Federico Coria fue durante muchos años «el hermano de Guillermo». Incluso después de haber dado un salto de calidad hace algunas temporadas, haber llegado al 49° escalón del ranking y haberse ganado por mérito propio un lugar en la elite. Pero esta temporada, casi sin intentarlo, se transformó en «La Mojarra». Ese apodo se popularizó a través de un divertido vlog, en el que el santafesino comparte la intimidad de los torneos y que es furor entre los fanáticos del tenis de Argentina y del mundo. Y hasta entre las grandes estrellas del circuito.
Fede, de 32 años, empezó a filmar momentos de sus viajes con la idea de mostrarles a sus amigos y seres queridos el «lado B» de los torneos. Pero cuando comenzó a compartirlos en su canal de YouTube, tuvieron una llegada a la gente que lo sorprendió y así nació el «mojarrismo», que copó esta semana el Challenger de Buenos Aires.
Los «¡Vamos Mojarra!» se escucharon una y otra vez en el Racket Club de Palermo, durante los partidos de Coria -que arrancó como máximo favorito y ya está en cuartos, tras vencer a Gonzalo Villanueva por 6-4 y 6-3-; pero también en los entrenamientos y cada vez que el 94° del ranking se cruzaba con algún fanático en el predio.
«Jamás pensé que iba a pasar lo que está pasando. Yo lo tenía pensado como algo más para mis amigos, algo muy chiquito. Pero encontré a Agustín Ceñal, que es mi filmmaker, y él entendió perfectamente lo que yo quería. Así arrancó todo. Es algo nuevo y sigue creciendo, porque la gente se copó», contó Coria en una charla muy distendida con Clarín.
«Es todo nuevo para mí. Toda mi vida fui el hermano de Guille y esta es la primera cosa que que consigo que no tiene nada que ver con mi apellido. Lo charlé con una persona que conocí y él me lo hizo ver de esa manera. Me dijo ‘Che, ¿no será que esto de la Mojarra es algo que vos tenías adentro y es la primera vez que podés armar algo por fuera de tu hermano?’. Yo lo amo a Guille, pero siempre todo lo mío estuvo relacionado con él. Esto del vlog viene de una manera totalmente distinta. Los chiquitos de diez años no saben quién es Guille y me conocen como la Mojarra. Eso me da mucha alegría y mucho orgullo», agregó.
Uno de los grandes responsables del nacimiento del vlog es Andrés Schneiter, el «Grinch», su entrenador y una de las personas que le cambió «la vida y la mentalidad».
«Yo tenía ganas de mostrar a mi entrenador porque me parece un personaje muy gracioso y que tiene mucha mala suerte. Mis amigos desconfiaban cuando les contaba todo lo que le pasaba, pero es así. Viaja con ocho mazos de cartas, porque jugamos y cada vez que pierde rompe uno; y eso que no jugamos por plata, es para cargarnos nomás. Ha revoleado sillas y hasta nos han echado del lobby del hotel… Y dije esto lo quiero guardar para para verlo algún día con mis hijos o mis sobrinos», explicó Coria.
«Cuando me conectaron con Agus, él me fue dando ideas de cómo filmar. Y entendimos lo que quería la gente, que es ver cosas que son inaccesibles como una sala de jugadores, un vestuario o la vida que tienen un top 100. De estar en un hotel en Montecarlo y que te vayan a buscar en un Maserati, cosas que son una locura, la fantasía que vive el jugador cada semana», continuó.
-Y se generó algo muy grande…
Sí, es muy fuerte. Recibo muchos mensajes que me hacen conmover. Desde una madre que me agradece porque ver el vlog es el momentito que tiene para compartir con su hijo hasta chicas que me dicen no tienen ni idea de tenis, pero les encanta ver el blog con sus novios. Esos mensajes me movilizan mucho, me gustan. Y me dan ganas de seguir haciéndolo.
Coria venció a Villanueva y se metió en los cuartos del Challenger de Buenos Aires. Foto Prensa Challenger de Buenos Aires-¿Qué es el «mojarrismo»?
Cada uno lo interpreta o lo vive como quiere. Para mí tiene que ver con eso que yo trato de transmitir. Que no somos los más talentosos ni los más habilidosos, pero vamos a luchar hasta el final y no nos vamos a dar por vencidos en la búsqueda de nuestros sueños.
-¿Le agarraste rápido la mano a estar frente a la cámara?
Los que me conocen saben que siempre fui así. El otro día fui a un programa de televisión y llegó un mensaje que decía ‘Si Coria jugara al tenis como cuenta anécdotas, sería Federer. (Risas). Me limita un poco el idioma, porque aunque mejoré el inglés, no me da para tener una conversación. Puedo peguntar lo básico, pero conversar así boludeando, no. Lo que noto es que cada vez soy más caradura y que esto me está acercando mucho más a un montón de jugadores con los que yo tenía una relación de respeto. Ahora es ‘Che, yo miro los videos’. Un francés me dijo que trata de verlos sin subtítulos para aprender español. Y pensé ‘Qué loco eso’.
«Siento que voy soltándome y mejorando», aseguró Coria. Pero reconoció que todavía hay momentos en los que le cuesta el papel de «periodista».
