A los Pecos les pasó como a los Beatles, que salían a tocar y les costaba escucharse, dado el tremendo griterío que rebotaba desde las gradas. “Hasta que no nos íbamos, no paraban de gritar, y lo que a nosotros nos gustaba era que nos escucharan, pero, bueno, lo teníamos aprendido y lo sacábamos para adelante”, recuerda Pedro Herrero, que, al igual que su hermano mayor, Javi, vive su gira de este año de un modo más sereno. “Ahora disfrutamos los conciertos mucho más”.
Su regreso con esta gira ‘Dos voces y una historia’ ha sido una sorpresa por la buena acogida popular, también en Barcelona, donde a su cita de este domingo en el Palau Sant Jordi, con formato de medio aforo y entradas agotadas desde hace meses, se le sumó otra, para el 28 de diciembre en el mismo local, con la que cerrarán el periplo. “Son dos horas con canciones de todos los discos que hemos grabado y en las que disfrutamos tanto nosotros como el público”, resume Pedro. Un repertorio que se remonta al álbum ‘Concierto para adolescentes’ (1978), que precipitó un huracanado fenómeno fan. “Chicas, sobre todo, sí, pero también había chicos. Escondidos, pero ahí estaban”, delata Javi Herrero. “Hay que tener en cuenta que, en aquella época, decir ante tus amigos que te gustaban los Pecos, o Camilo (Sesto), era un sacrilegio”.
Versos desesperados
Ambos discuten la idea de que Pecos fuera un producto teledirigido desde una gran compañía (CBS, futura Sony Music). “Contábamos en las canciones lo que nos pasaba a esa edad, y ellos no nos decían ‘tenéis que ir por aquí’ o ‘vestíos de tal forma’. Hemos sido bastante libres, para bien o para mal”, señala Javi. Ahí estaban esas letras tórridas, con mucho drama ‘teenager’. “¡Es que yo soy muy dramático!”, confirma Pedro, compositor del dúo. Ellos tenían 16 y 17 años cuando lanzaron temas como ‘Acordes’, con toda su literatura desesperada: “Yo me dormía y al rato moría por estar ausente de ti / Al día siguiente nacía y luchaba por sobrevivir”, decía el arrebatado estribillo. “La adolescencia es una época en la que vives todo muy intensamente. Imagino que eso le pasaba al 99% de la gente de nuestra edad”.
Los buenos materiales no les faltaron: Juan Pardo produjo sus primeros cinco álbumes y los llevó a grabar a Londres, a enclaves como los Air Studios, creados por el que fuera productor de los Beatles, George Martin. Puede asombrar ver en los créditos de sus discos a músicos como Don Airey (teclista de Rainbow y Deep Purple), Bill Shepherd (arreglista de los Bee Gees) o Mark ‘Flood’ Ellis (productor e ingeniero que trabajaría con U2, Depeche Mode y otros muchos grandes). “El equipo de Juan Pardo estaba ahí, músicos y arreglistas, creo que desde los días de Juan y Junior”, apunta Pedro Herrero. “Era un plantel de gente muy interesante y del que aprendimos muchísimo”.
Tres conciertos al día
Hay que decir que se lo trabajaron: dobles sesiones de conciertos a porrillo, e incluso tripletes más de una vez. “Había días que cantábamos por la mañana, por la tarde y por la noche. Teníamos 16, 18 años, y podíamos con todo”, deja claro Pedro. Llegaron a dar 180 conciertos en cuatro meses, aunque los números parezcan impracticables. ¿Explotación? “Yo me siento muy afortunado. He hecho todo lo que me ha dado la gana desde que empecé en el mundo de la música, con rachas buenas y malas, pero pudiendo vivir de lo que me gusta”.
En medio de aquella vorágine, el 13 de abril de 1980, la tragedia, cuando una fan de 15 años, Marta Tormo, falleció por asfixia, en una avalancha de público producida durante un festival organizado por ‘Los 40 Principales’ en el ya desaparecido parque de atracciones de Montjuïc, donde Pecos eran el gran reclamo. “No fue un concierto nuestro, íbamos de invitados junto a otros artistas”, hace notar Pedro. “Lo vivimos con muchísima tristeza e impotencia”, añade Javi. “No entendimos los titulares de algunos periódicos: ‘Pecos asesinos’ o ‘Pecos matan’, y cosas así. Fue muy jodido”.
Pecos siguieron su curso, aunque poco a poco espaciando más sus lanzamientos y giras. Ahora regresan tras una década en el congelador. “Debes aparecer cuando tienes algo que contar. Si no, preferimos estar callados”, explica Pedro. Con esta gira dan alimento a “una generación, de 45 años a 60 y tantos, a la que le gusta recordar y evocar su vida de cuando eran más jóvenes”. Él sufrió un infarto hace seis años, cuenta. Para el año que viene planean “seguir dando algunos conciertos, y en 2027, también”, y luego verán si se sienten “demasiado mayores”. Bueno, ahí está Raphael, con dos décadas más a cuestas que ellos. “¡Ahí no me verás a mí!”, exclama Pedro, “¡Te aseguro que no!”.
Suscríbete para seguir leyendo
