Las mordeduras de perro pasaron de ser un incidente doméstico subestimado a un fenómeno con impacto directo en la salud pública. No solo por la gravedad física de las lesiones, que en muchos casos requieren de una intervención quirúrgica o de una internación del afectado, sino también porque esta situación implica una carga psicológica, social y por el riesgo de enfermedades zoonóticas como la rabia.
Esto no debería llamar demasiado la atención si se analiza el contexto: en tres de cada cuatro hogares argentinos hay al menos una mascota. Y los perros siguen siendo los “preferidos” para este rol: 81% de los hogares con animales los eligen.
Descubren cuál es la raza de perro que más muerde a los niños
Esto no les gusta a los autoritarios
El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad.
Según los datos publicados en el último Boletín Epidemiológico Nacional, entre los años 2023 y 2024 se notificaron 76.631 casos de lesiones leves y moderadas por mordeduras caninas en Argentina, según el registro que lleva el Sistema Nacional de Vigilancia de la Salud. Pero tal vez lo más llamativo no sea el volumen en sí, sino su evolución: en 2023 hubo 24.958 casos y al año siguiente el número se duplicó, alcanzando los 51.673 eventos notificados. Y en lo que va de 2025 —hasta la semana epidemiológica 23— ya se contabilizaron 23.567 nuevos episodios.
A esto se le debe sumar que, entre 2023 y 2024, se notificaron 784 casos a nivel nacional de lesiones graves por mordedura de perro (o sea, casos cuya atención requirió de la internación del afectado). Y hasta la semana epidemiológica 24 del 2025, se notificaron 254 casos de lesiones graves por mordedura de perro.
«Pensé que iba a morir»: el duro relato de una mujer atacada por un dogo en Mendoza
Explicaciones posibles
Es cierto que el crecimiento de este problema no se explica solo por una mayor cantidad de perros, sino también por la obtención de más información. En el fenómeno también intervienen otros factores como el crecimiento de la tenencia irresponsable, el avance urbano sin planificación.
Uno de los datos que más alarma genera es este: si bien los adultos mayores de 25 años concentran la mayor cantidad absoluta de lesiones, los más afectados proporcionalmente son los niños. Entre los 5 y los 9 años se registró la tasa más elevada por cada 100.000 habitantes tanto en 2023 (81,2) como en 2024 (167,7). Le siguen los grupos de 10 a 14 años (73,9 y 145,2 respectivamente) y de 0 a 4 años (65,3 y 130,1).
En tres de cada cuatro hogares argentinos hay al menos una mascota y más del 60% son adoptadas
Obviamente, la vulnerabilidad infantil se explica por factores tales como su menor capacidad de defensa ante un ataque, proximidad física con los animales y la frecuente subestimación del riesgo por parte de adultos responsables. El resultado es una alta proporción de casos que requieren tratamientos prolongados, cirugías reconstructivas e incluso, aunque en contadas ocasiones, derivan en muertes.
En un país donde los vínculos entre humanos y mascotas crecen y se transforman, las mordeduras de perro dejaron de ser una rareza aislada para convertirse en un indicador más de las tensiones entre urbanización, convivencia y salud.
Gi