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Bronquiolitis: la buena noticia que incomoda al Gobierno y la historia detrás de una frase

En el año que el dengue no dio tregua, el síndrome urémico hemolítico volvió a crecer y la gripe aviar mantuvo en vilo al país, la bronquiolitis trajo buenas noticias. Sin embargo, un argumento oficial tremendista, apurado para justificar un déficit sanitario circunstancial, dejó al Gobierno esperando a Godot: los datos, felizmente, contradijeron aquel diagnóstico catastrófico.

El 23 de mayo pasado varios hospitales bonaerenses estaban estresados. Las familias concurrían a las guardias con chicos afectados por la bronquiolitis. El desborde y las quejas salieron en los medios. El cuello de botella podía deberse a una demanda excepcional o a una respuesta sanitaria insuficiente.

Las autoridades del distrito eligieron hacer hincapié en el primer argumento. El ministro de Salud del distrito, Nicolás Kreplak, manifestó durante una entrevista radial el 24 de mayo: “Estamos ante la peor epidemia de bronquiolitis que tengamos registro”.

Ya en ese momento la afirmación sorprendió porque, tal como informó Clarín en el marco de esa coyuntura, los datos no parecían respaldarla. Los casos sumaban entonces 40.394 y todos los registros de la última década (salvo los años 2020 y 2021 por la pandemia) eran superiores. Un mes después, la tendencia seguía igual.

Ahora, superado el pico de casos y haciendo un balance de lo sucedido, puede corroborarse que la epidemia de este año no sólo no fue la peor de la historia, sino que fue una de las más benévolas. Es decir, los registros publicados siguen sin reflejar la sentencia que intentaba explicar la avidez hospitalaria insatisfecha.

El ministro de Salud bonaerense, Nicolás Kreplak. Foto: Mauricio Nievas

El ministro de Salud bonaerense, Nicolás Kreplak. Foto: Mauricio Nievas
Los datos del último Boletín Epidemiológico Nacional (BEN) muestran la serie de casos de bronquiolitis por año de la última década. Allí se afirma que entre las semanas 1 y 29 del año 2023 se notificaron 130.692 casos de bronquiolitis, con una tasa de incidencia acumulada de 8958,1 casos cada 100.000 habitantes.

El trabajo que publica semanalmente el Ministerio de Salud agrega que “si se analiza el número total de notificaciones de bronquiolitis del conjunto de establecimientos notificadores a nivel país, sólo se verifica en el presente año un aumento respecto a los casos de los años pandémicos 2020 y 2021”.

«Retraso en la notificación»

Sobre eso, el BEN aclara algo que no aclara para el resto de las infecciones respiratorias relevadas, y que viene haciendo desde aquella declaración de Kreplak, como si el Ministerio de Salud de la Nación dejara en evidencia la incomodidad que provoca el desplazamiento entre el récord verbal y los datos reales. Dice que el bajo nivel de las cifras informadas podría deberse “al retraso en la notificación para este indicador en los establecimientos tomados en conjunto”.

Luego detalla que “el número de notificaciones de bronquiolitis entre las semanas 1 y 29 de los últimos nueve años muestra que los años con mayor número de notificaciones fueron 2015 y 2016, con un descenso paulatino y continuo en las notificaciones de los siguientes años, volviendo a incrementarse en 2019 respecto de años previos, con un número de notificaciones inusualmente bajo en 2020 y 2021. En 2022 se registró nuevamente un aumento de bronquiolitis, ligeramente superior a lo observado para el mismo período en el presente año”.

Finalmente, resume que “en la semana 1 a 14 del año 2023, las notificaciones de bronquiolitis se encontraron dentro de los límites esperados en comparación con el comportamiento del evento en años históricos. Posteriormente, los casos notificados aumentaron, ubicándose en niveles de seguridad en semana 15 y 16, y luego en alerta entre las semanas 17 a 22, cuando alcanzaron el máximo nivel de casos. En las siguientes semanas epidemiológicas se observa un descenso, que se los ubica en niveles esperados a partir de semana 24”.

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Bronquiolitis

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Fuente: MINISTERIO DE SALUD Infografía: Clarín

De todos modos, aun en el momento en que la curva de casos ingresó en la zona de alerta, los contagios cada 100 mil habitantes nunca llegaron a superar la incidencia de los años con mayor número de casos de bronquiolitis de la década. Sólo restaría esperar para saber si, efectivamente, el retraso en la notificación es tan significativo como para que todavía no se vea reflejado en las estadísticas.

Los números absolutos indican que a esta altura del año las marcas de la década fueron las siguientes: 2014, 187.860 casos; 2015, 205.997; 2016, 201.898; 2017, 175.879; 2018, 134.028; 2019; 155.159; 2020, 28.319; 2021, 37.808; 2022, 137.257; y 2023, 130.692.

Una posible explicación de los hechos ocurridos, que ponen en contradicción el relato con las cifras, sería una especie de “sinécdoque epidemiológica». El recurso lingüístico que designa la parte por el todo, o viceversa, se aplicaría en este contexto al hecho de haber transformado un aumento de casos transitorio en un patrón estacional.

Ese 24 de mayo en que Kreplak enunció su frase apocalíptica estaba ocurriendo el pico de casos de bronquiolitis en territorio bonaerense. Fue en la semana 21, tras lo cual, según explica el último Boletín Epidemiológico de la provincia de Buenos Aires, “tanto las notificaciones de bronquiolitis como de neumonía mantienen una tendencia al descenso por 7 semanas (semana 22 a semana 28) y para todos los grupos etarios”.

PS

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