 ya no pudo ir y en 2011 se retiró de manera definitiva.
La ilusión de volver al fútbol y el deseo para la Selección en el Mundial 2023
Antes de colgar los botines, Yanina hizo el curso de entrenadora y en 2012 tuvo una experiencia como ayudante de campo en la UAI Urquiza, uno de los equipos más exitosos del fútbol femenino nacional. En la actualidad, es profesora de educación física, se está especializando en Atletismo (estudia en el Cenard) y trabaja como preceptora en dos escuelas.
Cuando sus alumnos se enteran de que jugó en la Selección argentina y de que hizo aquel gol histórico siempre le piden que les dé más detalles: “Se ponen contentos y no lo pueden creer, quieren que les muestre el gol, que les cuente un poquito de la historia y de cómo era todo. Realmente se sorprenden y a mí me pasa algo parecido: es lindo que los chicos lo tomen así, que una desde este lado le pueda transmitir valores tanto deportivos como de esfuerzo”.
Aunque disfruta de la docencia, el gran objetivo de Yanina es volver a estar ligada al fútbol y poder volcar toda su experiencia en las nuevas generaciones. “Creo que las nenas ya son más conscientes de que pueden tener un gran futuro”, sostiene la mujer que tan solo espera una nueva oportunidad, como esas que el deporte supo darle en el pasado.
“Veo el progreso en el fútbol femenino. Están trabajando bien para que la disciplina crezca, para que tengan más competencias, que entrenen más y que estén en el predio de AFA. También la parte de marketing, de la difusión. Nuestra disciplina no tiene techo, hay muy buenas jugadoras y ojalá se vea en este Mundial. Ojalá que se pueda avanzar y hacer historia, que se pueda lograr el primer triunfo para nuestra Selección y que así se abran nuevas puertas y se siga apostando”, se ilusionó la ex futbolista.