En algún momento, todos los gobiernos se topan con el mismo obstáculo: la SIDE. Esa maquinaria estatal que debería prevenir conflictos y asistir en su resolución pasa a convertirse en una usina de problemas. La primera señal de que algo no anda bien es la filtración de información. Y en las últimas semanas, la Secretaría de Inteligencia no filtró: fue un colador.
La última gota fue un parte interno titulado “Hechos previstos 09JUL25”, un informe que circuló con membrete oficial, sin firma, y con la estética de un parte policial. El documento, según publicó Hugo Alconada Mon en el diario La Nación, fue redactado por el área que conduce Alejandro Cecati, un ex custodio de Mauricio Macri que hoy está al frente de la Agencia de Seguridad Nacional (ASN), una de las cuatro agencias que conforman la SIDE versión siglo XXI. Cecati responde a Sergio Neiffert, jefe formal del organismo, y es visto por sus pares como un apadrinado de Antonio “Jaime” Stiuso, el fantasma que todavía recorre los pasillos de la inteligencia nacional.
El informe no tenía datos clasificados ni revelaciones impactantes. Era, en apariencia, un rejunte de actividades públicas previstas para el 9 de julio: reuniones de políticos opositores, actos sindicales, movilizaciones sociales, sesiones legislativas. Lo habitual. Lo inquietante no era el qué sino el quién. Un informe así redactado por la SIDE de inmediato se vincula con inteligencia ilegal. El jubilado agente de la SIDE, Fernando Pocino, quien hoy despunta el vicio informativo desde la red social X, defendió el trabajo del organismo: “Los informes de situación, mapas de conflictividad, informes de hechos previstos o como se los denomine en la actualidad, derivan de la misión y funciones que la ley le ordena a la Secretaría”.
El informe mencionaba actividades de políticos opositores como el gobernador Axel Kicillof; el ex ministro de Economía, Sergio Massa; el diputado Máximo Kirchner, la CGT, la CTA y otros sindicatos, incluso colectivos de discapacidad. No hay ni una sola mención a figuras oficialistas. Ni rastros de Karina Milei o Sebastián Pareja, que justo por esos días negociaban alianzas con el PRO. Un punto cuestionable es que el documento parecía más una ficha de opositores que un monitoreo de hechos de actualidad.
La Ley de Inteligencia Nacional es clara: prohíbe producir información sobre personas por su militancia, ideología o pertenencia a agrupaciones políticas o sindicales. El parte enumeraba estrategias electorales, reclamos gremiales y protestas ciudadanas como si fueran amenazas latentes, dignas de ser mapeadas por espías.
Uno de los datos que más ruido hizo fue la mención a una reunión privada entre Facundo Manes y Néstor Grindetti en el domicilio del primero. Ese dato ya había sido publicado por Página/12 unas horas antes. ¿Entonces qué hizo la SIDE? ¿Espionaje o curaduría de medios? Manes, ante la duda, denunció la situación en los juzgados federales de Comodoro Py.
En la SIDE, de manera informal, lo definieron como un “resumen de prensa”. Otros conocedores dijeron que, para ser un informe de inteligencia, le falta una codificación que se usa en ese tipo de papers que es una marca de agua gigante, a veces de color roja, que le da trazabilidad al documento ante posibles filtraciones. Neiffert, el jefe máximo, no habló. Diego Kravetz, el subsecretario de Inteligencia, tampoco. Mucho menos Santiago Caputo, que no habla. Karina Milei no se mete en esos temas, está con la campaña. La filtración dejó en evidencia que la inteligencia estatal tiene fisuras que vienen asomando hace tiempo y cuando eso pasa es porque hay desgobierno en la cúpula. A veces las jefaturas formales son las reales. ¿Es Neiffert el verdadero jefe de la inteligencia? ¿Todos responden a él?
Business. El primer comentario respecto de Neiffert es que pasa bastante tiempo cuidando sus negocios, que son, cuanto menos, curiosos. No por el volumen -no es un magnate-, sino por la variedad. Un mapa de intereses que mezcla ladrillos, tortas, cartelería, golf, limpieza y hasta representación deportiva. En su declaración jurada figura como titular de una constructora llamada New Francos SA, una sociedad que comparte con su esposa, Silvina De Cenzo, pastelera profesional. De Cenzo es dueña de una confitería con nombre de influencer: Espíritu Dulce, ubicada sobre la Avenida del Libertador, en San Isidro. Pero su carrera gastronómica no se quedó en la vitrina de tortas: hoy estaría a cargo de la organización de las viandas que se venden en los edificios de la SIDE y en la Escuela Nacional de Inteligencia. Los futuros agentes que hacen cursos en ese edificio de Retiro la llaman “la chef”.
El historial societario de Neiffert también lo vincula al ex intendente de Malvinas Argentinas, Jesús Cariglino. En 2008 fundaron juntos una empresa llamada New Consuld, dedicada a la representación de deportistas. El dato figura en el Boletín Oficial, aunque el emprendimiento parece no haber prosperado más allá del sello. No es lo único: en el INPI, Neiffert también tiene registradas dos marcas propias. Una es GolfIntercolegial -así, todo junto y sin respiro- y la otra Expozonanorte, también con nombre de feria escolar.
Sin embargo, si hay un negocio que le interesa especialmente es el de la cartelería en la vía pública. Su empresa se llama Carteles Ya, con dominio web propio: www.cartelesya.com. El sitio está registrado a su nombre, y el teléfono de contacto que aparece en la página figura a nombre de su esposa. Es una de esas compañías que se mueven en el universo de los carteles viales, las impresiones de gran formato y el “branding urbano”, compitiendo con grandes de la industria como Wall Street de Enrique “Pepe” Albistur. Se ofrecen servicios para empresas, gobiernos y particulares. No parece incompatible con su función actual, aunque tampoco es el tipo de emprendimiento que uno espera de un jefe de inteligencia.
Junior. En el rubro de empresas familiares, aparece otro Neiffert: Lautaro, el hijo, que hoy oficia como secretario privado de su padre. El 7 de febrero de 2024 fundó una firma llamada Segur & Protección SRL, orientada a la seguridad y la limpieza. Un emprendimiento que apuntaba a meterse en el jugoso mercado de los contratos tercerizados, pero que no llegó a despegar. Cuatro meses después, Sergio padre fue convocado al frente de la SIDE y el plan quedó congelado. Lautaro, en lugar de gestionar alarmas y servicios de higiene, se metió de lleno en el organigrama estatal. Hoy es su sombra: lo acompaña a todas partes, desde las oficinas de Casa Rosada hasta las visitas internacionales. En mayo de 2024, por ejemplo, viajó con él a la sede de la CIA, en Langley, Virginia, en una gira que tuvo más protocolo que contenido. Allí también asistió Santiago Caputo, como jefe de Neiffert.
La inteligencia estatal, que debería anticipar conflictos, hoy parece más enfocada en mapear opositores que en prevenir riesgos reales. El parte filtrado dejó al descubierto no solo malas prácticas, sino también una cúpula más preocupada por sus negocios paralelos que por custodiar secretos. Neiffert, con su pyme familiar de carteles y tortas, refleja el desorden de una estructura que opera sin control ni rumbo claro. Cuando la SIDE hace agua, el problema no es la filtración: es el Gobierno.