Mbappé llegaba al Mundial de Clubes disparado. Era el único del Real Madrid, junto a Courtois y otros casos aislados, que podía darse el lujo de decir que estaba en plena forma después de una temporada para olvidar. La consecución de la Bota de Oro, tras una explosión goleadora en partidos como el Clásico, era suficiente argumento para pensar que el futuro del club blanco se construiría alrededor del francés. Todo ello, a pesar de que los proyectos con una estrella como centro no suelen salir bien. El caso de Mbappé en el PSG no fue una excepción.
Pérdida de musculatura tras la gastroenteritis
Antes del torneo, después del parón de selecciones, Mbappé contrajo un virus estomacal que incubó antes de viajar a EEUU. El trayecto lo agravó todo y cuando llegó a Miami su estado no mejoró. A pesar de los tratamientos dispensados, si situación se complicó de tal modo que terminó ingresado durante unas horas en un hospital de la ciudad. Hasta que consiguieron bajarle la fiebre. Perdió entre cuatro y cinco kilos, algo fácilmente perceptible en las imágenes difundidas por el club.
Hasta el miércoles 25 no consiguió volver a los entrenamientos, primero con carácter individual, y desde este fin de semana, integrado con el grupo con el objetivo de llegar al partido de cuartos del martes ante la Juventus (21:00 horas). Lo hará sin minutos en la fase de grupos, importantes para procesar el cambio acelerado que ha implementado Xabi Alonso en apenas 20 días que lleva al mando de un club al que quiere hacer reconocible a través de la pelota. La situación es opuesta a lo vivido con Ancelotti.
Será Mbappé el que tendrá que adaptarse a sus compañeros y no al revés, como parecía en el esbozo de un proyecto con el francés en el centro que no tendrá lugar. Porque Xabi Alonso ha marcado la pauta desde muy pronto: el que no atienda a las lecciones, acabará perdiendo los privilegios. Lógicamente, no se concibe un Real Madrid sin Mbappé, pero el francés vuelve a los tiempos de Luis Enrique. Pizarra y presión como formas de vida. A partir de ahí se construirá la identidad del club blanco. Se terminó el ‘laissez-faire’ de Ancelotti.
Vinicius por dentro para buscar más asociación
Xabi Alonso no va a cometer el error continuado del PSG que fue hacer un equipo alrededor del francés, que se fue quitando la competencia de otros egos como Messi o Neymar con el beneplácito de Al-Khelaifi, al que después traicionaría. Esta fórmula permitió a Mbappé engordar sus números individuales, pero no funcionó en momentos críticos, cuando solo ante el peligro, como le ha sucedido con Francia en ocasiones, no fue capaz de cargar con todo el peso que debe repartirse en una competición como una Champions o un Mundial.
En la ausencia de Mbappé, un jugador de la cantera, como Gonzalo García, ha dado una lección de entender a la perfección lo que quiere Xabi Alonso de un delantero. El máximo goleador del Castilla y de la Primera RFEF esta temporada supo entender la flexibilidad que pide el esquema del vasco, siendo un ‘9’ de referencia en ataque posicional, pero también teniendo la capacidad de asociarse por dentro con Vinicius. Siempre pidiendo desmarques y teniendo la inteligencia para ver a sus compañeros. Con dos goles y dos asistencias ha sido el mejor jugador blanco de la primera fase (2 goles y 2 asistencias).
La reaparición de Mbappé es uno de los grandes alicientes del Mundial de Clubes que iba a decidir el Balón de Oro y que por el momento no ha sumado en ninguna de las candidaturas. Se espera que Dembélé también pueda estar disponible para el cruce de octavos contra Inter Miami. El jugador del Real Madrid ya sabe lo que le espera con Xabi Alonso. Primero, intensidad en la presión si no quiere ser apercibido, como le ha pasado a Vinicius en estos dos partidos. Y después, sinergias con el brasileño, quien, por dentro, resurgió frente al RB Salzburgo después de ahogarse en regates estériles ante Pachuca y Al Hilal.