InicioSociedadIbiza masificada: crónica de una isla que muere ahogada en riqueza

Ibiza masificada: crónica de una isla que muere ahogada en riqueza

Son muchos los destinos turísticos masificados en España, pero el primero del ránking es Ibiza, una isla de apenas 41 kilómetros de longitud y 163.000 residentes fijos que todos los años recibe 4,5 millones de turistas. Es decir, un promedio de 27 veraneantes por habitante, lo que supera ampliamente cualquier otro destino nacional. Los efectos de esta avalancha van desde un colapso medioambiental generalizado hasta la privatización de la costa y la ‘expulsión’ de la población residente para poder convertir la vivienda en plazas de alojamiento turístico.  

El libro de reciente aparición ‘Ibiza masificada: así nos expropian la isla y nos expulsan de ella’, escrito por el periodista Joan Lluís Ferrer, coordinador de la sección de Medio Ambiente de Prensa Ibérica, hace un diagnóstico realmente preocupante de los efectos del turismo masivo sobre territorios insulares o especialmente frágiles.

La pequeña isla mediterránea, de 572 kilómetros cuadrados, recibe al año más turismo que todo un país como Cuba y no se aleja demasiado del que soporta Argentina en conjunto.

65.000 barcos en un parque natural

Aparte de ser el destino más saturado de España, también Ibiza está en el ‘top five’ de la masificación turística mundial, pues un estudio científico publicado en 2018 por la Sociedad de Historia Natural de Baleares estableció que el primer puesto en esa materia lo ocupa Andorra, pero el segundo es para Ibiza. “Pero mientras en Andorra es posible coger el coche y en pocos minutos alejarse del barullo, Ibiza no tiene esa ventaja al ser una isla; aquí en verano estamos encarcelados dentro del caos, sin posibilidad de escapar”, afirma Ferrer, quien opina que, “si se tiene en cuenta ese hecho, Ibiza sería el destino turístico más masificado del planeta”.

Aglomeración de yates en plena zona protegida como Parque Natural / Gerardo Ferrero

Ibiza tiene la mayor densidad de coches de Europa (uno por habitante), la mayor concentración de yates recreativos en punto concreto de su costa, que además es zona protegida (65.000 barcos fondean en el Parque Natural de ses Salines cada verano), el mayor número de cruceristas de España en relación a la población de su ciudad y los mayores índices de producción de basuras o consumo de agua potable, todo ello a causa del exceso de turismo.

Playas privatizadas por el “lujo excluyente”

‘Ibiza masificada’, a lo largo de 450 páginas, desgrana cómo “empresarios piratas” de toda índole “privatizan y se apoderan del litoral pese a ser de dominio público”, ya sea mediante quioscos de playa que han sido reconvertidos en discotecas diurnas o mediante la construcción de villas al borde del mar o en islotes. En alguna de estas playas, “donde el ayuntamiento impone una tarifa máxima de 10 euros por hamaca, los concesionarios llegan a cobrar 200 e incluso 600 euros por una de ellas, pese a que es ilegal», señala el libro. Eso hace, afirma el autor, que “la población local no pueda ni acercarse a esas playas y queden prácticamente reservadas al turismo excluyente de superlujo”.

Congestión de coches en la costa / Juan A. Riera

También ha sido “expropiado” el puerto de Ibiza, situado en la misma capital de la isla y fundado en el VII aC por los fenicios. “La Autoridad Portuaria de Baleares ha emprendido su total privatización. Ha obligado a trasladar los buques de pasajeros a tres kilómetros de distancia para entregar los muelles principales del puerto (los que siempre usó la población) a los macroyates más extravagantes”, señala Ferrer, quien añade que los millonarios ingresos que percibe este organismo estatal por el alquiler del puerto a este tipo de embarcaciones explica dicha situación.

La isla se queda sin agua

Mientras tanto, las inmensas villas que se levantan en el suelo rústico consumen tanta agua que están dejando sin este recurso básico a la población residente, que ya ha pasado a depender mayoritariamente de las desaladoras. El libro cita el caso de una construcción en suelo rústico que, ella sola, consume tanta agua como 43 viviendas unifamiliares, y ello debido a la proliferación de piscinas de gran tamaño y hoteles que “derrochan el agua sin cesar”.

Portada del libro ‘Ibiza masificada’ / Agencias

Otro de los efectos más destacados de la invasión turística de la isla es que el turismo de superlujo está impulsando precios estratosféricos, que se contagian desde el ámbito turístico al residencial, es decir, a los alquileres de la gente que vive todo el año en Ibiza. El precio medio para alquilar una vivienda supera los 4.000 euros en la mayor parte de la isla, pero eso es solo el promedio. “Se llega a alquilar el uso de un sofá o un colchón en una sala repleta de más gente por 500 euros al mes, y también se alquilan por este precio hamacas en un balcón o tiendas de campaña en pleno bosque”, explica el periodista.

Mientras Ibiza “es el lugar del mundo donde más caviar y más ostras se venden, no para de aumentar el número de gente que ha de dormir en barracas o caravanas porque su sueldo no les llega para pagar el alquiler de una casa, debido a los precios exagerados que ha desatado la especulación turística”. La aparición de grandes campamentos de chabolas frente a los locales más lujosos y exclusivos “es algo totalmente vergonzoso”, añade Ferrer.

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