La imagen fue impactante: el jefe del bloque del PRO, Cristian Ritondo, giró su silla y miró hacia arriba a su compañera Silvia Lospennato, enfurecido. La legisladora venía de votar en contra de los vetos del gobierno nacional y, junto con otros, se había desmarcado de su bancada. Pero solo ella tomó el micrófono para hacer gala de su voto en disidencia: expuso la fractura. Ritondo se sacó en pleno recinto.
La historia completa de ese enojo lleva años, pero, en particular, fue apenas un botón de muestra de la feroz interna que sufre el bloque amarillo. Esta particular historia comenzó puntualmente el martes a las 18 en la habitual reunión de la bancada en un salón del Anexo de Diputados que sirve especialmente para estos encuentros.
La reunión arrancó con la secretaria parlamentaria, Silvana Giudici, quien planteó: “La decisión del bloque es acompañar al Gobierno. Esta semana hubo un clima golpista, destituyente; no nos queda otra que acompañar al Gobierno”. Se trataba la ratificación, o no, de los vetos a la emergencia pediátrica (Garrahan) y el financiamiento de las universidades. La previa a la derrota del oficialismo.
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Rápidamente Lospennato recogió el guante, ya visiblemente ofuscada.
—A mí no me van a decir golpista. Ustedes tienen que aprender que cuando un presidente veta una ley, y un diputado insiste con esa ley, no es golpista, sino la letra de la Constitución.
Al escuchar eso, Ritondo se ofuscó más aún:
—Silvia, hace dos años que venía igual. Le votaste todo al Gobierno y ahora es todo una mierda. Te voy a decir algo: vos todavía sos diputada por la Provincia y yo soy el presidente del partido en la Provincia, e hicimos una alianza con La Libertad Avanza.
—A mí no me vas a decir lo que tengo que hacer.
—Hacé una cosa, andá a la Ciudad y en la Legislatura hacé lo que quieras.
El jefe del bloque hizo referencia a que, en rigor, Lospennato fue electa legisladora porteña desde diciembre de este año y que, si bien hay dudas sobre qué hará, debería asumir su nueva banca.
En ese momento, Fernando Iglesias apoyó la idea de un “clima destituyente” por parte de la oposición. Pero lo cruzó la santafesina Germana Figueroa Casa: “¿Y no vamos a hablar de los audios de Spagnuolo?”. A ella se sumó otro santafesino, José Núñez, quien explicó que iba a “votar contra el Gobierno” con un argumento lejos de las leyes que se trataban: sostuvo que Romina Diez, la diputada y armadora santafesina de LLA, “nos maltrató”.
María Eugenia Vidal, quien llegó un poco más tarde al encuentro, intentó poner paños fríos. Pero Giudici le recordó a Lospennato que en las votaciones sobre esos temas se ausentó y se abstuvo.
Al otro día en la sesión, Lospennato pidió la palabra para hablar de su voto en disidencia. Venía de escuchar a Alejandro Finocchiaro, quien pidió una interrupción a otro orador, ya que estaba por terminar el debate, habló del Parlamento inglés, donde se dividen ideológicamente en el recinto, sin mencionar a nadie. Y luego escuchó también a Giudici, quien insistió con el clima destituyente.
“Los que votan a favor, que canten la marchita”, la chicaneó Iglesias. Lospennato arrancó: “Sos un provocador; ojalá la gente te lo haga ver en la calle”. Ritondo no aguantó, dio vuelta su silla y le gritó: “Me tenés harto”. Minutos más tarde, más calmo, les dijo a sus íntimos: “Dice una cosa y hace otra todo el tiempo”.
Con todo, la tensión interna de parte del bloque con Lospennato no es nueva. Los que llevan más años en la bancada recuerdan cuando en 2019 logró quedarse con un Vento gris de Diputados con chofer incluido.
Otros le siguen recordando su paso, efímero, por las huestes de Horacio Rodríguez Larreta en 2022 y 2023, lo que le aseguró la banca que ocupa hoy. Ahora el exjefe de Gobierno la desprecia en privado y, cerca de él, esperan que se crucen en la Legislatura porteña para que cada sesión quede expuesta.
Pero particularmente Ritondo tiene presente cuando a comienzos de 2024 pasó meses escondida en la oficina privada de Martín Menem para darle clases sobre el reglamento interno de la Cámara baja.