Los videos registrados en plena montaña muestran el trabajo cuerpo a cuerpo contra el fuego en el Parque Nacional Quebrada del Condorito, donde el sector oeste continúa con actividad y mantiene en vilo a toda la región.
En una de las secuencias, los bomberos del ETAC avanzan sobre una ladera empinada, cortando y retirando caraguatás o yuaguaras, plantas típicas de la sierra cordobesa que se transforman en un peligro silencioso durante los incendios.
Estas especies pertenecen a la familia de las bromeliáceas y crecen entre las rocas, formando matas compactas con hojas largas, duras y espinosas. En época seca, las caraguatás acumulan fibras y resinas que las vuelven altamente inflamables: una vez encendidas, arden desde adentro como brasas vivas, y pueden mantener el fuego durante horas incluso después de que el frente principal haya pasado.
Por su estructura densa y el material fibroso que contienen, las plantas se prenden como antorchas naturales y caen encendidas cerro abajo, generando focos secundarios difíciles de controlar. Por eso, los bomberos deben cortarlas y retirarlas manualmente, muchas veces asegurados con sogas o trabajando sobre pendientes inestables, para impedir que sigan alimentando el fuego.
Otro de los registros muestra el momento más tenso: dos brigadistas sostienen una manguera en pleno cerro, rodeados de humo y viento, mientras intentan frenar las llamas que se reavivan entre la vegetación. La imagen, filmada por un compañero, refleja el agotamiento físico y la entrega humana detrás de cada metro ganado al fuego.
El operativo continúa con apoyo aéreo de seis aviones hidrantes —cuatro de la Provincia y dos del Sistema Nacional de Manejo del Fuego— y tres helicópteros, además del personal helitransportado que trabaja en zonas de difícil acceso. La vegetación seca y el relieve escarpado complican cada avance, obligando a una estrategia mixta entre tierra y aire.
Los sectores este y norte del incendio permanecen contenidos, mientras que en el sur persisten puntos calientes bajo vigilancia. El riesgo de incendios sigue siendo extremo, con vientos intensos y baja humedad que elevan la probabilidad de reinicios.
Las imágenes permiten ver lo que no se alcanza desde lejos: el combate directo contra el fuego, la inteligencia táctica detrás de cada maniobra, y el riesgo constante de una vegetación que se convierte en combustible vivo en el corazón de la montaña.