Menos médicos y más población a atender. Ese es el día a día de la sanidad rural en verano, donde muchos municipios doblan e incluso triplican su población pero los sanitarios merman casi en la misma proporción debido a vacaciones y a un problema crónico, la falta de profesionales.
Es una condición común que se acentúa sobre todo en los pueblos de menor población, que es la que más crece en verano. En Sabiñánigo, en Ayerbe, en Alcorisa, en Valderrobres, en Jaca, en Farlete, en Monegrillo… La lista sería interminable. Los cupos se doblan y «no puedes estar en Santa María y en Biscarrués, en Loarre y en Agüero», asegura José María Borrel, médico de familia en el centro de Salud de Ayerbe y presidente del Colegio de Médicos de Huesca. Esta situación «no es la ideal», reconoce, y eso provoca quejas entre la población pero «hay que ir cubriendo lo que surge», doblando para atender a vecinos y turistas. El problema se da en las poblaciones más grandes, las que llegan al millar de habitantes y es ahí donde sobre todo «el profesional acaba muy quemado».
La situación es similar también en Sabiñánigo, que estos días se llena de turistas y en cualquier momento pueden necesitar atención sanitaria. Y en Barbastro, «aunque aquí pasa todo el año». Y en Jaca. «Lo están pasando mal», reconoce, ya que «no es lo mismo cubrir dos cupos rurales» de distintas poblaciones –aunque en este caso se suspende una consulta y «se centraliza en el centro de cabecera»– pero «cubrir dos cupos de mil y pico personas, eso quema a cualquiera».
Otro ejemplo es Alcorisa, donde desde finales de junio llevan un horario reducido porque «hubo un llamamiento para cubrir plazas pero no se han cubierto», cuentan desde la localidad turolense. Allí, una médico de familia está de baja y dos cuentan con una reducción de jornada al 50%, así que «faltan dos médicos y un Médico de Atención Continuada (MAC), ya que solo cuentan con uno y debería haber dos». En definitiva «faltan tres personas».
Sin puntos de consulta
Esto hace que la asistencia a localidades que dependen del centro de salud de Alcorisa, como Estercuel o Ejulve, vean mermada la atención. «A los que se iba todos los días, ahora, dos veces por semana y a los que se iba dos, ahora una», cuenta una profesional. «Con lo que tenemos hacemos lo que podemos», insiste.
En cuanto a las guardias, la coordinación es esencial, así que para llevarlas a cabo es precisa la colaboración entre el personal del propio centro y del sector de Alcañiz. Y es que tanto en Alcorisa como en los pueblos cercanos la población puede duplicarse o incluso triplicarse y son muchos los niños además que llegan a pasar el verano. A esto se une otro problema, la escasa o nula llegada de residentes a formarse. En el hospital de Alcañiz se ofertaban ocho plazas y solo se ha cubierto una. «Y los que acaban, ya formados, se han ido a Pamplona porque hay más demanda y ofrecen más dinero», asegura esta profesional.
En estos momentos, el horario de consulta en la localidad es de 8.00 a 15.00 horas y a partir de esa hora y hasta el día siguiente hay una persona de guardia. «Vamos con agobio pero se cubre la jornada». Los profesionales también «necesitamos vacaciones y descansar porque si no…», declara.
La conclusión es igual que en la mayoría de los centros de salud rurales: «menos profesionales y más gente por atender», insiste, pero además, la situación «lejos de mejorar empeora cada año» porque se necesitan «incentivos» para trabajar en la sanidad rural, ya que si no, «la gente elige siempre Zaragoza». ¿Cuál sería la solución? «No lo sé, la conciliación, retribuir el kilometraje», apunta esta profesional que cada día se desplaza hasta su lugar de trabajo desde la capital, pero que asegura estar «supercontenta» trabajando en Alcorisa.
Igualdad entre provincias
Esta falta de facultativos se da en las tres provincias aragonesas y también en el resto de España. En Teruel están acostumbrados a este déficit, que no solo se da en verano ni por las vacaciones. De hecho, ha sido en Utrillas donde tres profesionales del centro de salud denunciaron al Salud por las vacantes sin cubrir y este ha sido condenado a indemnizarles con 15.000 euros a cada uno por el «daño psicosocial» causado por las plazas vacantes no cubiertas y por una actitud «ineficaz» y «negligente» pero no intencionada como ellos demandaban, por la «innegable dificultad» para cubrir las plazas que desde hace un año siguen sin cubrir.
Suplirse unos a otros no es suficiente. «Significa mucho sobreesfuerzo», reconoce Jesús Ángel Martínez Burgui, presidente del colegio de Médicos de Teruel porque se trata de una situación «constante de estrés y sobretrabajo que provoca el síndrome del cansancio», señala. Y en los pueblos pequeños, como Farlete, Perdiguera o Monegrillo, la población crece proporcionalmente en mayor medida, porque «que aumenten 100 personas es mucho».
Borrel también considera que «la situación es igual o peor que estos años de atrás» con la pandemia. Además, se ha agravado la situación por «el famoso pliego del 061, por el que se han suprimido ambulancias y médicos en las ambulancias y eso repercute a todos los niveles».
La solución es «sentarse y marcar las bases del sistema de salud», señala el presidente del Colegio de Médicos de Huesca, porque existe un problema. Y las quejas parece que «son de los profesionales, pero más que como profesionales nos quejamos como pacientes». Es necesario «coordinación y trabajar en equipo» y no tratar a todo el medio rural de la misma manera porque «cada uno tiene sus características y cada centro su problemática», no se puede hacer «un diseño a la carta de todo el medio rural», sino que hay que incidir en el problema zona a zona.
Y abordar el trabajo de los MAC que es «un sistema caduco», dice Martínez Burgui, porque si «no se cubren en Zaragoza, imagina en Huesca y en Teruel». La situación se va «agravando de forma constante» y «se pasan la patata caliente de unos a otros» pero el problema sigue y se agudiza año a año.