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Dolor por la muerte de un héroe de Malvinas: el adiós a Tulio Felici

Córdoba. Profundo dolor provocó la noticia de la muerte, días atrás, del comodoro retirado y héroe de la Guerra de Malvinas, Tulio Felici.
Felici ingresó al Liceo Militar General Paz de Córdoba y una vez terminada su secundaria, ingresó a la Escuela de Aviación Militar e integró la promoción 40. De hecho, fue su abanderado. 
Cuando el 2 de abril de 1982 Argentina recuperó las Islas Malvinas, y promediando sus 28 años de edad, no tardó en integrar los elementos de la Fuerza Aérea que se desplegaron en el archipiélago. 
Ese mismo 2 de abril la Fuerza Aérea desplegó un Escuadrón de Tropa, conformado por dos compañías de 255 efectivos de la IX Brigada Aérea, de Comodoro Rivadavia, y de la la I Brigada, de El Palomar. 

Como parte de este último elemento de combate, partió hacia las islas la Compañía de Defensa, integrada por dos secciones de tiradores: una de ellas estaba a cargo del entonces primer teniente Tulio Felici. ¿La misión inicial? Brindar seguridad al aeródromo con puestos de guardia en la planta de combustible, cabecera de la pista, torres de vuelo, entrada al aeropuerto, sala de armas y patrullado. 
¿Por qué ésta no era una función menor en el marco de la guerra?, la pista era un objetivo prioritario para los británicos. Por eso, era vital mantenerla operativa.
Para su defensa, el perímetro del aeropuerto fue cubierto con posiciones defensivas (con elementos del Ejército Argentino). Y, en puntos cercanos a la costa de Puerto Argentino, la Compañía Defensa de la FAA se distribuyó en lugares considerados de probable desembarco por parte de los ingleses. 
 

Misión cumplida

Por entonces, la sección de Felici ocupó la posición A, en el norte de la península. Más tarde, fueron reasignados a la D, en un lugar conocido como Surf Bay: una extensa playa al sur, de unos 100 metros, que acababa en un rocoso acantilado. De hecho, a pocos metros, se ubicaron los efectivos del Regimiento de Infantería 1 “Patricios” y los del Grupo de Operaciones Especiales de la Fuerza Aérea. 
Otra de las responsabilidades que asumió la Sección de Felici, fue la de mantener la pista libre de obstáculos. Debían recoger los restos de las bombas que habían lanzado los británicos: de esa manera, los efectivos argentinos se aseguraron que los Hércules C-130 de la Fuerza Aérea -que rompieron el bloqueo inglés- pudieran seguir operando para trasladar víveres y evacuar heridos. Efectivamente, cumplieron con la misión: la pista se mantuvo operativa hasta el final de la guerra.
De hecho, tras el cese del fuego, Felici logró traer de regreso a la bandera de guerra de la Compañía (hoy, exhibida en la Escuela de Aviación). Al respecto, contaba: “La traje un poco deteriorada por la guerra, pero nunca fue entregada al enemigo”.
 

El bombardeo al aeropuerto de Puerto Argentino

El 1º de mayo de 1982 comenzó el incesante bombardeo al aeropuerto y las posiciones de Puerto Argentino. Ese día marcó la historia de la Fuerza Aérea Argentina: fue su bautismo de fuego, ni más ni menos que con un enemigo que los duplicaba en medios, no así en coraje y compromiso. 
Para Felici y su gente, aquella fue una fecha bisagra: mostraron de qué estaban hechos y redoblaron la apuesta. A partir de ese instante, y ante cada ataque británico, sostuvieron la defensa de aquel rincón argentino con sangre, coraje y determinación. 
Fue entonces que, uno de esos bombardeos ingleses, un Avro Vulcan, dio de lleno en una de las posiciones de la sección de Felici. Uno de sus soldados cayó bajo el fuego enemigo. Felici no lo dejó solo: lo sostuvo firmemente entre sus brazos hasta su último suspiro. Ese momento lo marcó para siempre, pues nunca dejó de lamentarlo. 
“Es mentira que el soldado no llora. Esa noche, en la oscuridad de la trinchera, yo lloré a mi camarada caído”, recordó el comodoro en una charla en la Escuela de Aviación de la Fuerza Aérea. 
No fue su único recuerdo: “También vi llorar a mis hombres el 14 de junio en Malvinas”. A propósito de sus soldados, en aquel evento en el instituto de formación de la FAA, Felici subrayó que estaba orgulloso de ellos pues, para él, no tenían nada de “chicos de la guerra”: lo habían dado todo y jamás se acobardaron frente al enemigo. 
 

(Información y fotos: DefOnline)
 

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