Tengo una amiga que cada vez que se encuentra ante un desafío emocional-afectivo mantiene conversaciones profundas con ChatGPT. Lo ha entrenado bien. Sabe que le da respuestas coherentes y realistas. Yo siempre he necesitado consultarlo con las amigas cuando me encuentro revuelta por dentro. Hay quien le pregunta a las cartas (no descarto acercarme a la astrología en un futuro) o llama a su madre o recurre a sus viejos diarios hasta darse cuenta de que está cayendo en la misma piedra otra vez.
A mí esta vez me dio –no sé muy bien por qué– por buscar en internet y -cómo no- ya existía una palabra en inglés para denominar lo que estaba ocurriendo en mi relación de pareja. Sí, había vuelto a caer en lo mismo: ‘mankeeping’; esto es, cómo las mujeres asumimos el cuidado emocional de nuestras parejas en tanto que ellos depositan en nosotras su bienestar sentimental (a veces absoluto). Me explico: hemos terminado siendo sus consejeras para los asuntos de trabajo, sus terapeutas, sus animadoras, las organizadoras de su vida social, su enlace familiar con el resto, las supervisoras de su dieta… ¡y todo ello sin remuneración alguna! ¡Y con una carga mental enorme! Queridas, ¿por qué?
¿Dónde están los nuevos hombres que saben organizar sus afectos y su vida social, laboral y familiar por sí mismos? Todavía no me he topado con ninguna relación en la que no haya terminado asumiendo este rol, toda esa carga mental. ¿Compensa, recibimos nosotras acaso el mismo trato preferente por su parte? ¿Nos cuidan como el sol que ilumina sus vidas (que es lo que somos)?
¿Por qué siempre nos toca a nosotras trabajar más, dar más? Supongo, que por eso muchas de nosotras no sólo apostamos por el ‘living apart together’, esto es, que cada uno viva en su casa y se las apañe como pueda, sino también por entregarnos a estar solas y disfrutar plenamente de nuestras relaciones sociales y de nosotras mismas, encargarnos solo de nuestro propio desarrollo personal.
Primero pensaba que todo esto tenía que ver con la generación, con la edad, con la educación recibida, con los palos que le había dado la vida a cada cual pero… Al final, siempre termino en el mismo punto al estar con un hombre durante un tiempo.
Y me sitúo ante dos cuestiones vitales estrella para mí: 1) la honestidad, ser capaz de mirarme en el espejo por las mañanas, y 2) «Dime, ¿qué piensas hacer con tu única, salvaje y preciosa vida?», la cita estrella de Mary Oliver. Trato de actuar consecuentemente con las respuestas que me doy y desde que sólo respondo ante ellas me va mucho mejor (mi consumo de fármacos se ha visto reducido ligeramente y mi estado psicológico está mucho más equilibrado). Así, una vez más me vuelvo a enfrentar a la disyuntiva: ¿‘mankeeping’ o «ser sola»?
*Escritora