Cada vez es más habitual encontrar un bar regentado por uno o varias personas de origen migrante que mantienen la clientela y la carta (a veces con algunos cambios) del dueño anterior. O un puesto del mercado, antes en manos españolas y ahora en manos de origen extranjero. O una pequeña tienda. El envejecimiento empresarial, que camina a la par que el del resto de población, y la falta de relevo en las propias familias está provocando un boom de traspasos generacionales entre españoles y extranjeros que responde a varios cambios sociales y está trasformando el tejido comercial de ciudades y pueblos.
No hay estadísticas precisas de cuántos relevos se producen entre españoles dueños de pequeños negocios que se jubilan y personas nacidas fuera de España, pero sí hay cifras que permiten aproximarse a este fenómeno.
Por ejemplo, en los últimos cuatro años, hasta marzo de 2025, el número de autónomos creció en 108.155, de los cuales nueve de cada diez (el 96,5%) son de origen extranjero. El extenso aumento se debe a que España es un polo de atracción de personas de todas las nacionalidades, especialmente de Marruecos y Latinoamérica, que trabajan en todos los sectores, con presencia destacada en la construcción, la industria manufacturera y la hostelería. Y muchos de ellos optan por ser autónomos y sus propios jefes.
El comercio ha sufrido un descenso de 50.000 emprendedores españoles en los últimos cuatro años y un incremento de 7.900 autónomos foráneos
El comercio, por ejemplo, ha sufrido un descenso de 50.000 emprendedores españoles en los últimos cuatro años y un incremento de 7.900 autónomos foráneos. Y algo similar ha ocurrido en la agricultura, donde el sector ha perdido 12.500 autónomos españoles y ha sumado 1.700 extranjeros. En conjunto, el número total de emprendedores extranjeros alcanza ya al 14% (476.924 de 2,9 millones de trabajadores autónomos).
El invierno demográfico
Al mismo tiempo, los empresarios envejecen a la par que el resto de la población. La caída de la natalidad y el incremento de la esperanza de vida han provocado que, en general, la población activa de más de 55 años superara, en 2024, por primera vez los cinco millones de personas, con un crecimiento del 63% en la última década. Los trabajadores mayores de 50 años representan el 34% de la población activa y en 2030 se espera que alcancen al 40%. Pero, pese al invierno demográfico y al aumento de a la edad legal de jubilación, solo un 5% de los empleados y empresarios continúan trabajando después de los 65 años. La mayoría se retira a esa edad o antes.
«Están desapareciendo muchas empresas y negocios porque no existe un relevo, especialmente en la España despoblada»
Celia Ferrero
— Vicepresidenta de ATA
El problema es que, de media, por cada tres personas que se jubilan, solo entra una al mercado laboral, con lo cual «están desapareciendo muchas empresas y negocios porque no existe un relevo y eso se da aún más en la España despoblada», según explica Celia Ferrero, vicepresidenta de la Asociación de Trabajadores Autónomos (ATA). En esta situación, que un inmigrante decida dar el paso de tomar las riendas de una pyme o comercio supone la tabla de salvación para muchas de estas pequeñas empresas.
«El factor crucial es que los hijos renuncian a hacerse cargo de pequeños negocios porque se han formado para ejercer profesiones más cualificadas»
Elisa Chuliá
— Profesora de sociología
Las causas
El fenómeno en auge responde a varios factores, desgrana Elisa Chuliá, profesora de sociología de la UNED e investigadora del think tank Funcas. La especialista indica que es cierto que quienes se jubilan ahora tienen menos descendencia que sus padres, lo que “sin duda dificulta el relevo generacional”. Pero, a su juicio, “el factor crucial” que está influyendo en este fenómeno es que los hijos “renuncian a hacerse cargo de pequeños negocios porque se han formado para ejercer profesiones más cualificadas, menos exigentes en esfuerzos físicos y duración de la jornada y, por lo general, mejor retribuidas”.
“Y esos padres y madres que, cuando deciden jubilarse no encuentran entre su prole relevo son quienes más han contribuido a ese resultado, ya que ellos hicieron lo posible, con grandes sacrificios personales, para que sus hijos alcanzaran altos niveles educativos”. Por tanto, en su opinión, lo que está sucediendo en buena parte del tejido comercial, hostelero y del sector primario “tiene su origen en una situación que comenzó hace décadas, cuando se extendió la posibilidad de estudiar hasta las máximas etapas”.
Carlos Walter Rojas, nacido en Colombia, regenta la tienda 1000 Aromas Café en Zaragoza. / Laura Trives
Pequeñas empresas
Chuliá precisa que la falta de “relevo generacional familiar” es mucho más frecuente en las pequeñas empresas y los sectores “más sacrificados”. “El tamaño importa y mucho, porque en las medianas y grandes empresas hay más continuidad familiar debido al buen rendimiento”, afirma.
Pablo Matinero, de origen argentino, y Vanesa Macarro, española, regentan ahora una lencería que antes era propiedad de una española en El Prat de Llobregat. / Zowy Voeten / EPC
Y los datos lo corroboran. Según un estudio del Instituto de Empresa Familiar, casi el 90% de los negocios tienen como propietarios una familia y no inversores profesionales, pero “la solidez y fortaleza de las sociedades a la hora de dar el paso a los hijos o nietos del fundador se aprecia solo en el caso de las grandes compañías, dado que poco más del 10% de las pymes tiene detallado un plan para afrontar el relevo familiar”.
«Los inmigrantes tienen un sentido emprendedor más desarrollado que en España, donde preferimos ser funcionarios o trabajadores por cuenta ajena»
Celia Ferrero
— Vicepresidenta de ATA
En este escenario, los inmigrantes están jugando un papel fundamental, por varios motivos. En primer lugar, llegan a España con el deseo de trabajar y prosperar; cada vez con perfiles más cualificados y “con un sentimiento emprendedor más desarrollado” que en España. “Aquí, en general, preferimos ser funcionarios o empleados por cuenta ajena, tenemos aversión a asumir el riesgo y así es difícil emprender”, apunta la vicepresidenta de ATA.
Al mismo tiempo, para la población migrante dirigir pequeños negocios “es una oportunidad para convertirse en sus propios jefes y percibir más beneficios de su trabajo, teniendo en cuenta que el riesgo de mantener una empresa que ya cuenta con una clientela estable es lógicamente menor”, añade Chuliá. Además, supone “un reconocimiento en sus países de origen” y aunque no existen datos estadísticos, “no parece que exista una proporción significativa de españoles que renuncie a comprar o consumir en establecimientos regentados por extranjeros, siempre que estos funcionen bien y ofrezcan buena relación calidad-precio”.
Las trabas
En cualquier caso, no todo son facilidades. En ocasiones, el negocio se ha quedado obsoleto o pide un precio muy alto por el traspaso y no todos las personas pueden permitirse una inversión inicial alta o tienen la formación suficiente para realizar los trámites y asumir el nuevo negocio, según explica Jesús Blanco, jefe de Fomento Empresarial del Ayuntamiento de Zaragoza. Blanco dirige precisamente una oficina diseñada para ayudar a empresarios que se jubilan y emprendedores que quieren asumir el negocio, con los trámites, la financiación necesaria o la formación, que ha abierto en Zaragoza ante la evidencia de que el relevo tradicional se está perdiendo. Y servicios similares han surgido en varias ciudades españolas.
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