Ya se pudo intuir cuando el ‘speaker’ del Bernabéu anunció por megafonía, minutos antes del partido, quiénes iban a ser los once jugadores titulares del Real Madrid contra el Sevilla. Cuando llegó a Vinícius, se percibieron pitidos desde la grada. La duda razonable, dado el volumen de la locución, era si esos abucheos procedían de la grada visitante o de los habituales del estadio blanco.
Pocos minutos después, quedó constatado que el runrún de la afición del Real Madrid con quien el sábado ejercía como su capitán, dadas las bajas de Carvajal y Valverde, era real. Fue en un contragolpe en el que Vinícius se enredó con el balón, tratando de hacer la guerra por su cuenta hasta perderla ante Carmona (una lapa durante todo el partido), para desesperación de sus compañeros.
Entonces, el Bernabéu ya le pitó sin disimulo. Un anticipo de lo que iba a ocurrir en el minuto 83. Xabi Alonso ordenó a Gonzalo García que entrara por él. Vinícius observó su dorsal en la tablilla y Courtois se acercó al centro del campo a recoger su brazalete de capitán. Mientras eso sucedía, el Bernabéu le dedicó al brasileño la mayor pitada que se recuerda en muchísimo tiempo a uno de los suyos.
Xabi Alonso abraza a Vinícius tras su cambio contra el Sevilla. / Manu Fernandez / AP
Vinícius contesta en Instagram
Vinícius se retiró cabizbajo, con calma, dando algo de tiempo a que surgieran aplausos que mitigaran el tremendo abucheo que se estaba llevando. Xabi Alonso, a diferencia de otras veces, le esperaba en la banda para abrazarle, generoso el técnico, brindándole una muestra de apoyo que su futbolista tantas veces le negó a él.
El brasileño masticó en el banquillo su decepción, contemplando desde allí el 2-0 definitivo, con el que Mbappé consiguió el objetivo de igualar la marca de 59 goles en un año natural de su admirado Cristiano Ronaldo. No salió después a aplaudir a la afición y se marchó al vestuario. Allí, lo primero que hizo fue sustituir su foto de perfil de Instagram: de una con la camiseta del Real Madrid a otra vistiendo de amarillo Brasil. Ya que estaba, subió una publicación con unos enigmáticos tres puntos como acompañamiento.
Acababa de vivir un juicio público del que había salido trasquilado. El Bernabéu le mostró su hartazgo por su pobre nivel futbolístico de las últimas semanas, por su egoísmo sobre el terreno de juego, por sus risas en el banquillo de Talavera mientras el Madrid sufría para derribar a un Primera RFEF y por unas salidas de tono que el madridismo lleva tiempo tolerando a regañadientes.
14 partidos sin marcar
El cóctel estalló cuando Vinícius cumplió 14 partidos consecutivos sin ver puerta con la camiseta del Madrid. Su último tanto fue el 4 de octubre en el 3-1 frente al Villarreal, lo que quiere decir que cumplirá tres meses sin celebrar un gol, dado que el equipo blanco volverá a la actividad el 4 de enero contra el Betis, de nuevo en el Bernabéu.
«La afición es soberana y libre de expresar su opinión», reaccionó Xabi Alonso, que tuvo en bandeja la oportunidad de defender en público a su futbolista y no lo hizo. Eligió ponerse de perfil con el futbolista que más le ha saboteado en estos meses como entrenador del Real Madrid, por mucho que ahora hayan enterrado el hacha de guerra.
Vinícius, durante el Real Madrid-Sevilla. / AFP7 vía Europa Press
El problema de su (no) renovación
«Nos hemos despedido y no hemos hablado de eso», añadió el tolosarra sobre un futbolista que se fue del campo con un solo remate, tibio, sin colocar un solo centro y perdiendo siete balones. Un nuevo partido decepcionante de Vinícius, en definitiva, mientras un renacido Rodrygo aprovechaba su sustitución para provocar un penalti arrancando desde la banda izquierda.
En el cambio, la realización televisiva enfocó al palco, donde Florentino Pérez torcía ligeramente el gesto, consciente de que el problema Vinícius empieza a desbordarse. Desafía públicamente a su entrenador, da largas a su renovación (acaba en contrato en 2027) y ahora la afición le muestra su hartazgo. Un problema más para el Madrid. Por si tenía pocos.
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