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El misterio de los fantasmitas que habitan en algunos comercios de Carlos Paz

Desde la Redacción de El Diario de Carlos Paz

Cuando las luces de las vidrieras se apagan y se disuelven en la noche, el centro de la ciudad debería entregarse al silencio. Sin embargo, en un radio de apenas dos kilómetros, algo parece resistirse al descanso. Una serie de fenómenos inexplicables, reportados con una consistencia alarmante por comerciantes, personal de limpieza y guardias de seguridad de grandes superficies comerciales y edificios, está tejiendo una trama de misterio que desafía la lógica y perturba la calma serrana.

Las pruebas, según los testimonios recogidos por este medio, son tan elocuentes como desconcertantes. En los patios de comida de varios complejos comerciales, el personal de limpieza asegura dejar las mesas impecables y recogidas al final de la jornada. No obstante, a la mañana siguiente, no es inusual encontrar una o dos de esas mismas mesas perfectamente servidas, con sillas corridas, como si un comensal invisible hubiera esperado en vano durante la madrugada, o en otras, como si hubieran comido con platos sucios y migas de pan en el suelo.

La inquietud escala en los gimnasios. Se han reportado estruendos violentos en plena noche, para descubrir al día siguiente pesas de gran calibre en el suelo, a metros de sus estantes, habiendo provocado incluso la rotura de baldosas. Todo esto, en salones cerrados bajo llave, sin signos de ingreso forzado. En otros puntos, los relatos apuntan a ruidos de pasos en pisos clausurados, o el sonido de duchas que se abren solas en los vestuarios cuando el edificio está completamente vacío.

El fenómeno no se limita a los espacios comerciales. El misterio se extiende a edificios de departamentos donde, según se ha podido saber, algunas unidades son consideradas prácticamente inhabitables. Sus efímeros inquilinos reportan una “elocuente presencia” de seres invisibles que hace imposible la convivencia.

Para resguardar su identidad y la de los locales y edificios involucrados, las múltiples fuentes consultadas han solicitado un estricto anonimato, temerosas del pánico o de una curiosidad indeseada. Sin embargo, sus testimonios son coincidentes y detallados. “No es algo que nos contaron, es algo que vivimos. Ves con tus propios ojos una silla fuera de lugar, escuchas un golpe donde no hay nadie. Al principio buscas una explicación lógica, una corriente de aire, un olvido. Después de un tiempo, te das cuenta de que no la hay”, confiesa un guardia de seguridad con más de una década de experiencia.

Consultadas fuentes que investigan estos sucesos de forma independiente, confirman la veracidad de los reportes. “Los fenómenos existen, de eso no hay duda”, afirma uno de ellos. La principal hipótesis que manejan se aleja de las clásicas historias de fantasmas. “No sabemos con certeza si son almas de seres que murieron en estos lugares y no se fueron, o de qué origen son. Hasta el momento, y para darles un nombre de trabajo, los llamamos ‘Pegajosos’”.

El término, tomado de la cultura popular de la película Los Cazafantasmas, tiene para ellos un significado preciso y perturbador. “Creemos que representan a seres que tienden a permanecer muy cerca de alguien o de un lugar para recibir apoyo emocional o protección. La teoría más fuerte es que podrían ser las energías de niños muy dependientes que murieron trágicamente, o que simplemente ‘se portan mal’ para llamar la atención, como lo harían con sus padres”, explica la fuente. Esta hipótesis daría un sentido a la naturaleza casi infantil y a veces traviesa de los fenómenos: mesas servidas como un juego, o pesas arrojadas como un berrinche.

Lo cierto es que, mientras las investigaciones continúan en la más absoluta reserva, el corazón de Villa Carlos Paz alberga un secreto a voces. En un área que no supera los dos kilómetros, la lógica cotidiana se ve desafiada por eventos que no tienen, por ahora, una explicación racional, y la noche en el centro de la villa guarda una actividad que va mucho más allá de lo visible.

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