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Un implante cerebral a medida acaba con una depresión de más de 40 años

Un implante cerebral, diseñado a medida tras descubrir una anomalía única en la arquitectura neuronal de un paciente, ha puesto fin a una depresión de cuatro décadas y marcado un hito en la psiquiatría de precisión.

Un avance en la neurociencia de precisión, detallado por la revista New Scientist, ha logrado la remisión de un hombre que padecía una depresión severa y resistente a los tratamientos durante décadas.

El éxito radica en un implante cerebral diseñado a medida que, por primera vez, se centró en corregir una anomalía estructural específica en el cerebro del paciente, abriendo una nueva vía para la psiquiatría personalizada. El implante forma parte de una investigación en curso de la Universidad de Minnesota, iniciada en 2021 y que concluirá en 2032.

«Red de alerta» sobredimensionada

A diferencia de intentos anteriores que aplicaban una estimulación genérica, el equipo de investigación, del que forma parte el neurocientífico Damien Fair, comenzó por crear una «huella dactilar» del cerebro del paciente mediante técnicas avanzadas de neuroimagen. La cartografía de cuatro redes neuronales implicadas en la depresión reveló una pista crucial, revela la revista de la citada universidad.

Descubrió que la «red de Saillance» (red de prominencia) del paciente era cuatro veces más grande que la de una persona promedio no depresiva. Esta red neuronal es fundamental para la supervivencia: actúa como el sistema de alerta del cerebro, gestionando y jerarquizando la información para decidir a qué debemos prestarle atención. Fair confirma que una red tan desproporcionada «pudo contribuir a sus síntomas», sugiriendo que el cerebro del paciente estaba atrapado en un estado de hipersensibilidad, magnificando los estímulos negativos e impidiéndole desconectar de ellos.

Referencia

Prefrontal Cortical Stimulation (PCS) for Severe Treatment Resistant Depression. Ziad Nahas et al. University of Minnesota, June 2025. ClinicalTrials.gov ID:NCT04124341

Terapia de precisión

Basándose en este hallazgo, la estrategia ya no era estimular un único punto, sino modular activamente diferentes zonas cerebrales para reequilibrar esa red de prominencia hiperactiva. El neurocirujano David Darrow implantó cuatro electrodos en la corteza del paciente, Tom, de 40 años, cuya vida hasta entonces había sido, en sus propias palabras, «en blanco y negro».

En el momento en que se activó el dispositivo por primera vez, Tom, que no había experimentado emociones plenas en décadas, sintió «olas» de sensaciones y rompió a llorar, abrumado por una alegría que «no sabía cómo gestionar».

El proceso no fue una cura instantánea. Requirió un meticuloso período de ajuste. Durante meses, el equipo probó 17 configuraciones de estimulación distintas, en un proceso que uno de los ingenieros comparó con el juego «hundir la flota». Finalmente, encontraron el «ajuste Nº 17», que proporcionó a Tom una sensación de calma y equilibrio.

Un mundo multicolor

Tras nueve meses de esta terapia personalizada, el paciente alcanzó la remisión. Tom lo describe como haber recibido «una paleta de colores completa para experimentar la vida». Ya no se trata de no sentir tristeza, sino de experimentar una «tristeza sana», una emoción rica y procesable en lugar del vacío paralizante que lo dominó durante 40 años.

Este éxito representa un cambio de paradigma: demuestra que es posible identificar una anomalía neurobiológica específica detrás de la depresión de un individuo y tratarla con una intervención de precisión, como si se reparara un circuito concreto en un sistema complejo.

Es la promesa de una nueva era en la salud mental, una que trata el cerebro no como una caja negra, sino como el mapa único que tiene cada persona.

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