Dos vecinos de Manzanares (Ciudad Real) seguían sin aparecer. Dos hombres eran los sospechosos para la Guardia Civil. Los agentes de la UCO tenían desde enero de 2023 un «canario», un micrófono ambiental, colocado en el coche de Antonio Caba, el sospechoso de las dos desapariciones, el último hombre con que se habían visto Jesús González Borrajo, en junio de 2019, y Juan Miguel Isla, en julio de 2022.
«Unidad de élite, los mejores»
Antonio Caba notaba la presión de las investigaciones y también de los medios de comunicación. La grabación de sus reflexiones mientras conducía o sus charlas con su cómplice Gaspar revelan su estupor porque una unidad de élite policial se interesara por aquellos dos desaparecidos en su pueblo. Incluso sospechan que pueden estar siendo escuchados, también en el coche: «Unidad de élite, ahí tiene que haber gente muy inteligente», comenta Gaspar. Y Caba le responde: «Ahí tienen que estar los mejores… Además, tienen que ser, pues, eh… tener los medios, los más avanzaos… Eso ya te dije yo, que te ponen una cosa en el coche y te escuchan tó lo que hablas».
Solo ellos dos, Caba y Gaspar, saben lo que hicieron con los dos cadáveres: tirarlos a dos pozos en sendas fincas de la zona. Pero aquellas semanas del invierno de 2023, la Guardia Civil llama a declarar e interroga a varios amigos suyos, a casi todo su círculo, su cuadrilla del pueblo. Y ellos se inquietan, a pesar de que hacen bromas: «Hay que tener cuidao, que te tienen 72 horas allí (el máximo legal para estar detenido), eh, por una broma«, comenta Caba.
Los agentes del «MOPU»
Varios de sus amigos llaman a Caba para comentarle sus interrogatorios y lo que les ha dicho la Guardia Civil. Ellos piensan que Caba es inocente y hacen bromas sobre los agentes de la Unidad Central Operativa (UCO), a los que llaman MOPU (Ministerio de Obras Públicas), porque sospechan que utilizan coches camuflados para vigilar sus pasos.
Los días pasan y la presión de la Guardia Civil hacia Caba y su entorno aumenta. El sospechoso de los dos asesinatos habla en su coche, una vez más: «Está el tipo este, que se cree que es el Sherlock Holmes de la Policía. Esto es una vergüenza. Es que está llevando la investigación vergonzosamente. Es que se saca más yendo a un bar a tomarse una caña que llamando a la gente (a declarar) a ponerla verde y a molestar al personal».
Caba cuenta en voz alta mientras conduce algún episodio de sus amigos con los guardias civiles. Especialmente el de un hombre que recibe la llamada de los investigadores y se atreve, según su versión, a enfrentarse a ellos: «Le dicen: ‘tiene usted que venir (a declarar) por un asesinato’. Dice: ‘¿pero qué asesinato? ¿dónde está el muerto?’«.
La llave de la cárcel
El pueblo de Manzanares es campo abonado para todo tipo de rumores. Se habla de que van a detener pronto a los asesinos. A Caba le llegan esos rumores, incluso uno que habla de que él mismo ya está en la cárcel. Una vez más, recurre al sarcasmo y al humor negro: «Cuantas más barbaridades digan, mejor. El otro día me dicen: lo han detenido, al Antonio. Y le dice uno, coño, se quedó blanco, dice pues tiene que tener la llave (de la cárcel) pa entrar y salir, dice, porque lo acabo de ver y me he tomao un café con él«. Caba comenta esa anécdota a Gaspar y los dos se ríen: «Vamos, no jodas».
Los investigadores van avanzando y van encontrando indicios. Caba debía dinero a los dos desaparecidos. Fue la última persona con la que se vieron, en 2019 y 2022, antes de desaparecer… El sospechoso es consciente de que su futuro se complica. Solo en su coche, ajeno al micrófono que le ha puesto la Guardia Civil, habla en voz alta y trata de calmarse: «Los indicios no son pruebas, los indicios no son pruebas. Acuérdate siempre de lo que te voy a decir: los indicios no son pruebas. Y ellos aprietan a ver si saben, a ver si alguien les puede decir alguna gilipollez».
Rápidamente, el sospechoso de los dos asesinatos se repone y vuelve a recurrir al humor negro, esta vez utilizando una famosa frase del cómico manchego José Mota: «Ellos están a dos mil kilómetros (de saber la verdad), porque si yo no he sido y ellos están con que he sido yo, que yo he tenido algo que ver, pues entonces, ¿sabes cuándo lo van a encontrar? (el cadáver del desaparecido) ¡Hoy no, maaañana!«.