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Las claves de la goleada de Argentina vs Chile: el factor clave que mejora sin Messi, la conexión entre Julián y Lautaro y una circulación a puro vértigo

La Scaloneta ha alcanzado un grado tan alto de madurez que puede prescindir de algunos nombres propios e igual seguir imponiendo condiciones, aún cuando esos que no están se llamen Lionel Messi y Ángel Di María. Sin brillar, pero jugando con muchísima autoridad, Argentina goleó 3-0 a Chile con una gran actuación de Julián Álvarez y con el regreso estelar de Paulo Dybala, el cordobés al que le prestaron la 10 de la Pulga y que se dio el gusto de volver a convertir luego de más dos años, tras el tanto ante Italia en la Finalissima.

Cómo iba a reaccionar Argentina con la ausencias de Lionel Messi y de Ángel Di María era una de las cuestiones por atender en el duelo ante Chile. Y Lionel Scaloni optó por un cambio de esquema para poder juntar a Julián Álvarez y Lautaro Martínez, algo que ocurrió en cuatro oportunidades en los 78 partidos que disputó la Scaloneta.

No jugó mal la Selección ni mucho menos, pero le faltó -especialmente en la etapa inicial- la magia final, lo impensado en los metros definitorios, el conejo de la galera que aportan futbolistas del calibre de Leo y de Fideo, homenajeado y ovacionado en la previa del duelo. Entonces, y como era de suponer, fue un equipo más predecible.

Scaloni volvió a apelar al versátil 4-4-2 que se transforma en un 3-1-4-2 cuando ataca, con Enzo Fernández como eje por detrás de Rodrigo De Paul y Alexis Mac Allister, y con Nicolás González y Nahuel Molina para asistir por las bandas a los atacantes de área. Movió la pelota de lado a lado la Selección y comúnmente terminó las jugadas por los costados. Eso es lo presumible. Pero lo importante es que la circulación de la pelota siguió siendo tan fuerte y ajustada como cuando estaban los rosarinos. Por eso los dirigidos por Scaloni impusieron las condiciones de principio a fin, con una posesión superior al 65 por ciento a lo largo del encuentro.

Todo lo que se pierde con Messi se sabe y se podrían llenar varias páginas describiendo cada una de las cuestiones. Pero hay algo en lo que gana la Selección sin el mejor de la historia: la presión. Tal vez la asfixia en campo rival sea una de las mejores virtudes de la Scaloneta. Este jueves por la noche, Lautaro se acopló al incansable Julián y a Chile le costó dar dos pases seguidos en su última línea. Jugando para River, Paulo Díaz acostumbra a regalar lindos cambios de frente que despiertan los aplausos de los hinchas del elenco de Núñez. Pues bien, ayer el zaguero central realizó un par de malos cambios de frente por el ahogo al que fue sometido.

Al primer tiempo de la Selección la faltó el gol. Tuvo dos claras Julián y las mandó por arriba. Un cabezazo de Matías Catalán que se chocó con el palo casi deja en silencio al Monumental. Otra señal de alerta para Nicolás Otamendi, a quien le volvieron a ganar en la pelota por arriba como en los Juegos Olímpicos de París.

Conectaron bien Julián y Lautaro arriba porque se llevan bien y porque son generosos. El ex Racing jugó distinto a lo que lo suele hacer en Inter, donde queda más fijado entre los centrales. El cordobés y el bahiense se conectaron para que Mac Allister ponga el 1-0 y aporte la tranquilidad.

Fue pobre lo de Chile, que buscó defender con pierna fuerte. Pero en el complemento la velocidad de circulación fue todavía más fuerte. Julián Álvarez se despachó con un golazo de zurda y Dybala le puso la frutilla a la noche.

Ganó, goleó y gustó la Scaloneta. Sin Messi ni Di María. Hay futuro.

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