El 8 de diciembre de 2024, Nahuel Agustín Gallo, un Cabo Primero de la Gendarmería Nacional Argentina, fue detenido en el Puente Internacional Francisco de Paula Santander, que une las ciudades de Cúcuta (Colombia) y Ureña (Venezuela). El gendarme sostiene que intentaba ingresar a territorio venezolano para visitar a su esposa y a su hijo de 2 años. En principio hubo un fuerte rechazo a la medida por parte de autoridades nacionales e internacionales, pero a día de hoy la espuma del caso ha bajado claramente.
Según la información publicada por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), Gallo realizó los trámites migratorios regulares y luego fue apartado para una “entrevista” por funcionarios de la Dirección General de Contrainteligencia Militar (DGCIM).
Su última comunicación fue una llamada a su esposa desde el teléfono de un taxista, informando que lo llevaban a una segunda “entrevista”. Desde entonces, se desconoce su paradero exacto.
El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, y el Fiscal General confirmaron públicamente su detención. Alegan una supuesta vinculación con “planes subversivos”, que incluirían el intento de asesinato de la vicepresidenta, Delcy Rodriguez.
El 2 de enero, el Gobierno de Venezuela publicó un video en el que se ve a Nahuel Gallo caminando, en lo que claramente parece un centro de detención. Sin embargo, las autoridades no especificaron la ubicación, ni ninguna otra información al respecto.
El video de Nahuel Gallo, caminando por lo que parece ser un centro de detención.
Por su parte, el fiscal general de Venezuela, Tarek William Saab, dijo que “el gendarme argentino ingresó de manera ilegal al país, sin siquiera respetar la mínima formalidad que implica que un agente de seguridad visite una nación”.
La Cancillería argentina y el Ministerio de Seguridad rechazaron rápidamente la detención “arbitraria e injustificada” de Gallo. El 12 de febrero de este año, la Cámara de Diputados sancionó por unanimidad un proyecto de declaración repudiando la detención del gendarme y reclamando a las autoridades venezolanas su inmediata liberación.
Sin embargo, a día de hoy, el interés en el caso por parte del Gobierno argentino parece haber disminuido. En relación a que se cumplen 100 días desde su detención, su esposa, María Alexandra Gómez, se mostró preocupada por esta situación. A pesar de estar en permanente contacto con la Cancillería argentina, no parece conforme: “Ellos me dicen que están trabajando, pero nada más”.