El mundo del trap argentino se despide de un nombre emblemático: Rusherking ya no existe más. Así lo anunció el propio artista, quien confirmó que desde ahora su nombre artístico será Rusher, una decisión que marca un quiebre en su carrera profesional y en su vida personal.
El cambio, lejos de ser superficial, responde a un proceso de maduración que viene gestando hace tiempo. “No es por nada, pero siento que ‘Rusherking’ me lo puse en 2015 cuando arrancaba en las competencias de freestyle. Era un nene» dijo el cantante.
«De repente pasé de jugar al Counter Strike a competir en batallas, me puse Rusherking y quedó ese nombre”, explicó el músico en una entrevista con Los 40. La frase resume el espíritu de esta transformación: dejar atrás al chico que se formó en las batallas de plaza para dar paso al hombre que lidera escenarios y listas de éxitos.
Con una carrera meteórica, el santiagueño fue parte de colectivos como Los De La Casa y Los Del Espacio, trabajando junto a grandes como Duki, Emilia Mernes, Tiago PZK y María Becerra. Sin embargo, Rusher siente que el apodo que lo hizo famoso ya no lo representa del todo.
“No reniego de mi pasado porque forma parte de mi presente, pero me gustaría que sea Rusher solamente ahora. Siento como que el ‘king’ es una parte de mí del pasado y quiero que Rusher sea como mi futuro”, aseguró muy contundente.
Este nuevo comienzo no solo se limita a su faceta artística. En lo personal, Rusher también atraviesa una etapa más estable. Luego de romances mediáticos —como el que vivió con Eugenia “la China” Suárez y la polémica separación de María Becerra—, el artista encontró una especie de paz emocional junto a Ángela Torres, su actual pareja.
Tras una crisis y posterior reconciliación, la pareja disfrutó de unas vacaciones románticas en París, dejando en claro que apuestan al amor y a una vida más tranquila, lejos del ruido mediático. Detrás de este cambio de nombre se esconde una intención clara: reinventarse, madurar y mirar al futuro con nuevos ojos.
Este cambio de nombre no solo marca un nuevo rumbo artístico, sino también una declaración de principios: Rusher quiere crecer, evolucionar y mostrar una versión más genuina de sí mismo. En una industria donde las etiquetas pesan, él elige soltar una parte de su historia para abrirse a lo que viene.
Ya sin la carga del “king”, Rusher se posiciona como un artista que quiere crecer sin renegar de sus raíces, pero con una identidad más auténtica y alineada con el presente que vive. ¿Será este giro el puntapié de una nueva etapa musical aún más exitosa? Todo indica que sí.