La velocidad y volatilidad de los tiempos en los que vivimos han hecho que las trayectorias profesionales se parezcan cada vez menos a una línea recta.
Si antes lo habitual era pasar toda una vida en el mismo trabajo, ahora es cada vez más común que una persona haya pasado por varias profesiones (a veces muy distintas) en un mismo recorrido vital.
Las condiciones laborales, las oportunidades de negocio y el avance de las tecnologías son algunos de los factores que empujan estos giros de rumbo que, en muchos casos, suponen un nuevo comienzo.
De la hostelería al cansancio
Eso es exactamente lo que ha contado Ema: un creador de contenido en TikTok que ha querido compartir su historia: cómo pasó de ser pizzero durante dos décadas a trabajar como fontanero autónomo con una agenda llena de clientes. Su relato, directo y sin adornos, ha conectado con miles de usuarios.
“Yo toda mi vida he trabajado como pizzero”, empieza contando. “He trabajado veinte años como pizzero porque estudié desde pequeño. Hice escuela de hostelería y luego trabajé en pizzería, que a mí me gustaba mucho.” Pero con el tiempo, dice, empezó a sentirse cansado de esa rutina: “Luego me harté porque estaba harto de esta vida, porque el problema de la hostelería es que no tienes vida. Y quise cambiar de gremio.”
El punto de inflexión: estudiar algo nuevo
Ema explica que siempre fue “manitas”, pero no sabía por dónde empezar. Hasta que un día se preguntó qué podía hacer para trabajar solo y “tener un trabajo de manera digna”. Así fue como encontró un curso de fontanería: “Empecé a buscar cursos y me salió el curso de frigorista, fontanería y todo eso. Dije vale, voy a preguntar en una escuela a ver qué me dicen. Al final me quedé con el curso de fontanería. Dije esto es el mejor curso, encaja conmigo, puedo empezar ya a trabajar cuando acabo.”
Trabajar y estudiar al mismo tiempo
El cambio no fue inmediato ni fácil. Durante meses combinó varios empleos para poder estudiar: “Trabajaba por la mañana en heladería, porque la pizzería no me daba tiempo para estudiar. Por la noche y el fin de semana estudiaba y hacía el curso. Y me saqué en un año el curso de fontanería.” Después decidió seguir formándose y se apuntó también al curso de gas.
Gracias a esa preparación y a un contacto del curso, consiguió sus primeras oportunidades: “Tenía un colega del curso que tenía una empresa y me fui a trabajar con él. Aprendí de calefacción, de calderas, de calentadores, de muchas cosas. Me quedé seis meses con ellos.”
El salto al trabajo autónomo
Mientras tanto fue consiguiendo sus propios clientes particulares y, en solo unos meses, se dio de alta como autónomo: “A los seis meses ya tenía bastante cliente. Dije sabes qué, me voy a dar de alta como autónomo.”
Al principio, reconoce, fue duro, pero el trabajo no faltaba. La empresa donde había hecho prácticas le seguía pasando encargos, y poco a poco fue construyendo su propia cartera: “Con el pasapalabra y todo eso, ya sabes, empecé a tener clientes. Y hasta ahora he trabajado de maravilla.”
“Nadie creía en este proyecto”
También recuerda que en ese proceso no todo el mundo confió en él: “Cuando yo empecé con el curso de fontanería, nadie, aparte de una o dos personas, ni la familia, creía en este proyecto. Todo el mundo se burlaba de mí: tú pizzero, llevas veinte años, ahora te pones de fontanero, ¿dónde vas? Pero al final no hay que escuchar a nadie. Si tú quieres hacer una cosa, la haces.”
La fórmula del éxito: puntualidad y confianza
Su historia, además de una lección de reinvención laboral, es también un recordatorio de lo que valen las pequeñas cosas: la puntualidad, la limpieza y la confianza: “Aquí en Valencia la gente se queja de que los técnicos nunca llegan a la hora. Yo, cuando digo que a las diez estoy ahí, a las diez toco el timbre. Y la gente se queda sorprendida.”
Esa reputación, dice, ha sido clave: “Hay que crear confianza. A mí mucha gente me deja la llave en casa y se va. Luego cuando acabo me llaman y me dicen que les devuelva las llaves.”
Hoy Ema tiene clientes todos los días y un mensaje claro para quien se esté planteando un cambio parecido: “Si queréis cambiar de oficio, si queréis empezar, nunca es tarde. La única barrera que tenemos la tenemos en la cabeza. Si te pones de cabeza dura, si eres valiente y te buscas la vida, siempre te va a salir algo.”