Por estas fechas ya empezamos a ver cómo caen compañeros en el trabajo, niños en el colegio e incluso más gente andando por la calle con mascarillas. Es lo de todos los años: llega el frío, pero no del todo, y el cuerpo se despista. Según explica el doctor Antonio Escribano, profesor de fisiología y especialista en endocrinología y nutrición, el otoño es el “caldo de cultivo ideal para el aumento de las enfermedades respiratorias”. Lo dijo en una entrevista para el programa ‘Salud al día’ donde repasaba su particular “botiquín natural” para afrontar los resfriados, la gripe y el dolor de cabeza típicos de la temporada.
El vaivén de temperaturas, el enemigo invisible
Escribano lo resume con claridad: “Salimos por la mañana con tres grados pero tenemos 27 al mediodía”. Ese contraste, dice, nos hace “salir abrigados, tener calor, quitarnos cosas… y enfriarnos” y ahí es donde los virus “empiezan a atacarnos”. No es tanto el frío en sí, sino el ir y venir térmico lo que debilita las defensas y abre la puerta al catarro.
Por eso insiste en que la prevención empieza antes de enfermar: “Hay que haberlo previsto antes. Si no nos hemos resfriado, prevenirlo con vitamina C; y si ya ha llegado, aguantar el chaparrón”.
Frutas, líquidos y descanso
El médico cordobés recomienda una alimentación rica en vitamina C, especialmente a través de las frutas: “Empezar la mañana con fruta, continuar la mañana con fruta y tener a mediodía la cuota de frutas prácticamente pagada”. Tres piezas al día bastan y entre sus favoritas nombra limones, plátanos, fresas y kiwi, aunque recuerda que lo importante es ir “metiendo lo que vaya apareciendo conforme a la temporada”.
Para los que ya están resfriados, sugiere no obsesionarse con suplementos: “No hay que tomarse tres pastillas de un comprimido al día pensando que es un tratamiento”. Lo que sí ayuda, dice, es hidratarse bien: “Muchos líquidos, sopas, y abrigarnos”.
La miel y otros clásicos del invierno
Sobre la tradicional mezcla de leche caliente con miel, Escribano es tajante: “Es agradable, apetitoso, pero no tiene ningún tratamiento”. Lo mismo ocurre con la propia miel que según él está “muy sobrevalorada”: “La miel es para las abejas; tiene azúcar, muy bien, pero ya está”. Ni la jalea real ni el propóleo, añade, son el remedio mágico que muchos creen.
Aun así no todo son malas noticias para los remedios naturales. El ajo y la cebolla reciben mejor nota. “La cebolla es expectorante y parece tener cierto efecto anticancerígeno, igual que el ajo” explicaba. Aunque reconoce que hay gente a la que le sientan mal, el ajo (incluso en polvo o en perlas) es un alimento “hipotensor natural y dinamizador de la estructura circulatoria”.