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Con el dólar estable, la brecha cambiaria promedia el 20%: ¿hay margen para que siga bajando?

El dólar blue se perfila a cerrar el año por debajo de los $ 1.000, lo que lleva la brecha con el dólar oficial a 23%. Con la cotización actual de $ 995 el informal toma distancia de los $ 1.200 que tocó en medio del proceso electoral y que llevó la brecha a 214%.

En este reducción marcada de la brecha confluyeron la devaluación, que llevó al tipo de cambio mayorista de $ 365 a $ 804, y la baja de los dólares alternativos, que tras el salto del tipo de cambio se fueron acomodando.

Hoy el blue cotiza a $ 995, mientras el contado con liqui cede a $ 898 y el MEP llega a $ 933, lo que ubica la brecha en 11% y 16%, respectivamente.

De este modo, el sinceramiento del dólar oficial produjo un achicamiento de la brecha cambiaria a niveles menores al 20%, comparables con los de diciembre 2019.

Para GMA Capital hay dos razones centrales que explican esta calma cambiaria: la confianza en la nueva gestión y los flujos de divisas. «Hasta el momento, el Gobierno no cometió errores no forzados, y siempre habló e hizo lo que al mercado y al FMI les gusta. Además, los portafolios de empresas locales ya estaban sumamente dolarizados antes del 10 de diciembre, una tendencia se estaría revirtiendo a medida que la inflación incrementa los costos operativos y obliga a buscar pesos».

A esto se agrega la estacionalidad de la demanda de dinero. «El pago de aguinaldos, las Fiestas y el inicio de la temporada de vacaciones son drivers para que empresas e individuos deseen voluntariamente quedarse con más pesos (saldos reales) transaccionales que en cualquier otro momento del año».

Sin embargo, GMA advierte que «en enero y especialmente febrero, el boomerang de la demanda de pesos golpea en el sentido contrario sobre los precios de la economía y la cotización de la divisa».

Desde Ecolatina marcan que el llamativo nivel negativo de la tasa de interés en términos reales y la fuerte aceleración inflacionaria podría inducir una nueva caída en la demanda de dinero, donde los dólares financieros podrían recobrar cierto atractivo para el mercado. Por ende, «la estrategia del carry-trade en dólares será sostenible siempre y cuando los dólares financieros no se perciban como “baratos” en términos reales».

Este equilibrio precario podría quebrarse si l inflación se dispara más allá de los esperado. Si esto ocurre se producirá un atraso en la cotización real en el CCL-MEP y el mercado podría comenzar a considerarlos como una oportunidad de inversión. «Dicho riesgo no es para nada menor (estaría al menos hasta la llegada de la cosecha gruesa), dado que el comportamiento de los dólares alternativos es sumamente volátil y puede llegar a sobrerreaccionar, rompiendo así la estabilidad cambiaria-monetaria», apunta Ecolatina.

Una mayor demanda sobre los dólares financieros, ya sea por un salto inflacionario o por un derrumbe de la tasa en pesos, podría darle un nuevo impulso a la brecha cambiaria.

En esa línea, LCG marca que «habrá que ver cómo reaccionan los mercados a la política monetaria con sesgo expansivo que terminó definiendo el Banco Central con el recorte de tasas a colocaciones a plazo. Algo de ese desarme de depósitos podrá migrar a bienes (más inflación) o dólares libres (más brecha)«.

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