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Conflicto universitario: los números de la pelea y por qué Milei habla de apriete y extorsión

El ajuste en el gasto público que Javier Milei ejecuta llegó a un punto que requiere de más esfuerzo para seguir perforando. La educación es un ejemplo. Muchos dirigentes de la oposición e incluso del mismo PRO, consideran que inyectar más plata el filo de la motosierra lubricará mejor el ajuste. Lo haría más sostenible. La ley de financiamiento universitario, cuyo veto será tratado este miércoles, sería ese WD40: recuperaría dos tercios del ajuste de las universidades que tendrían este año.

El Presidente evita directamente este tipo de análisis micro y sectoriales. No hay un número que resuma el conflicto porque si se atiende el reclamo de un área habría que replicar lo mismo en otras. “No cederé frente al apriete y la extorsión, responde por estas horas.

La ley de financiamiento universitario implicaría un gasto extra de 0,14% del PBI según un cálculo de la Oficina del Presupuesto del Congreso. Milei buscará mantener el veto este miércoles. Argumentará que no está la plata para financiarlo. La oposición dice que sí, que se podrían haber evitado rebajas tributarias como en bienes personales y el impuesto PAIS.

gasto-educacion De acuerdo a una estimación del IIEP de la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA, si la inflación este año se comporta como espera el REM, el ajuste real en el gasto de las universidades sería 31,6%, equivalente a 0,21 puntos porcentuales del producto. Quiere decir que el 0,14 del miércoles recuperaría las dos terceras partes de esos 0,21 p.p. estimados por Ciencias Económicas.

¿Y el año que viene cómo sigue? Para 2025, el ajuste en universidades sería 13,5% o 0,08 puntos porcentuales del PBI según estimó también el IIEP de la FCE tomando en cuenta los datos del REM.

Acá vale una digresión: los números del Presupuesto muestran que las transferencias previstas para las universidades no registran una caída en términos reales (leve mejora de 0,8% en verdad según relevó la consultora ACM). Claro que detrás de esa cifra subyace un supuesto clave y es que la inflación en 2025 se desacelere a 18,3% anual. Tomando en cuenta la inflación esperada en el relevamiento de expectativas del Banco Central (35% en lugar de 18,3%), el ajuste subiría a 13,5% o 0,08 p.p. del PBI.

En resumen: dependerá de si la inflación se comporta o no como dice el Gobierno (si es 18,5% o es más alta como la mayoría de los economistas), que el ajuste en las universidades sea mayor o no al previsto.

Por último, un trabajo de la consultora Analytica pone en contexto el desempeño del gasto en educación y la magnitud del ajuste. Al respecto caben tres comentarios:

En primer lugar, en los nueve meses de este año los gastos de la Secretaria de Educación cayeron 48,6%. El gasto en personal se redujo 37% (básicamente salarios). El programa más relevante es “Desarrollo de la Educación Superior” que representa el 77% del gasto total de la secretaría, que en lo que va del año cayó 30,4%. A su vez el 99% del programa lo integran las transferencias a las universidades.

En segundo lugar, los salarios de los docentes universitarios cayeron 30,3% en ese período, esto es, en línea con la caída del gasto primario del sector público en los primeros nueve meses.

Tercero, el gasto primario medido a precios constantes se ubica en un nivel menor al de los últimos tres gobiernos. Incluso que cuando Argentina ‘corrió’ el programa con el FMI con Mauricio Macri.

¿El ajuste entonces va más allá de la educación?

“No es que hay un ajuste a los jubilados, o un ajuste a las universidades, o a la obra pública, a los subsidios, o a las provincias: hay un tremendo ajuste fiscal”, resumió el economista Lucas Llach en X.

En el mundo Milei, la diferencia entre 0 y 1 es infinita.

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