Por primera vez en Latinoamérica, un centro de entrenamiento exclusivo para robots humanoides funcionará en Córdoba. La iniciativa es impulsada por Robots for Humanity, una empresa creada por el ingeniero Alejandro Parise, que tiene como core business entrenar e instalar estos equipos en entornos industriales.
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La apertura oficial será el 15 de octubre dentro de Ciudad Empresaria y marca un hito para la región: «Argentina es uno de los primeros países en implementar robots humanoides en la industria, y este centro nos permite entrenarlos en escenarios controlados de logística, manufactura y automotrices antes de llevarlos al cliente», explicó Parise.
La compañía trabaja bajo un esquema similar al «Software as a Service», denominado «Robot as a Service (RAS)», que permite a las empresas contratar un robot como si fuera un recurso humano externo.
Un robot humanoide cuesta alrededor de US$100.000, dependiendo el modelo y la aplicación. Desde Robots for Humanity también ofrecen la posibilidad de alquiler por servicio, pensado para empresas que prefieren pagar por uso y no por propiedad del equipo. En esta estrategia, la firma cordobesa colabora con la firma local Big Dipper, que importa robots desde China.
Cómo se entrena un robot humanoide
El proceso completo de entrenamiento de un robot humanoide dura entre diez días y tres meses, e incluye varias etapas que combinan simulación digital con práctica física. Primero se realiza un relevamiento en la empresa para identificar los puestos que requieren automatización, generalmente aquellos que implican tareas repetitivas o de esfuerzo físico.
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Luego se genera un gemelo digital del entorno laboral en un software 3D como Nvidia Omniverse, lo que permite entrenar al robot en un espacio virtual simulado. Una vez adquirido ese conocimiento, el aprendizaje se transfiere al robot, que practica en escenarios físicos dentro del centro de entrenamiento.
Finalmente, cuando ya está preparado para ejecutar la tarea, el robot se instala en la planta del cliente y se incorpora al puesto real de trabajo. «Estos entornos virtuales replican con precisión los espacios industriales, permitiendo simular, entrenar y optimizar el desempeño de los robots antes de su implementación física. De esta manera, reducimos errores, minimizamos tiempos de inactividad y aseguramos una integración sin fricciones en la infraestructura existente», detalló.
«Una vez que el robot aprende, esa programación puede replicarse en otros equipos que hagan la misma tarea, acelerando el proceso», explicó Parise y agregó: «la demanda responde a un problema estructural: ‘Hay muchos puestos que las empresas no logran cubrir con personas, y ahí entran los robots'».
«Imaginamos un futuro donde la tecnología amplifique el potencial humano en lugar de reemplazarlo. Un mundo donde el trabajo manual peligroso y extenuante sea opcional, y las industrias operen con mayor seguridad y eficiencia gracias a la automatización inteligente», concluyó.