El Día del Amigo prometía una noche larga y cargada de brindis, y así fue… hasta que el operativo de control municipal le puso el freno a más de una celebración. Mientras boliches, bares y espacios recreativos estaban a pleno, un ejército de inspectores recorrió la ciudad con libreta en mano y actas listas.
En total, se realizaron más de 50 inspecciones en distintos puntos de Córdoba. El despliegue fue encabezado por el Ente Municipal de Fiscalización y Control (EMFyC), junto a la Guardia Urbana, la Subsecretaría de Movilidad, la Secretaría de Gobierno y la Policía de la Provincia. Más de 100 agentes se movilizaron durante todo el fin de semana.
El operativo no fue en vano: tres fiestas clandestinas fueron detectadas y desactivadas en barrios periféricos, y otras dos con más de 1.400 personas, muchas de ellas menores de edad, fueron interrumpidas en Villa El Libertador y Ampliación Panamericano.
También hubo espacio para las clausuras formales. El boliche Velvet fue cerrado por permitir el ingreso de menores en un evento para adultos. En Sucre 438, las puertas se bajaron por falta de habilitación y reincidencia en infracciones. Y Sala Formosa recibió una nueva acta por no corregir condiciones previamente observadas.
“Trabajamos para fomentar el comercio legal, evitar riesgos para los vecinos y construir una ciudad más ordenada y segura”, declaró Ezequiel Hormaeche Actis, titular del EMFyC. Una forma elegante de decir que, si hay fiesta, al menos que no termine en ambulancia.
Por su parte, algunos locales bailaron con permiso: según la ordenanza N.º 13.139, se otorgaron autorizaciones especiales para ampliar la capacidad en lugares como Plaza de la Música, Palacio Alsina, Paris y Rosario Chateau. Claro, mientras estuvieran en regla.
Entre actas, clausuras y pasos de cumbia interrumpidos, el operativo cerró sin incidentes médicos ni hospitalizaciones, pero dejó claro que la amistad puede celebrarse… siempre que se respeten las reglas. O al menos, que no te agarre el operativo con las luces prendidas.