«En la charla con Gaby, por ejemplo, estaba re cagado», admitió entre risas sobre el ida y vuelta que tuvo con Gabriela Sabatini durante el US Open. «Estaba con Andrés Molteni tomándome un café y me dijo ‘¿Qué le vas a preguntar?’. Y yo le decía ‘No sé, porque si pienso, me cago todo. Me estás poniendo nervioso’. Y él me dijo que le preguntara de ese torneo, que ella ganó. Cuando hablamos le tuve que decir ‘Gaby, mirá que acá no hay luz, no hay micrófono, no hay nada’. Y ella, una genia».
«El último al que encaré fue a Matteo Berrettini. Prendí la cámara y le dije ‘Qué facha tenés’ y ‘¿Cuándo vas a ir a Buenos Aires?’. Cualquier cosa», agregó, divertido.
De Djokovic y Alcaraz al Betis de Sevilla
-¿Hubo algún jugador que no esperabas que se prendiera con el vlog?
Lo que más me sorprendió fue que Alcaraz me dijera ‘Cuándo voy a salir en los videos’. Y lo de Djokovic fue algo impresionante, porque me regaló una confesión -me dijo que no mira los match points cuando pierde- y contó una intimidad para un canal de YouTube que tenía en ese momento dos o tres meses. Estamos hablando del jugador más grande de la historia. Yo siempre trato de remarcar lo que es él fuera de la cancha, cuando no hay una cámara prendida. Es igual y hasta más generoso. Ese día, me estaba dando muchísimos consejos sobre una cuerda que yo estaba probando y prácticamente una clase de tenis de cómo jugar tanto en césped como en cemento.
-¿Y hubo algún lugar en el que te sorprendió que haya pegado el «mojarrismo»?
Lo de España es increíble. Compite con Argentina por ser el país en el que más se miran los videos. Hace un mes fui a jugar un Challenger en Sevilla porque recibía demasiados mensajes de gente de Andalucía y de esa zona. Y fui totalmente local. La pasé increíble. No se dio un buen resultado, pero jamás pensé vivir una cosa así. Hasta el club Betis me hizo una camiseta con el nombre de la Mojarra y me la dieron todos los jugadores. Nunca me imaginé que eso me podían pasar. He tenido experiencias así por ser el hermano de Guille, pero nunca por esto que se armó con el vlog.
-¿Te acordás de alguna situación o video que quedó afuera en la edición y te gustaría haber compartido?
Hay cosas que tengo que cortar. Algunos insultos, sobre todo de mi entrenador. Me acuerdo que en Estoril estábamos jugando a las cartas a los gritos. Y salió Marin Cilic a ver qué estaba pasando. Se fue a quejar y la gente del hotel fue a decirnos que nos teníamos que ir. Lo habíamos despertado al pobre Cilic, que estaba durmiendo.
-¿El vlog es una «práctica» para tu vida post-tenis?
Por ahora, me gusta y lo estoy pasando bien. Siempre digo que si no hubiese sido tenista, me hubiera gustado ser periodista deportivo. Pero veremos para dónde va todo. Hoy lo estoy viviendo de una manera muy orgánica. Agus me rompe las bolas para que me ponga un micrófono, pero no quiero que se pierda lo natural. No tengo ningún sponsor, ninguna publicidad en el vlog. Es poner la cámara y chau. No quiero que se pierda esa magia. Y tampoco quiero que se piense que yo estoy ganando dinero porque también se perdería eso. Yo gano plata jugando al tenis, no con los videos de YouTube.
«Si cumplo los objetivos, largo más vlogs»
«Lo que tiene el vlog es que tal vez estoy cagado o de mal humor y hacer algo relacionado con eso me saca de ese momento y me produce alegría», explicó Coria. «Me sigue sorprendiendo un montón. Que la gente me grite Mojarra, que me pidan fotos… Antes no me pedían fotos fuera de un torneo, a no ser que tuviera la gorra para atrás y un raquetero. Y ahora me gritan Mojarra y nada que ver con mi hermano. Es muy lindo».
El primer video, que mostró la intimidad del Masters 1000 de Montecarlo, apareció en YouTube en mayo. Luego llegaron otros 18, cada domingo, con imágenes, experiencias y entrevistas de challengers, torneos ATP y hasta Grand Slams. El último, de hace tres semanas, lo filmó en el US Open. Por ahora no hay fecha confirmada para el próximo. Es que como los resultados no lo venían acompañando -en este 2024, acumula ocho victorias y 15 derrotas y en Nueva York alcanzó a una racha de cinco caídas al hilo-, Fede llegó a un acuerdo con su equipo.
«Si cumplo los objetivos, largo más vlogs. Todo lo que está pasando me da mucha felicidad fuera de la cancha, pero adentro no estoy consiguiendo resultados. Tal vez antes vivía con mucha más presión o más mal humor fuera de la cancha y tenía mejores resultados. No quiero perder esa batalla, porque siento que puedo estar bien en los dos lados», explicó Coria, que hace unas semanas volvió a sumar triunfos consecutivos al llegar a semis en el Challenger de Szczecin, Polonia.
El «mojarrismo», igual, no quiere esperar. «En el primer partido acá en Buenos Aires, uno me gritó ‘Dale, por favor, ganá este punto así hay más videos’. Yo pensaba ‘No me pongan nervioso, por favor’. Pero ojalá lleguen algunos buenos resultados, así me planto con mi equipo y largamos más», se ilusionó Coria.