El Gran Premio de Australia, disputado este domingo por la madrugada, marcó el inicio del Campeonato Mundial de la Fórmula 1 con un espectáculo lleno de tensión y dramatismo, donde la lluvia jugó un papel fundamental. El británico Lando Norris, al volante de McLaren, logró la victoria en una carrera marcada por complicaciones y decisiones arriesgadas.
Desde el inicio, la lluvia intermitente complicó las condiciones de la pista en Melbourne. En la vuelta de formación, Isack Hadjar, debutante con Red Bull, sufrió un despiste que le costó el abandono. La situación se agravó con el accidente de Jack Doohan (Alpine) en la cuarta curva, y el choque de Carlos Sainz (Williams) en la curva 14, lo que obligó a la salida del auto de seguridad en varias ocasiones.
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Durante la carrera, McLaren se destacó con una actuación brillante, colocando a Norris en la cabeza de la competencia, seguido por su compañero de equipo, Oscar Piastri. Sin embargo, hacia el final, la situación se complicó cuando Piastri sufrió un despiste que lo retrasó. A su vez, Verstappen, quien había quedado en una posición favorable, cometió un error estratégico al ingresar a boxes, lo que le impidió aprovechar la oportunidad para adelantar a Norris.
En las últimas vueltas, el neerlandés de Red Bull intentó arrebatarle la victoria a Norris, pero a pesar de varios intentos con el uso del DRS, el británico mantuvo la calma y defendió su posición, asegurando el primer puesto. Así, Norris cerró un gran fin de semana que comenzó con la pole position y culminó con una victoria merecida.
Max Verstappen y George Russell (Mercedes) completaron el podio, en una competencia que demostró la imprevisibilidad de la F1, donde las condiciones climáticas y las decisiones estratégicas fueron determinantes. Con este triunfo, Norris inicia su campaña de manera exitosa en el campeonato, mientras que la temporada promete emociones intensas en las próximas fechas.
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